En los viejos tiempos, el «líder del grupo» establecía las reglas básicas y actuaba como un punto de referencia para los seguidores. Ahora vemos lo que denomino «tendencia de cardumen». Los grupos de adolescentes son como bancos de peces. Si el pez líder desapareciera, el resto seguiría nadando en la misma dirección. Porque el pez líder no es el que controla el comportamiento del grupo. Lo que genera la dinámica es el «diálogo» entre los peces, que forma una especie de red. Lo mismo ocurre con los adolescentes: es el grupo, como un todo, el que toma las decisiones, a partir del diálogo entre sus miembros.
Antes, para conectarse con un grupo de jóvenes bastaba con identificar al líder, puesto que era el que pautaba los movimientos del resto; ahora, la conducta grupal no está determinada por una persona, sino por varias, o incluso por la mayoría.
Martin Linsdtröm. Especialista en Marketing Juvenil. Autor de BrandChild, libro que se agotó en los 12 países en que fue editado a los dos días de salir a la venta