por Dr. Horacio Krell – Director de Ilvem. [email protected]
El drama educativo de 1.500 millones de alumnos en el mundo que acuden a colegios con un costo enorme aprendiendo poco o nada útil.
Esfuerzos titánicos y resultados patéticos. Y para los pobres es peor: la mala educación perpetúa a desigualdad. La mejor solución es medir lo que funciona para imitarlo, aumentar la calidad, empezar antes porque el cerebro se forma en la primera infancia y aplicar tecnología. Los países pobres no están condenados. Corea del Sur era un país devastado y de analfabetos, y en 25 años produce los mejores estudiantes del mundo.
Mentalidad de principiante
Para enseñar y aprender es mejor adquirir varias habilidades y no una sola. En vez de correr una maratón, el cerebro se remodela y se entrena para ser más eficaz. Un aficionado no es superficial, el principiante perpetuo tiene el cerebro más agudo que el que hace siempre lo mismo. Sus intereses diferentes mejoran la creatividad. La frustración sirve. Saca de la zona de confort y abre la mente. Un aprendizaje diferente al esperado derriba las expectativas negativas. La humildad intelectual y reconocer los límites del saber, mejoran la capacidad de pensar y decidir. Reconsiderar prejuicios es la clave ante un mundo cambiante.
El debate es el motor del aprendizaje
La pandemia introdujo la conversación sobre la formación intelectual, los vínculos sociales, examinar las creencias y los conocimientos a la luz de los resultados. Evaluar es necesario porque lo que no se mide no se puede mejorar. Hay que controlar si los alumnos leen, si hacen los ejercicios, si saben redactar con pensamiento propio.
Se discute si el cerebro está bien afilado o si trabaja al 10% de su capacidad potencial.
Las búsquedas en internet han suplantado la investigación y el desarrollo de una memoria inteligente sobre los conceptos. Lo que no se puede explicar es porque no se sabe y eso hace imposible poner en práctica lo que se supone que se ha aprendido.
El choque con la realidad es parte del aprendizaje
Una exorbitante disponibilidad de información implica que exista mucha basura o material inútil. El que no sabe no se da cuenta de eso. Existen los autodidactas pero las mayorías requieren el consejo de un experto.
Para enseñar hay que ser pedagógico, porque no sabe lo que pasa en la cabeza del que no sabe y desde su óptica ve todo diferente, y, lo que le parece obvio, no lo es para el que no sabe.
Por eso la pedagogía es la base de todo. Porque le enseña a enseñar al que sabe las cosas triviales pero importantes que no debe dejar de lado. No debe darlas por conocidas.
La enseñanza para ser pedagógica debe ser sistematizada, organizada, programática, a la pedagogía no la desplazó google. El fundamento de la educación a distancia fue la pedagogía, no sólo la conexión con internet. Muchas disciplinas requieren conocimiento previo teórico. Ejercer la medicina demanda información teórica y práctica con miles de pacientes. Esto hace inviable aprenderla online. Tampoco se puede jugar a ser gasista, porque un error puede terminar en tragedia. Enseñar es un arte irreemplazable y es difícil de aprender. Requiere libertad académica, pedagogía y transparencia para que todos sepan lo que pasa en el aula.
Diagnóstico, receta y tratamiento
El resultado de un test de lectura suele dar 100 palabras comprendidas por minuto (PCM). Un 60% de los que hacen el test obtienen un resultado de menos de 100, un 20% se ubica entre 100 y 200 y 10% de los oscila entre 200 y 250 de PCM. Los maestros que enseñan lectura veloz logran que sus alumnos alcancen 500 palabras comprendidas por minuto. Compararse con los mejores lectores (benchmarking) es la clave para conocer el potencial de desarrollo. Es muy importante hacer el test porque lo que no se mide no se puede mejorar. Y como dijo Borges somos lo que somos por lo que leemos. .
Viejos jóvenes
Se dan el lujo de aprender por aprender. Si bien luego de los 12 años disminuye la capacidad, se debe aprender del error. En lugar de repetir sin pensar hay que analizar lo que se hizo y estudiar la estrategia de los mejores. La repetición sin repetición es variar la práctica. Con eso los circuitos cerebrales se vuelvan más flexibles. Se aprende mejor si se aprende para enseñar. El adulto conserva la neuroplasticidad para reconfigurarse ante los desafíos. Es un superpoder. La expectativa de enseñar aumenta el interés y activa la atención y la memoria. Aprender lo que sea fácil de integrar al estilo de vida acelera la velocidad del progreso.
El secreto de Singapur
Sus alumnos triunfan en las pruebas internacionales. Mientras los billetes muestran imágenes de próceres, el billete de Singapur muestra alumnos escuchando al profesor y se lee: “Educación”. Hace 4 décadas Gran Bretaña la desechó como colonia y nadie quiso hacerse cargo. Hoy, por su educación, Singapur es el 9no países más rico. Hace 4 décadas eran analfabetos. Hoy es 1ro en lectura. Singapur no tiene recursos naturales.
¿Cómo lo hizo?
Convirtió su sistema educativo en una meritocracia que produce trabajadores calificados y exporta productos de alta tecnología. Según el resultado de un examen nacional, los estudiantes son derivados a secundarias vocacionales que canalizan sus capacidades y los encauzan.
Coaching
El que enseña debe ser un coach que ayuda al alumno a ver su mapa mental, dándole su punto de vista. Eso lo enriquece con su visión. Cada uno se construye con su lenguaje. Lo que no existe en él no existe y debe moverse para encontrar un ejercicio a su medida. Todo está en la narración. Debe visualizar un futuro esperanzador, con un texto asociado a su meta que lo acerque a alcanzarla. Resignifica lo que le pasa y aprende de eso. Cada cual conversa con su futuro y debe preguntarse ¿Qué conversación me está faltando?
Lector, vuelve a casa
Leer no es algo natural, hay que aprender a leer. Vivimos rodeados de pantallas y eso está cambiando al cerebro, sobre todo en los nativos digitales. Para que el cerebro aprenda a leer hay que establecer nuevas conexiones entre circuitos cerebrales dedicados a la visión y el habla. Estamos cambiando nuestros hábitos, perdemos capacidad de concentración, pero el cerebro aprende siempre y equilibra los aprendizajes y alfabetizaciones múltiples, y administra el impacto de las tecnologías.
Enseñar y aprender a detectar estafas
El temor a la estafa está presente hoy en el amor y el dinero, y el peligro son las expectativas e ilusiones exageradas, las ambiciones y los fraudes. Carlo Ponzi cobró notoriedad hace cien años. Las denuncias sobre esquemas piramidales abundan pero el fenómeno se repite por la tentación de creer que nos las sabemos todas.
Entre el mentalismo y la magia, nos estafan mientras estamos distraídos mirando las pruebas. Mirando la mano equivocada creemos haberlo descubierto pero el truco ya está hecho. Su habilidad es hacernos creer que entendimos cómo funcionan las cosas. Eso aterra y atrae.
Con la difusión del documental The Tinder Swindler (“El estafador de Tinder”) en Netflix, aparecieron historias en torno a Simon Leviev.
Valeria Calpanchay, tuvo una cita con él en 2018, cuando llevaba poco tiempo residiendo en Múnich. Ella reconoció señales de alarma que la hicieron escapar y olvidarse de él. Advirtió que ocultaba algo o pretendía ser quien no es. Era un “un tipo hablador” al que “le gustaba demasiado hablar de sí mismo”.
Valeria le preguntó de dónde era, que le contara de sus orígenes, pero evadía dar una respuesta directa. Tenía dos teléfonos móviles y en la primera cita recibió llamadas extrañas donde habló de transacciones millonarias. ¿Quién habla de dinero delante de un extraño? Le habló de otras chicas, diciendo que le enviaban fotos, incluso le mostró algunas. No me fiaría de alguien que le muestra fotos privadas a otras chicas, dijo. La cita duró una hora y la capacidad de observación de Valeria impidió que la relación avanzara, y le evitó caer en las garras de un estafador serial.
Enseñar y aprender a detectar habilidades ocultas
Guadalupe Santa Cruz era profesora de Bellas Artes en colegios. Con la pandemia pasó de la enseñanza a pintar murales para reconocidas marcas comerciales y en propiedades de famosos. Su faceta artística estuvo escondida toda su vida. El puntapié inicial fueron las clases virtuales, tuvo que hacer videos explicativos. La ayudó su marido, un fotógrafo profesional y la pareja unió fuerzas: él filmaba y ella pintaba.
Con los 5000 seguidores que había acumulado sorteó un mural para hacer su primer intento. Y una seguidora le pidió un mural y comenzaron sus primeros proyectos. También realizó un curso de redes sociales para posicionarse. Con una mano en las casas y otra en las marcas, su nombre empezó a resonar y sus pinceladas llegaron a las paredes de grandes empresas.
Descubriendo y potenciando su lado oculto Guadalupe se convirtió en una profesional empresaria y se hizo ciudadana del mundo global a partir del arte.
Enseñar y aprender a direccionar la atención
Para pasar el tiempo durante la pandemia, Josh Wardle, un programador estadounidense, diseñó un juego para que su esposa jugara en su teléfono. Lo llamó Wordle y lo jugaron con sus amigos. La cantidad de jugadores fue escalando. En 2021 lo jugaban 90 personas, luego 300.000. Hoy lo juegan 1.000.000 y el New York Times se lo compró por un millón de dólares.
Se distingue de otros juegos el que sólo se puede jugar una vez por día. Hay una sola palabra para adivinar que no se renueva hasta el día siguiente y es la misma en todo el mundo. Aunque le terminó brindando dinero, su motivación fue el bienestar de su esposa. No buscó captar la atención de millones de usuarios.
Control cognitivo
Es la capacidad de concentrase en una tarea mucho tiempo, cambiar de manera consciente y prestar atención de forma direccionada. El efecto de la tecnología es la búsqueda del me gusta, de tener aprobación social, activa zonas del cerebro vinculadas con otras recompensas, áreas que generan dopamina y que pueden generar adicción. El tiempo que pasamos en redes sociales podríamos emplearlo en otras cosas positivas para el desarrollo personal. Estar pegados al celular empeora nuestra relación con las actividades analógicas.
Costo de oportunidad
Es lo que dejamos de hacer cuando elegimos hacer otra cosa y sentir que el tiempo no alcanza. Se podría dejar una red social para concentrarse en ciertos objetivos.
Tiempo subjetivo versus tiempo objetivo. El pasaje del tiempo se mide de acuerdo a la cantidad de cosas que nos pasan. Si no pasa nada, el tiempo se estira, se hace de goma. En cambio, si hay muchos estímulos el tiempo subjetivo se acelera. Cuanta más información se procesa más rápido llega la sensación de que el tiempo pasa, aunque el tiempo objetivo sea el mismo.
La paciencia es una de las conductas afectadas, cambió la tolerancia a esperar. La velocidad es mayor y eso predispone a tener menor paciencia. No es un cambio orgánico, es ambiental.
Multitasking
No se puede subdividir la atención. La capacidad de atención es limitada, intentar hacer múltiples tareas disminuye el desempeño cognitivo. De hecho, el multitasking digital es problemático en las aulas. Las redes sociales reducen la atención y el rendimiento. A partir de entregar incentivos a un grupo su tiempo de uso de redes sociales disminuyó y permaneció más bajo cuando ya no recibían estímulos y mejoraron su relación con el bienestar.
Dado que las redes sociales no van a desaparecer, lo mejor es emplear tácticas para reducir su impacto. Podemos enfocarnos en la propia experiencia: la sensación placentera de estar del todo concentrados, sin que nos demande un esfuerzo, y como si el tiempo no estuviera pasando.
Flow o estado de flujo
Es lo contrario a la desmotivación, o al vacío que ocupa el tiempo de modo no direccionado, mientras las tareas queridas se acumulan inconclusas.
La manera de alcanzar el espacio de creatividad y satisfacción es dedicarse a las tareas que implican la necesidad de perfeccionarnos y que realmente nos importan.
Me sorprende el coraje que brinda la ignorancia
Lo dijo Delfim Netto, responsable del “milagro brasileño” de fines de los 60, mientras escuchaba el encendido discurso de un político comunista, con afirmaciones rimbombantes y cargadas adjetivaciones. El concepto de racionalidad limitada afirma que las decisiones responden a pulsiones inconscientes, mezcla de prejuicios, ideas, valores o principios adquiridos, información incompleta o meros caprichos.
Teoría de los sesgos cognitivos
Señala una desviación mental de lo percibido que lleva a una distorsión, a una interpretación ilógica o un juicio inexacto. El sesgo retrospectivo hace ver eventos pasados como previsibles; el de atribución enfatiza la importancia de algunas personas; el de confirmación selecciona información que confirma creencias previas en afirmaciones como “estamos condenados al éxito”; el de falso consenso hace pensar que las creencias son compartidas por la mayoría cuando escuchamos frases que se inician con la expresión “la gente necesita”, y el de memoria selecciona recuerdos que alimentan el argumento.
Enseñar a enseñar y aprender a los políticos
Se necesitan diez mil horas para destacarse en algo. Al margen del talento, sin sacrificio y disciplina es imposible descollar. Algunos proponen rodear al político de asesores y equipos técnicos. Pero la tecnocracia suele fracasar. La teoría democrática genera un marco de pluralismo y estabilidad institucional, el voto, los partidos, la elaboración participada de normas, el debate público para obtener suficiente información sobre lo que se opina, ordenar las demandas, priorizarlas, comprender el conjunto de visiones, enriquecerlas.
La comprensión que los líderes van desarrollando permite elaborar programas que expresen el contingente de preferencias. Las instituciones acotan el posible daño, con diseños que obligan a involucrar a otros actores que limitan el margen de acción de un líder, y redes de relaciones o afinidades cuya influencia es decisiva.
Lo importante es no resignarse al imperio de la mala praxis, la improvisación y la mediocridad. Exigir estándares más elevados, preparación y responsabilidad por parte de los líderes. Esto no implica favorecer un modelo democrático “elitista”, sino dotar a las instituciones públicas del talento necesario para intentar revertir esta larga agonía en la que el país se encuentra inserto.
Aprender a desaprender los conocimientos obsoletos y los malos hábitos debería ser la quinta A de la educación, que se sume a las consagradas: Aprender a ser, a aprender, a hacer y a convivir. Lo dijo Alvin Toffler “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender.