La educación es la industria pesada de un país, ya que fabrica ciudadanos. 7 millones de argentinos no terminan el secundario. La jornada completa se cumple en el 5,6% de las escuelas. De cada 100 egresados del nivel medio 75 pertenecen a escuelas privadas, de los cuales 25 concluyen una carrera universitaria, mientras sólo 4 egresados de la educación pública se gradúan. El ausentismo docente se estima en el 20%.
Por todo eso anda mal la educación. Argentina está en el fondo de la tabla de 65 países en la matemática, lengua y ciencia de sus estudiantes, los futuros dirigentes del país. El Programa de Evaluación Internacional (PISA), de la Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), es un instrumento de medición que se aplica para medir el aprendizaje de alumnos de 15 años en distintos países. En las pruebas 2012, 8 países sudamericanos quedaron en los últimos puestos. Eso genera repetidores seriales y desertores, crecimiento de la pobreza y brechas de desigualdad social. Los padres que pueden envían a sus hijos a colegios privados. Gravitan en esto las huelgas docentes por reclamos salariales. La ruptura del ritmo escolar y la pérdida de clases impiden la consolidación del aprendizaje y la motivación, que se resienten con la discontinuidad.
La inversión en educación ni las reformas generaron los avances esperados. Las culpas son compartidas entre autoridades, docentes, padres, la comunidad educativa, los alumnos, la sociedad: debemos asumirlo y tomar conciencia del fracaso.
Males en cadena. Los saqueos en Córdoba, Argentina, remiten a imágenes del mundo árabe, con adultos y chicos que enarbolan armas de fuego y palos. Los incidentes en el Congreso de la Nación recreaban la Intifada de los palestinos y su guerra de las piedras. En Córdoba, una huelga policial motivó la ausencia policial en las calles, y se vio qué tipo de ciudadanos fabrican los gobernantes. La furia habla de una violencia incubada y de la connivencia entre sectores policiales y narcos. Pero también del retroceso que evidenció el informe PISA. Muchos perdieron la noción de la responsabilidad social. Oscilan entre el delito, el oportunismo y el resentimiento. Mientras el gobierno habla de una década ganada, los comerciantes saqueados reconocieron en sus asaltantes a vecinos de trato frecuente. Primero aparece el delito, después, el oportunismo, el resentimiento y la necesidad.
Cuándo los débiles les ganan a los fuertes. Los Beatles no fueron fuera de serie por “Love me do” http://www.youtube.com/watch?v=Jbt8oH5Lxto, sino por su pasado previo en locales oscuros. El éxito de Bill Gates estuvo más que en su talento, por haber tropezado temprano con la computadora. El talento está, pero el éxito es tomar las oportunidades cuando llegan. Y según ley la de las 10.000 horas, en la práctica y el esfuerzo. La debilidad de origen puede convertirse en fortaleza. Eso vale tanto para David frente a Goliat como para Vietnam y los EEUU. La adversidad confiere una fuerza que se puede aprovechar. La resolución del conflicto fuerte-débil, precisa la legitimidad de las partes. El lado fuerte gana si persuade al débil de que su autoridad es legítima. Y la parte débil gana si demuestra que el comportamiento de la parte fuerte es ilegítimo.
Conclusión: en el conflicto asimétrico se gana más por la psicología que por la fuerza. Por el poder blando y no por el poder duro.
Bill Gates tuvo a su favor el número mágico para volverse muy bueno: 10 mil horas de práctica. La práctica hace al maestro. Bill fue a una escuela secundaria privada con una terminal de computadoras en un momento en el cual pocas tenían Internet. Su casa estaba cerca de la Universidad de Washington y así tuvo acceso a una más compleja. Cuando Harvard lo aburrió decidió retirarse sin obtener su título de ingeniero. Gates es brillante, pero los golpes de suerte lo ayudaron. Había otros chicos tan brillantes como él. Es el deber del Estado nivelarlos. Como dijo Pasteur el azar sólo favorece a las mentes preparadas.
Peor calidad educativa. Argentina ocupa el puesto 59 entre 65 naciones evaluadas. Los primeros son los países asiáticos y, los últimos, los de latinoamérica. A Shanghai (China) le sigue Singapur; Hong Kong (China); Taiwan, Corea del Sur, Macao (China) y Japón.
Los chicos asiáticos estudian más horas que los occidentales, condición básica del rendimiento. Su herencia cultural de trabajo duro deriva del cultivo de arroz. Según reza el proverbio chino: Nadie que se levanta antes del amanecer durante 360 días al año deja de hacer a su familia rica. En Occidente, las vacaciones son parte de la cultura. Se comprobó que los niños pobres aprenden más que sus pares ricos, pero sin ir a clase, decaen por falta de estímulos. Una escuela marginal del Bronx al aumentar el 60% las horas de clase mejoró tanto el rendimiento que el 80% ingresó a la universidad. El programa se extiende ahora a todo EE.UU.
Hacer de la educación una política de estado. La vanguardia de la economía mundial se basa en el conocimiento. Las mediciones relacionan el éxito con las políticas económico-sociales y la educación que se brinda ¿Pero que cuál está primero? Aun así sólo una pequeña proporción de estudiantes alcanza los niveles más altos. Esto revela que hay mucho que avanzar aun en los países mejor posicionados. Otra diferencia es la situación socioeconómica de las familias. Muchos alumnos afrontan el doble problema. Vienen de un medio desfavorable y asisten a escuelas sin recursos. La escuela debe tener la capacidad de romper esa profecía de la cuna. Entre los datos obtenidos está el grado de felicidad que sienten los adolescentes. Perú, el país con peor rendimiento, aparece tercero entre los más felices, mientras que Shanghai, se ubica en el lugar número 28.
Corea del Sur se paraliza ante un examen de ingreso a la universidad. El país se detiene para examinar a los que van a ser los dirigentes futuros del país. Hasta la bolsa de Seúl abre una hora más tarde para que nada perturbe a los estudiantes. Compañeros, amigos y familiares acuden a los centros de evaluación para estimularlos con pancartas. Muchos padres rezan en templos budistas. La cara negativa es la presión que se ejerce sobre los estudiantes que llegan al suicidio cuando reprueban sus exámenes. La educación es allí cuestión de vida o muerte.
Los niños y jóvenes argentinos interpretan que vale de poco trabajar, hacer méritos y ajustarse a la ley. En la edad de los principios, no maman los PRINCIPIOS. Con una escuela desarticulada y sin respuesta, no hay cultura del esfuerzo y no creen que sea importante ir a la escuela y estudiar. Antes, los padres reprendían a su hijo, ahora, culpan a la maestra. Tampoco hay docentes comprometidos, creativos, que amen su profesión, actualizados y bien pagos. Se necesitan padres que apoyen la tarea de aprender y a la escuela. Hay que exigir para lograr resultados. Sin proyecto ni valoración social, la escuela no puede exigir. También precisamos un estado moderno: «que sea parte de la solución y no parte del problema».
Si un país rico como Argentina fracasa conviene compararlo ¿Cómo hicieron otros para ser primeros? ¿Cómo hizo Argentina para estar entre los últimos? Y en economía: ¿Cómo hicieron los países sin recursos naturales para ser potencias ¿Cómo hizo la Argentina potencia de comienzos del siglo XX para convertirse en una fábrica de pobres? La primera pregunta la responde Finlandia. Hace 10 años cambió de rumbo haciendo de la educación su política de estado. Ahora para ser maestro hay que tener título universitario y para estudiar no hay que ser rico, todos tienen igualdad de oportunidades. La segunda respuesta la dio Japón. Destruido en la 2da guerra mundial estudió cómo se fabricaban los productos en el mundo, los mejoraban y reducían su costo. Transformaron una isla sin recursos en la factoría de productos elaborados más grande del mundo.
La cultura del ejemplo. Si todos progresan y aprenden a aprender, si un proyecto los guía, si eligen los mejores gobernantes, si la transparencia suplanta a la corrupción, se instala en la sociedad un círculo virtuoso de desarrollo con capital social. Desarrollo no es igual a crecimiento, no es lo que tenemos sino lo que hacemos con lo que tenemos. El problema de la disciplina escolar refleja un problema estructural. Argentina encabeza en el mundo los accidentes de tránsito, la corrupción y sistemas educativos que no funcionan. La anomia es la discrepancia entre normas, metas culturales y capacidades sociales. El director de la escuela debería imponer el respeto a las normas de convivencia. Pero si el director no cumple la autoridad nacional – en un estado de derecho- debe aplicar la ley, asegurar que el sistema funcione y evitar que los grupos apliquen la ley de la selva. Pero prefieren conservar un falso prestigio o devolver favores políticos. No aplican sanciones y si la norma no se cumple no tiene sentido.
El ciudadano percibe una sociedad insegura e ingobernable, donde la corrupción de la política y la violencia destruyen las instituciones. El costo del desorden, de la toma de escuelas, de edificios, rutas y calles rotas, etc. es la destrucción de la economía, la angustia del ciudadano común, el menoscabo de su salud física y mental, el deterioro de la infraestructura, del capital de las empresas y la pérdida de mercados externos.
No hay a quien reclamar si no hay Estado ni gobierno. Así es como se construye la anomia y el ciclo vicioso llega a la barbarie, a los grupos de autodefensa y a las guerras civiles. Mientras tanto el ciudadano común aplica la estrategia de “sálvese quien pueda”, se dedica a sus asuntos, ignora la realidad o la mira por TV. La historia muestra que cuando los procesos salen de su cauce, se gestan golpes de estado, y el nuevo gobierno aparece como salida ante la precariedad institucional. Aparece un nuevo gobierno que logra que se acepte -por gestión o imposición- la necesidad de construir nuevas reglas. Evitemos esa perspectiva fortaleciendo el papel del ciudadano y construyendo un proyecto de país a través del cual pensemos globalmente y actuemos localmente para crear un futuro compartido. Seamos pesimistas en el diagnóstico y optimistas en la acción.
Somos lo que somos por lo que leemos. Hoy más de la mitad de los alumnos argentinos está por debajo del “nivel 2”: no pueden reconocer la idea principal de un texto, ni realizar inferencias sencillas, ni hacer comparación o contrastes. No entienden lo que leen, ni tienen la mínima noción del significado del texto que enfrentan. Leer es la capacidad esencial para integrarse en el mercado laboral. No saben distinguir un hecho de una opinión, diferenciar los géneros de ficción de los referidos a la realidad, interpretar el propósito de los mensajes o comparar diferentes puntos de vista sobre un mismo tema. Esto abre preocupantes interrogantes acerca del futuro de la generación que hoy asiste a la escuela media.
Pareciera que, tras una década de debates apasionados, cargados de datos reales que en realidad eran ficciones disfrazadas de hechos, los argentinos –y especialmente los más jóvenes–elegimos “no comprender” lo que nos está pasando. Van la deriva jóvenes NINI que ni estudian ni trabajan. Son más de 900 mil de entre 16 y 24 años. Esa falta de pertenencia a algún sistema de contención colectiva los torna vulnerables a la droga y al delito, sin patrones culturales, de ética y moral. Se sienten con derecho natural al desorden y al robo. Se perdió la noción de orden y de autoridad.
Nada fracasa tanto como el éxito. Lo más relevante que muestra PISA 2012 es el creciente liderazgo de los países del Asia Pacífico, sobre todo los chinos. En el caso de lengua, ningún país de esa región estaba en 2009 entre los primeros, pero en 2012 el ranking lo encabeza Shanghai, seguido de Hong Kong, Singapur, Japón y Corea del Sur. En matemática ya había tres países del Oriente lejano entre los primeros cinco, pero ahora los siete primeros lo son: Shanghai, Singapur, Hong Kong, Taipei, Corea del Sur, Macao y Japón. Para complicar el análisis comparativo hay una decadencia de Finlandia en 2012, aunque todavía en posiciones de privilegio, después de haber disfrutado del liderazgo durante dos años.
Se perfila un más que interesante debate entre al menos tres modelos de organización de la educación. El tradicional, exigente y más verticalista del Extremo Oriente, pero basado también en mayor equidad social media, que pasa al primer lugar en los logros; el finlandés, centrado en la autonomía responsable y el prestigio de los maestros y las escuelas y, por último el que rige en Estados Unidos, de limitada vigencia efectiva, centrado en la decisión familiar-individual, en los incentivos y en la competencia.
Lo que no se mide no se puede mejorar. Hace 20 años Argentina estaba mejor que Brasil, hoy es una nación que atrasa. Ellos evalúan resultados, se superan e incentivan al docente. El examen de ingreso a la universidad es obligatorio. El programa IDEB hace bench marking, se compara con la excelencia, para alcanzar en 2022 el nivel de un país desarrollado. Aquí la ley 26.206/2006, prohíbe difundir resultados por escuela. El siglo XIX fue el de la escuela primaria; el XX de la secundaria y el XXI será el de la universidad. Mientras los chicos argentinos, sin examen de ingreso, a la universidad se dedican al viaje de egresados y a su vida nocturna, los brasileños se preparan el Examen Nacional. El viaje de egresados se prepara apenas se terminó un mal un año y todavía deben rendir materias. No tiene por qué viajar lejos del control de sus padres, para producir aturdimiento, ebriedad, desórdenes y destrozos. En la verdadera fiesta de egresados los alumnos presentan a sus familias, reciben sus diplomas, se despiden del colegio. En la sociedad del conocimiento prosperarán las naciones capaces de asegurar la calificación del capital humano que es más importante que sus recursos naturales. En las naciones que lideran, más del 40% de los jóvenes tienen títulos universitarios.
No tomar conciencia. Los resultados de la Argentina no sorprenden, porque pese a que caen sistemáticamente, tanto en la escuela primaria (pruebas de la Unesco) como en la secundaria (PISA), desde mediados de la década del 90, no se despertó la reacción de la dirigencia política. Hasta que la dirigencia no decida colocar a la educación en el primer plano de prioridades del país, será imposible cambiar este lamentable estado de cosas y la sociedad civil deberá ser la que se los exija. No es una utopía, como lo muestran los países que han experimentado sensibles mejoras.
Este es uno de los ejercicios de la prueba PISA. Los de lectura agregaron el párrafo de una novela con preguntas sobre el sentido de la obra.
Matemática: Subida al Monte Fuji. El Monte Fuji es un famoso volcán inactivo del Japón. La subida al Monte Fuji solo está abierta al público desde el 1 de julio hasta el 27 de agosto de cada año. Alrededor de unas 200.000 personas suben al Monte Fuji durante este periodo de tiempo. Como media, ¿alrededor de cuántas personas suben al Monte Fuji cada día? A. 340; B. 710; C. 3.400; D. 7.100; E. 7.400
Los alumnos, en la prueba de lectura, debían distinguir hechos de opiniones, diferenciar géneros de ficción de textos referidos a la realidad, interpretar los propósitos de diferentes mensajes. También tenían que ser capaces de comparar diferentes puntos de vista sobre un mismo tema.
Shanghai: las razones del éxito. Los estereotipos subrayan la dureza del sistema educativo chino, la fuerte presión para estar en lo alto, las pesadillas para pasar los exámenes o la rigidez de muchos padres para que sus hijos sean los mejores. En promedio, cada estudiante en Shanghai va a clase unas 28 horas a la semana y hace deberes 14 más. Su agenda está llena de clases de algún instrumento musical, de un par de idiomas, pero las actividades deportivas siguen siendo poco comunes. Los últimos resultados del informe PISA los avalan, pues sus estudiantes han obtenido los mejores resultados. Sin embargo, los resultados de Shanghai no son representativos de todo el país: sólo representa el 2% de la población, allí vive la élite del país y los profesores cobran el doble. En un país donde la mayoría tienen un solo hijo por imposición del Gobierno, la presión para que sean el orgullo familiar es grande. Si miramos la tradición cultural de la época de Confucio, tenemos una pieza clave de su aprendizaje, pero hoy los países con mejor educación tienen un desarrollo económico más rápido. Pero es difícil saber quién está antes, si el huevo o la gallina, porque los padres en esos países pueden invertir más en la educación de sus hijos.
Un baño de realidad. El ministro de educación argentino Alberto Sileoni escribió en su cuenta de Twitter: “No decimos que estamos en el paraíso, pero hemos reconstruido el sistema educativo y estamos construyendo un país distinto”. Los resultados reflejan otra cosa. Tres años después, en diciembre de 2010, al divulgarse los resultados de la ronda 2009, la reacción de Alberto Sileoni auguró: “Si nosotros persistimos en la inversión seguramente seguiremos mejorando”. Es claro que la predicción no se cumplió. ¿Cuál será la explicación oficial en esta ocasión?
Sileoni manifestó que: “No esperamos que modifiquen el cuestionario, sino que lean sus resultados atendiendo a las diferencias que tenemos con otros países. Da la sensación de que a veces se compara lo incomparable” ¿Comparar lo incomparable? O darse un baño de realidad. El costo de no admitir el estado de la educación supera al de negar la tasa de inflación o el valor del tipo de cambio. El futuro de nuestros hijos está en juego.
Pensar soluciones. Escolaridad desde los 3 años de edad, más horas de clase, carrera universitaria y jerarquización de la profesión docente, evaluaciones sistemáticas y un instituto de calidad educativa para diseñar políticas a largo plazo. La única manera de saber que algo se aprende es medirlo con una evaluación, lo que no se mide no se puede mejorar. No hay que sacar sólo la foto, hay que identificar las escuelas que tienen problemas. En Finlandia y en Ecuador se jerarquiza la carrera docente, deben ser los funcionarios mejores pagos. En Ecuador, para cursar la carrera docente, se deben obtener 800 puntos para ingresar en la universidad. La mayor autonomía en la gestión escolar mejora el desempeño y se deben premiar a las escuelas que mejoran sus resultados. Un director con formación en gestión, liderazgo y nuevas tecnologías cambia una escuela y conforma un ciclo virtuoso. Hace equipo con sus docentes y los estimula a trabajar en red. Comencemos por hacer una campaña de emergencia en las escuelas ubicadas en las zonas más desfavorecidas, darles los mejores maestros, la mejor infraestructura, la mejor tecnología y recursos. Una de las primeras medidas es mejorar la formación docente: en su contenido, en su motivación, en el manejo de situaciones disruptivas (como el bullying ) y en el vínculo con los padres.
La familia está dejando de ser la primera instancia socializadora del niño, ya que no se reconoce como autoridad y por esa razón la realidad social impacta en la situación educativa. El tiempo de clases es una cuestión clave: dos horas más de clase por día permitiría contar con 360 horas más por año sin modificar las 190 jornadas actuales.
El silencio de quienes manejan la educación argentina, no deja de sorprender. Es que los gobernadores no se manifiestan preocupados por los malos resultados, aunque manejan los presupuestos. Hay que premiar a las provincias que mejoren la educación Los gobernadores no se dieron por enterados de los resultados de PISA y el Gobierno nacional niega que haya un problema, y así es imposible mejorar la calidad, .Amplios consensos, políticas a largo plazo que trasciendan períodos gubernamentales y debates sobre los intereses corporativos son las razones por las cuales se considera valiosa la existencia de un Instituto de Calidad Educativa.
¿Dónde quedó el manual del usuario de la democracia? ¿Se podría vivir sin Internet? ¿Se podría vivir sin democracia? ¿Cómo sería no poder opinar o circular libremente? Parece que hubo siempre la posibilidad de darle «me gusta» a una idea política, o de decir lo que pienso. Pero eso tiene sólo 30 años. En la Argentina anterior a 1983 existía la ilusión de que, cuando llegara, esa ansiada forma de organización llamada democracia nos salvaría de todos los males. Hoy millones tienen Facebook, pero no red cloacal ni agua potable. Y el contrato social se sigue rompiendo una vez por año sobre los supermercados. Ya no delinquen por hambre, sino por hombría: para un «ni-ni», robar y subir las fotos del botín es ascender socialmente. Los valores se construyen de arriba hacia abajo: ¿cómo pedirle conducta ejemplar a quien saquea electrodomésticos, cuando la corrupción es la norma? 30 años después nadie duda que la democracia es la herramienta. Pero el manual de instrucciones se quedó en la caja.
Brasil: el problema es político. Su estancamiento estructural no es lo fundamental, es el desconcierto frente a una realidad que no controlan ni comprenden. Y eso los sorprende e inmoviliza. El resultado directo de la demanda china fue mejorar el crecimiento brasileño, volcándolo a la exportación de commodities. Al haberse desacelerado la demanda china, el estancamiento retornó. El capitalismo tiene una tendencia al estancamiento porque la tasa de retorno disminuye a medida que aumenta la formación de capital. Por eso, las etapas de desaceleración tienen un carácter endógeno, mientras que las fases de expansión responden a un factor exógeno de carácter político, cuyo impulso desata revoluciones tecnológicas y revierte la tendencia. El crecimiento capitalista en los países emergentes es un proceso acotado por saltos y oscilaciones. La política es la que desata la fase de expansión y posee por ello un carácter intensamente rupturista, es como una revolución, decía Schumpeter.
China es el único país del mundo emergente que ha logrado crecer 9,9% anual durante 32 años consecutivos. En el mundo ordenado de la lógica prevalecen los conceptos y la imaginación se subordina. Pero la imaginación es imprescindible para reinventar el futuro. Deng Xiaopong tuvo una visión. En 1978 terminó con la ideología. No importa si el gato es blanco o negro, dijo, si caza ratones es un buen gato. China creció. La revolución está en que la mente cautiva es ahora una mente capaz. Aunque la realidad sea la misma cambió la percepción capturando lo esencial. La mirada positiva ve la botella medio llena y no medio vacía. Así genera endorfinas, neurotransmisores del bienestar y del alto rendimiento.
El problema mayor de Brasil es la parálisis de su sistema político; y siendo Brasil uno de los 3 principales países emergentes hacia los que gira el eje de la acumulación– esta carencia adquiere un significado global. El punto crítico del sistema mundial son los frenos estructurales de los grandes países emergentes, que en orden son China, Brasil e India. Resolver este problema es abrir una etapa de expansión de largo plazo de la economía mundial, con características de Onda Larga, que son aquellas que duran 40/60 años en la historia del capitalismo. Es cuestión de aplicar la ley 80/20 de Pareto, descubrir el 20% de los factores vitales que generan el 80% de los resultados.
Las mentes del futuro. El aprendizaje memorístico no tiene en cuenta el verdadero aprendizaje que se basa en la comprensión y la forma en que se enseña, va en sentido contrario a la forma en que aprende el niño, y muy bien, antes de ir a la escuela. El aprendizaje previo es intuitivo, sin reglas fijas, basado en la curiosidad natural. La escuela hace centro en la disciplina. Son formas distintas de aprender que crean vacíos y etiquetas: “ese niño tiene problemas de aprendizaje”. El que aprende según las reglas de la escuela no se transforma mecánicamente en un experto disciplinado. Terminado el ciclo regresa a su modo infantil. El ingenuo comprende el mundo de otro modo que el experto, que contraría la sabiduría popular. El cambio a lograr es saber aplicar lo que se aprendió en la vida. Desarrollar mentes sintetizadoras, que puedan detectar lo importante y hacer conexiones. Mentes creativas que partiendo de lo conocido puedan crear lo que hasta ahora era desconocido. A respetar la diversidad, dado que a la verdad se llega desde diferentes perspectivas. La mente ética debe orientar hacia el bien y no a la búsqueda irrestricta de la conveniencia. La mente debe disciplinarse para aplicar el conocimiento a la vida misma, no quedarse en la superficialidad de los hechos, ser protagonista y responsable. Para ello hay que seguir estudiando y practicando lo que se estudió. Las inteligencias múltiples abarcan lo verbal, matemático, lógico, musical, corporal, espacial, interpersonal y espiritual. Conocer y desarrollar la mente individual debe ir de la mando de la inteligencia social. Para que la inteligencia progrese la educación debe propiciarla. La inteligencia reformulada implican una cultura que la promueva, oportunidades para ejercitarla y planes de estudio que la incorporen como políticas de estado. La memoria es el capital intelectual, sin conocimientos la inteligencia es impotente. Pero ante los problemas, la memoria tiende a repetir el pasado, entonces la inteligencia le abre la puerta a la imaginación. Como dijo Einstein, “en épocas de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento”. También afirmó que hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
La educación fabrica ciudadanos. Su materia prima principal es la materia gris pero esta no crece como la lechuga sino con una instrucción de excelencia y programada. En las últimas décadas aprendimos más sobre el cerebro que en toda la historia previa, conocimientos que impactan en educación, economía y política. El circuito evolutivo del cerebro implica que nada está escrito en la historia del hombre, que todo depende de la educación. Los lóbulos frontales del cerebro son el “órgano de la civilización”. Allí radica la esencia de un individuo, el núcleo de la personalidad, los impulsos y las ambiciones. Sólo en los humanos alcanzan un desarrollo significativo y allí se realizan las funciones más avanzadas y complejas del cerebro, las funciones ejecutivas: son la sede de la intencionalidad, la previsión y las decisiones complejas. Los lóbulos frontales son al cerebro lo que un general a un ejército o el director ejecutivo a una empresa. Debemos poner al frente del cerebro social de la educación, que es la que desarrolla los cerebros individuales, a los mejores directores de la orquesta.
Dr Horacio Krell Ceo de Ilvem, entidad dedicada a la educación de la inteligencia. Mail de contacto: [email protected]