La muerte del excéntrico millonario puede servir para repasar su vida e identificar modelos a copiar, o descartar, a la hora de administrar dinero
Usó botas que superaron cuatro o cinco veces el salario mínimo, llevó relojes que valieron tanto como una vivienda y vistió remeras con piedras preciosas y brillantes. Ricardo Fort fue un monumento a la ostentación, creó un personaje que irrumpió en la televisión argentina hasta transformarse en una de las figuras mediáticas en boga, sin embargo supo conservar y aumentar el dinero heredado del emporio chocolatero Fel-Fort.
A los 45 años, víctima de una hemorragia gástrica masiva, falleció no sólo el famoso mediático sino también el cantante, productor y empresario. Con una fortuna valuada en 11.000.000 de pesos, según la revista Forbes, Fort dejó una serie de lecciones que pueden servir de ejemplo para cualquier persona. Más allá de las voces a favor o en contra que pudo despertar su accionar, es innegable que hasta último momento supo administrar su patrimonio. A continuación, descubra cómo.
Explotó su don
Si hay algo que pudo hacer Ricardo Fort fue explotar un nicho que había estado vacante en la televisión argentina. El millonario excéntrico y ostentoso tenía su representante en cada país, sin embargo, en el nuestro todavía no había surgido alguien que lo simbolice tan a la perfección. En su anhelo por la fama, creó un personaje que acaparó las pantallas argentinas y facturó en consecuencia. Sin embargo, el basar su vida en esta creencia, fue también lo que le causó gran parte de su sufrimiento posterior.
Otro caso parecido es también el de, por ejemplo, los jugadores de fútbol. Pasan su vida desarrollando una predisposición natural y ganan mucho dinero. Y aún así, no es una garantía para volverse rico, ya que las estadísticas indican que el 65% de los atletas profesionales están en la ruina cinco años después de que sus carreras bien remuneradas hayan terminado.
Ganar más de lo que se gasta
No hay que ser un experto financiero para saber que si gasta más de lo que entra en sus bolsillos estará en problemas. Si bien el millonario no reparaba en gastos, era también porque sabía que ganaría aún más. Si en una noche con sus amigos llegaba a gastar 4.000 dólares, imagínese lo que facturaba para financiarlo. Según la revista Forbes, los ingresos anuales de la fábrica de chocolates rondan los 35 millones de dólares.
¿Y trabajando duro?
Si bien lo más probable es que si se trabaja duramente, se conseguirá ganar más dinero, a las personas trabajadoras por lo regular se les dificulta disfrutar de lo que facturan y de su vida en general. El trabajo arduo es lo único que conocen. No saben cómo gozar de lo que tanto trabajo les costó. Si hay algo de lo que Ricardo Fort es un fiel ejemplo, es de el hedonismo puro. Tuvo todo lo que se antojó y no se quedó con ganas de nada. Si bien fue porque tenía un patrimonio que le permitía complacer este tipo de caprichos, a veces, a las personas con un ingreso más ajustado también se les dificulta utilizar para su deleite aquello que han ganado.
fuente: Inversor Global