No es casualidad que en los días que anunciaban el #findelmundo se haya producido la #spanishrevolution. Es que murió el mundo viejo tal cual lo conocíamos. Estamos asistiendo a una época signada por la progeria (enfermedad que provoca un dramático y veloz envejecimiento). Progeria social. Porque mientras el hombre vive más tiempo que nunca, el resto (tecnología, cultura, vínculos) envejece a velocidades nunca vistas. Nace un mundo más «revoltoso» pero más idealista y comprometido.
Intentando comprender el mundo hoy y visionar el mundo que viene, estas son mis conclusiones (primero políticas y sociales, luego corporativas-empresarias):
* Los mecanismos represivos como han sido conocidos hasta hoy ya no tienen razón de ser. La fuerzas policiales y parapoliciales hay perdido legitimidad en el uso de la fuerza.
* El miedo ya no gobierna ni reprime. Exalta y subleva. Llegó una época de convencimiento real y desarrollo de valores compartidos. Para los de arriba. Para los de abajo.
* El poder no estará más al servicio de «perpetuar poder y privilegios» sino de «iniciar causas» hacia el bien común.
* Lo que se declare ilegal desde el Estado, los nuevos movimientos declararán la ilegalidad de la legalidad.
* Las manifestaciones de este tipo se multiplicarán en creciente escalada por la sencilla razón que cumplen (más allá de la legitimidad de los reclamos para los cuales sean utilizadas) con uno de los anhelos más arcaicos del ser humano en su escalable evolución: su deseo de reconocimiento, trascendencia y notoriedad. Aquí bien vale un «Yo estuve» o un «Yo participé».
* Las ventas globales de smartphones crecen a tasas de un 85%. El wi-fi free en las ciudades es una tendencia irrefrenable. La combinación de ambos incorporará a los sectores sociales más bajos y postergados a este tipo de protestas con lo cual su crecimiento será en espiral ascendente.
* La abundancia de manifestaciones atenuará su poder transformándolas en un commodity, por lo cual las mismas se irán enriqueciendo de manera creativa para poder sostener su capacidad de provocar atención y satisfacer sus demandas. Es probable que muchas de ellas terminen en una dilución sin resultados.
* La escalada de manifestaciones sociales de esta naturaleza sin un correspondiente resultado satisfactorio engendrarán en algunos casos sociedades con violencia creciente mientras que en otros se apoderará la apatía ciudadana. Los liderazgos espontáneos cobrarán más fuerza que nunca.
* El ejercicio del poder con sus herramientas y procesos ya no tendrán capacidad de contener las voces disonantes y descontentas de la sociedad.
* El ciudadano individual sabe de su peso para el colectivo y lo hará valer. No en vano en Twitter circularon frases del estilo: » Tengo un Twitter y no dudaré en usarlo»
* Los derechos de los ciudadanos han cobrado el valor absoluto y relativo más grande de la historia desplazando a un segundo plano las obligaciones. Estas nunca serán aceptadas con naturalidad en caso de que no se garanticen la totalidad de los primeros.
* El sojuzgamiento y el sometimiento silencioso no existirán más en un mundo donde las redes sociales conectan a las personas en cuestión de segundos para auto organizarse de manera espontáneamente sólida.
* El mundo tiende a una ingobernabilidad en el sentido clásico de poder vertical (aunque parezca contradictorio más aún en los casos que el poder haya sido otorgado por los votos). Los estallidos sociales, no necesariamente violentos, parecen haber encontrado un mecanismo de autogestión veloz y eficiente. Al menos para ganar notoriedad y exhibir descontentos.
Algunas derivaciones para el mundo de la empresa y los negocios serán las siguientes:
* La creatividad y la innovación dejarán de ser vistas como herramientas exclusivas para la generación de nuevas oportunidades de negocio o desarrollo de nuevos productos y cobrarán fuerza también como elementos que promuevan dentro de la compañía mejoras relacionales, sentimientos de verdadera pertenencia y otros valores igualmente importantes. La innovación «puertas adentro» será inexorablemente el sustento de la «competitividad puertas afuera».
* Las empresas entenderán que las redes sociales cumplen en la sociedad un rol mucho más relevante que iniciar una campaña de marketing con objetivos meramente transaccionales.
* La búsqueda de talento no se limitará a la compra de start-ups por parte de las empresas para quedarse con el talento residente (acqhire en términos técnicos), ni tampoco en los altos promedios de los claustros universitarios. Las empresas están comenzando a buscar cada vez más en las redes sociales, blogs, etc. en una tendencia de continuo crecimiento. Más pronto que tarde el talento se buscará donde en apariencia no es visible: hombres y mujeres disimulados en empleos comunes que tienen su talento escondido y están a la espera de quien pueda correr el velo de la mediocridad y descubrirlo. Los talentosos también están en burgués anonimato y «la calle» será un ámbito de nueva exploración.
* La presencia de las empresas en las redes sociales mutará a conexiones emocionales más profundas con iniciativas para compartir experiencias que dignifiquen moralmente a la compañía y a sus seguidores.
* Las empresas deberán incorporar nuevos objetivos. Algunas empresas ya están yendo en esta dirección. El mensaje es para aquellas que aún no han comprendido el nuevo escenario de «presión idealista». El share o porción de mercado serán igual de importantes que hoy, pero compartirán escenarios con «shares emocionales y vinculares» hacia los consumidores.
* Los recortes serán progresivamente menos en el salario de los trabajadores que en las ganancias de las compañías. Poco a poco los derechos se volverán poco menos que intocables. Eventualmente los trabajadores serán los impulsores o co-creadores de iniciativas que recorten sus derechos. Solo su participación evitará su rechazo.
* Llegaremos a un punto donde el compromiso de las empresas con Su Mundo será tan fuerte que no será extraño ver acciones (de por vida, nada de temporalidad acotada) del estilo: «Por cada Mac que venda Apple se entregará una PC de uso educativo a una escuela carenciada. Insisto: serán acciones «de por vida».
* Las empresas cobrarán un vigor espiritual como nunca antes en la historia. La plenitud económica como objetivo fundamental de la vida es axioma y visión de generaciones pasadas. Plenitud social y espiritual cotizan en alza.
* Las compañías ya no pondrán las reglas y condiciones de una manera antojadiza. El consumidor más tarde o más temprano será un activo colaborador en el diseño de las políticas de la compañía. Con sus decisiones convocarán legiones de seguidores instantáneos o éxodos masivos repentinos.
* Los CEOs y principales ejecutivos caminarán las calles y supervisarán las interacciones que se producen en los puntos de venta con una frecuencia inusitada para el estándar actual. La necesidad de reconocer las mutaciones repentinas de intereses los obligarán a ello. Los consumidores sabrán valorar que los ejecutivos bajen al llano y entablen conversaciones absolutamente horizontales.
Estamos frente al ser humano más exigente de la historia: no alcanzará una buena paga, no alcanzará una buena cobertura de salud. Intangibles como felicidad, respeto, escucha activa y comprometida, horizontalidad compartida se han vuelto valores que nadie podrá desconocer.
Visto los hechos quizá muchos puedan elucubrar que el spanish revolution no ha servido de mucho. Probablemente no han entendido el mensaje: el ser humano de hoy va por todo, independientemente de los resultados. Y tiene en las nuevas tecnologías y especialmente en Internet un poder que no puede ser recortado, ni controlado.
• Prof. Germán Castaños. Creativo. Consultor en creatividad. www.ideavip.com.ar.
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