Aunque el término estrés lo utilizamos de manera cotidiana y existe una tendencia generalizada a considerarlo como un mal de la civilización actual, la realidad es muy distinta.
Cuando hablamos del estrés, se hace referencia a una activación generalizada del organismo humano que se pone en marcha frente a situaciones, del ámbito físico o psíquico, que nuestro organismo detecta como amenazantes o de sobre-exigencia. En este contexto, la reacción de estrés es un importante mecanismo de defensa que poseemos las personas para defendernos de las situaciones “peligrosas” y aumentar nuestro rendimiento.
Cotidianamente se desencadenan estas reacciones de alerta o estrés frecuentemente.
En la actualidad se exige a las personas un mayor rendimiento y mucha mayor rapidez en su ejecución, muchas veces a cambio de que éstas padezcan un elevado nivel de estrés. En este sentido el estrés puede considerarse como un mal de la civilización actual. Es importante destacar que no todas las personas desarrollan reacciones de estrés frente a los mismos acontecimientos (por ejemplo adelantar un vehículo) ni en la misma intensidad, aunque existen ciertos hechos que prácticamente estresan a todos (por ejemplo un embotellamiento) Las reacciones de estrés provocan un gran esfuerzo al organismo, a base de activar gran parte de nuestro cuerpo, un nivel mantenido de estrés puede dar a importantes trastornos Psíquicos (trastornos de ansiedad, del sueño, etc.) como trastornos orgánicos(hipertensión, cefaleas, infarto de miocardio, etc.)
Si la reacción del estrés se mantiene en el tiempo, el organismo es incapaz, de mantener de manera continuada un elevado nivel del mismo, tras el cual viene la fatiga (disminución de capacidad de respuesta) y a largo plazo como hemos señalado, patología física y psíquica. La conducción de vehículos es una de las actividades cotidianas que mayor estrés puede causar en las personas. En primer lugar porque requiere un elevado nivel de alerta por sí mismo, (por ejemplo a mayor velocidad, mayor frecuencia cardíaca del conductor) otras situación podría ser la de conducir en una gran ciudad con un nivel de tránsito que nos obliga a mantener elevado el nivel de alerta. Otro caso parecido puede ser el de los adelantamientos.
Aunque hay una gran variabilidad entre personas y la experiencia influye notablemente, la conducción de vehículos es potencialmente estresante y por ello es importante aprender a conducir relajados y evitar situaciones estresantes, en especial al conducir a una velocidad inadecuada para la vía.
Es importante también descansar cada cierto tiempo para que nuestro organismo descanse y se recupere. En segundo lugar, porque las personas que de por sí soportan un elevado nivel de estrés, deben enfrentarse a una actividad de por sí estresante: la conducción del vehículo. Es en muchos casos dónde las personas parecen transformarse y pretender solucionar con el volante otros problemas.
De este modo el estrés tiene mucho que ver con:
• Un alto nivel de agresividad, hostilidad, y comportamientos competitivos.
• Mayor tendencia a la impaciencia, a tomar decisiones arriesgadas y en general a una conducción imprudente.
• El estrés es un mal acompañante para el conductor. Hay que aprender a controlarlo en lugar de que nos domine.
Parece simple al decirlo, tal vez no lo sea tanto cuando lo intentemos. En el próximo número analizaremos algunas recomendaciones para controlar el estrés
Fuente: Infomanejo.com