Los contenidos educativos y los requerimientos del ámbito laboral no están conectados. La escuela no enseña las habilidades blandas que las compañías necesitan.
Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que la educación formal está “desconectada” del ámbito laboral y que no enseña las habilidades que los empleadores valoran. Se destaca la falta de habilidades socioemocionales, como la capacidad de tomar decisiones, el pensamiento crítico, la responsabilidad, la empatía, la planificación, saber formular objetivos, dominar estrategias de trabajo y tener fortalecida la autoestima. A los empresarios les gustaría enseñarles su tarea pero que, los que lleguen, sean jóvenes responsables y disciplinados, que crean en valor del trabajo y del esfuerzo, y que vayan todos los días a trabajar. Lamentablemente esas competencias “blandas” no las aprenden en la escuela.
Esas virtudes especiales incluyen capacidad de expresarse, de desenvolverse en diferentes contextos sociales, incluso hasta cómo vestirse.
Hay un “desacople” entre lo que la escuela enseña y lo que el mercado necesita, una disociación entre la educación y el sistema productivo.
Con el título no alcanza. El diploma es una condición necesaria pero insuficiente, se necesitan las habilidades blandas o transversales. Las duras se concentran en el saber hacer. Un diseñador gráfico debe saber usar Photoshop, un camarógrafo debe saber operar una cámara, un programador debe conocer el lenguaje que usa la empresa. Hay gente con suficiente competencia profesional y con perfecta incompetencia social, son incompetentes bien preparados. La educación no les enseñó a vivir en sociedad y a convivir. Las habilidades blandas integran aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y valores. Las más buscadas son las de comunicación, sociabilidad, creatividad, trabajo en equipo, ser responsable y honesto, comprometerse con el trabajo, ser proactivo y generar ideas innovadoras que ayuden a impulsar el crecimiento.
La tecnología forma parte de la vida y es fundamental conocer su impacto. Pero la tecnología sube por el ascensor y el hombre por la escalera, generando la brecha digital. Ante la gran cantidad de información se necesita capacidad de síntesis para tomar mejores decisiones. Los contactos sociales aumentan pero deben ser relaciones productivas. Todo cambia constantemente, por ende la adaptación a los cambios es primordial para enfrentar los nuevos desafíos. La globalización se expande y manejar diversos idiomas y adaptarse a la diversidad cultural, son habilidades indispensables. Los grupos funcionan mejor aunando las diferencias sin dejar de lado la capacidad de emprender. En un entorno laboral que se expone en forma permanente a la novedad, se necesita capacidad tanto de entender como de conversar en los “lenguajes” de diversas disciplinas.
La capacidad intuitiva. Sabemos lo que va a pasar en un futuro inmediato, pero no siempre hacemos algo al respecto. Este un instinto débil, latente y sin desarrollar, pero que se puede entrenar capitalizando los errores. El feedback con la realidad evita que el error se conviertan en hábito. Se pueden prevenir con un aviso interno, desde los mínimos (cuidado que se me cayó algo), o hasta los máximos (cuidado que crucé mal la calle).
No es necesario llegar al error para erradicar las fallas, más vale prevenir que curar. Podemos educar la intuición a través de la razón, a través de la experiencia, y según los sentimientos. Cuando la vida rutinaria aleja las oportunidades creativas se puede entrenar la intuición a través de ejercicios mentales. El registro de los errores es el comienzo. Siento, actúo y me va bien, y como me va mejor, elijo ese camino. No tiene que ser un esfuerzo, sino un compromiso generado desde la intuición. La intuición puede generar ideas nuevas o bien renovar otras antiguas.
Intuición versus razonamiento. La intuición resuelve un problema en una fracción de segundo. El razonamiento lleva más tiempo. Los racionalistas griegos decían que Aquiles no podía ganarle la carrera a la tortuga si le daba una ventaja inicial, según el cálculo matemático. La intuición sin necesidad de cálculo sabe que Aquiles le gana sin esfuerzo. El asunto es saber cuándo confiar en la intuición y cuándo en la razón.
La intuición impulsa a arriesgar, a superar obstáculos, a crear oportunidades. Es un radar que ayuda a anticipar el resultado de una decisión, un sexto sentido, un chispazo en la consciencia que trae la solución sin que uno sepa cómo o por qué y es capaz de guiar hasta la meta.
Dar pequeños pasos mantiene el cerebro en forma, sin sentir temor a lo desconocido, transitando fácilmente de la curiosidad al asombro. Neuroplasticidad es su capacidad de autoformatearse creando ramas neuronales que lo mantienen siempre fresco. El hemisferio izquierdo es conservador y dominante. Su fortaleza es la razón. El hemisferio derecho es creativo, tira pelotitas, que si pasan la barrera se convierten en ideas.
Dijo Einstein que “La única cosa realmente valiosa es la intuición”. “La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el regalo”.
¿Cuántas veces debías tomar una decisión y de repente tuviste clara la respuesta? ¿Cuántas veces tu cerebro te regaló una idea sin que supieras muy bien de dónde salió? Fue un regalo de tu intuición, y cuanto más la desarrolles más fácil te será saber si vas por el camino correcto. Si el ritmo de vida actual te tiene muy ocupado y siempre con algo pendiente por hacer, te impide hacer caso a esas señales. A menudo caminas tan de prisa que no miras la brújula interna. Es un atajo del cerebro para que tomes decisiones de manera rápida, y confiar en ella te permite acceder su poder.
La intuición está relacionada con el lado derecho del cerebro, que se ocupa de la creatividad, la imaginación, las sensaciones, los sentimientos o las habilidades especiales. Es por todo eso que debes escuchar a tu intuición; ella sabe, por experiencia propia, lo que tu razón desconoce.
Aprende a desarrollar tu sexto sentido: si no lo ejercitas se vuelve débil e ineficaz, pero con práctica y dedicación se fortalece.
El Plan B. Una gran empresa japonesa recibía quejas de sus clientes porque recibían cajas de jabón vacías y se lanzó a detectar el error. Un ingeniero desarrolló una máquina de rayos X con monitores de alta resolución para vigilar las cajas. Dos personas hacían el control. Era muy costoso y alguien sugirió un cambio. Fue poner un potente ventilador apuntando a la línea de montaje. Ahora las cajas vacías salen volando.
Relaja tu mente. Meditar mejora la intuición, así que incorpórala a tus planes. Te aportará un estado de calma y preparará tu consciencia para recibir información, aunque esas señales permanezcan en un nivel tan bajo que la mente consciente no sea capaz de detectarlas.
Inteligencia emocional. Presta atención a tu interior, a las señales de tu cuerpo, a los sentidos y a las reacciones. Sé consciente de cualquier sensación, está intentando decirte algo: busca saber qué es, reflexiona y escucha para captar los mensajes que está enviando.
Registra tus pensamientos. Muchas veces te vienen ideas, emociones u otros detalles que más tarde olvidas. A veces se trata de buenas ideas; otras, de señales que terminas pasando por alto. Para que nada de eso pase, anota todo lo que creas relevante a medida que pase por tu mente.
Confía en la intuición. Es un punto clave para su desarrollo. A veces dudarás de las impresiones que recibas e intentarás razonar de manera lógica, pero la intuición y la lógica suelen ser incompatibles. Empieza en momentos no cruciales y podrás usarla luego en situaciones más importantes.
Juegos intuitivos. Juega a acertar cómo se sienten los demás a través de sus expresiones y gestos, o intenta predecir qué van a decir.
Presta atención a tus sueños. Intenta recordar los sueños e interpretarlos, ya que mientras duermes la intuición está más activa y te puede dar información sobre la situación. No todos los sueños tienen que tener un significado, así que trata de distinguir sí requieren una reflexión.
Cree en ti. Hablar de intuición, es hablar de auto confianza. Deja las dudas a un lado y déjate guiar por ti mismo.
Presta atención al arte. Al observar una obra, intenta también sentirla. No importa si es musical, teatral, cinematográfica o plástica: vívela, siéntela e intenta comprender su significado. Como ves, hay muchas maneras de entrenar la intuición, y debes aprender a desarrollarla.
Siéntate en un lugar cómodo con la espalda recta y los pies sobre el suelo. Deja que la silla absorba tu peso, siente como te vas relajando y como se van el estrés y las preocupaciones. Céntrate en tu respiración, relájate, acalla tus pensamientos y escucha tu voz interior. Cuando meditas el cuerpo reduce el estrés y favorece la concentración, mejoras tus poderes creativos y tu capacidad para aprender se expande.
Visualizar tiene una fuerza enorme para desarrollar la intuición. Emplea el subconsciente mientras duermes. Antes de irte a dormir, reflexiona sobre las cuestiones que quedaron sin solución durante el día. Contempla diferentes posibilidades; eso activa tu imaginación y pone tu subconsciente a trabajar mientras duermes. Ten papel y lápiz a mano para que cuando despiertes puedas anotarlas.
Confía en tus corazonadas. Si cuando tienes que tomar una decisión importante sientes que alguna opción no te hace sentir bien, significa que no es la correcta. Al principio te asustará un poco la idea de comenzar a dejar tus decisiones en sus manos, pero es lo que te permite desarrollarla.
Habilidades sociales blandas. En el evento Red Hat Summit, que se realizó del 27 al 30 de junio en San Francisco, se habló sobre los valores que se desprenden de la construcción de tecnologías de código abierto: transparencia, colaboración y comunidad. La participación y colaboración es el nuevo modo de innovar. No se puede impartir una orden de innovar. Como líderes debemos crear y catalizar las condiciones para la innovación pueda germinar a través de la participación. El modelo convencional de organización dura es con una pirámide donde los líderes controlan, mandan y premian con jerarquías, rangos y salarios. A la inversa, en las organizaciones abiertas, las empresas se piensan de abajo hacia arriba. En la base de la pirámide se trabaja en el propósito de lo que hacemos, lo que impulsa el compromiso y la pasión de las personas. Lo que importa es que emerjan y triunfen las mejores ideas sin importar de dónde vengan. Para esto despliega el concepto de meritocracia, en el sentido de que son las distintas comunidades las que trabajan con autonomía y dialogan (critican, corrigen y celebran) entre pares. ¿Cómo la hacen? Los participantes se reúnen diariamente y exponen sus ideas, sugerencias y problemas. Luego, los que han escuchado intervienen para participar con sus ideas y soluciones. Así, cada miembro gana confianza y asume responsabilidades según su talento, y obtiene una reputación positiva por mérito propio. Cuando se juntan personas de múltiples organizaciones y disciplinas, trabajan con libertad y la habilidad para innovar crece. Una organización abierta no busca la mejor decisión individual, sino la de miles trabajando juntos. El director de orquesta Talgam dijo: «El peor daño que le puedo hacer a mi orquesta es darle una instrucción clara. Eso no permitiría los ensambles y la escucha entre ellos. La mejor idea es cederles el control».
La memoria es frágil. Aunque “somos lo que recordamos” y nuestra fortaleza depende de tener una buena memoria, la mayoría de las personas la debilitan, dejándola librada al azar. Las memorias de mentira ocurren todo el tiempo: basta con convencerte de algo para que el cerebro lo juzgue verdadero y así, dependiendo de cómo se haga la pregunta, es la respuesta que se obtiene. Peor todavía: es fácil implantar recuerdos falsos en las personas por hipnosis. Hagamos un experimento, recuerda estas palabras: carpeta, lápiz, goma, sacapuntas, pizarrón. Te servirá para advertir lo relativo que son los testigos en los juicios cuando se basan en la memoria de ciertos hechos. ¿Hasta dónde podemos confiar en sus recuerdos?
En un experimento se demostró que si en una escena aparece un arma, las personas inventan una historia y se la creen. También hay evidencias de que si se nos acusa de algo, empezamos a dudar y a sospechar que quizá lo hicimos sin darnos cuenta. No dormir por una noche nos hace más proclives a confesar lo inexistente. Si llevas esto a la situación de un acusado, mal dormido, nervioso, bajo presión, hay que corroborar con sumo cuidado cualquier confesión que haga. Volvamos al test de memoria con esta segunda lista: arquero, goma, cuaderno, lápiz, banco, sacapuntas, penal. ¿Qué palabras de esta lista estaban en la primera? Si contestas goma, cuaderno, lápiz, sacapuntas, es que te implantamos una memoria falsa.
De las competencias blandas la más importante es la de generar ideas. Pero como dijo Picasso cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando. Es cierto que una imagen vale más que mil palabras pero una sola palabra puede también generar mil imágenes. Es el eterno juego entre los universales de la experiencia: los hechos que suceden, los símbolos que los registran y las ideas que surgen del intercambio.
El hemisferio izquierdo, el duro y el derecho blando, son como un ciego y un paralítico perdidos en el bosque. Solamente se salvan si trabajan en equipo: el paralítico se sube sobre las espaldas del ciego y le indica el camino. El poder inteligente es un querer con eficacia.
Dr. Horacio Krell CEO de Ilvem, [email protected]
Excelente articulo Marcelo.
Gracias por la redacción, la usare para un doctorado.
Saludos.