Las organizaciones no cambian por arte de magia, las culturas organizacionales no se transforman solas, son los profesionales los que tienen que cambiar sus comportamientos, habilidades y conocimientos para provocar esos cambios en la empresa.
Ya se ha escrito mucho sobre que necesitamos nuevas organizaciones con culturas diferentes para afrontar los cambios, que las organizaciones del S.XXI deberían ser abiertas y 2.0 para adaptarse y sobrevivir, que nos ha tocado vivir tiempos apasionantes de cambios exponenciales, pero a la vez difíciles porque tenemos que aprender rápido y cambiar rápido, a veces sin acabar de entender qué está pasando.
Pero las organizaciones no cambian por arte de magia, las culturas organizacionales no se transforman solas, son los profesionales los que tienen que cambiar sus comportamientos, habilidades y conocimientos para provocar esos cambios en la empresa.
A los que nos ha tocado vivir estos cambios apasionantes, nos ha tocado también aprender y desaprender muchas cosas, y no hablo solo de conocimientos (que evidentemente también) sino de comportamientos.
Nos dijeron, y aprendimos, que teníamos que planificar a largo plazo, que si te implicabas y lo dabas todo por una empresa podías hacer carrera y llegar a ser alguien en ella (quizás podías pasar toda tu vida profesional en la misma, con la seguridad que ello comportaba), que lo importante era acumular conocimientos, que teníamos que ser disciplinados y obedientes (con algo de iniciativa pero sin pasarse), que la información era poder y por eso no la tenías que compartir demasiado (no vaya a ser que te copien), que había que ser algo agresivos para triunfar, y un largo etcétera, y nos lo creímos… y ahora toca cambiar todos esas creencias y estructuras mentales para poder adaptarnos a los nuevos tiempos y sobrevivir.
En tiempos líquidos, tiempos de Internet, de globalización y de crisis necesitamos nuevas competencias, y no hablo solo de competencias digitales (que también), sino, y sobre todo, de comportamientos y actitudes, y estas son las más difíciles de cambiar.
Las organizaciones más avanzadas ya han empezado a trabajar en el desarrollo de esas competencias, las han empezado a integrar en sus sistemas de desempeño, a evaluarlas y premiarlas, y las han incorporado a su ADN para la selección de nuevo talento.
No se trata de habilidades nuevas y desconocidas, si no de dar más valor a algunas competencias menos apreciadas en los entornos organizativos. Y también se trata de enfatizar el desarrollo de esas competencias en nuestr@s directiv@s para que ellos contagien y desarrollen a su equipo.
Un profesional del conocimiento de “inicios del S.XXI” tiene que estar preparado para adoptar esos comportamientos que nos llevan a avanzar, a evolucionar, a innovar. Pero, ¿Cuáles son esas competencias? Yo destacaría las siguientes:
1. Gestionar el conocimiento
Información, información, información. La capacidad para gestionar el conocimiento y la información que siempre ha sido necesaria, ahora se convierte en una herramienta de trabajo imprescindible en este mundo de sobreinformación, así como la capacidad de análisis y de evaluación crítica para poder detectar la información relevante y veraz en medio del empacho de opiniones y datos al que estamos sometidos.
2. Gestionar nuestro auto-aprendizaje
EPA’s, Blogs, MOOC’s, PLE’s, … En estos tiempos de aprendizaje invisible tenemos que ser capaces de gestionar nuestro auto-aprendizaje constante para evolucionar en nuestras carreras profesionales que se han vuelto líquidas. Nos convertimos en nómadas del conocimiento (knowmads) que gracias al aprendizaje que nos aporta la red y la nueva cultura del compartir, somos mucho más dueños de nuestro conocimiento y de nuestra carrera profesional. Ya no somos solamente receptores pasivos de información sino que nos hemos convertido en constructores de conocimiento.
3. Concentración y gestión de nuestro trabajo
El peligro del “trabaja dónde quieras, como quieras, cuando quieras”. Son tiempos de trabajo flexible, podemos trabajar en cualquier lugar y trabajar por proyectos. Necesitamos una elevada capacidad para gestionar nuestro trabajo sin dispersarnos, y mucha mucha capacidad de concentración, para no dejarnos llevar por la cantidad de estímulos agradables (redes sociales) que nos rodean y despistan. Y auto-motivación para orientarnos a resultados y no procrastinar.
4. Gestionar la incertidumbre
Tiempos inciertos, de caos, en los que la habilidad para gestionar la incertidumbre es básica, si no aprendes a convivir con ella, entras en una espiral de angustia que te paraliza; la capacidad de adaptación, flexibilidad y resiliencia tienen que ser nuestros compañeros de viaje.
5. Empatía y capacidad de relación
Tiempos de redes sociales (internas y externas) en los que el networking se vuelve todavía más social y crece la necesidad de incrementar nuestras habilidades como socialnetworkers y crecer en capital social porque ese capital cada vez tiene más valor. Ello comporta que el valor de las competencias relacionales se incremente, sea cual sea tu trabajo. Para ejercer influencia en tu entorno necesitas cargarte de una buena dosis de empatía y capacidad de relación.
6. Generosidad y colaboración
En tiempos “CO”: Co-creación, Co-working, Co-operar, tiempos de inteligencia colectiva e interactividad, la generosidad y la colaboración son un valor en alza. Deberíamos ser tod@s un nodo activo en la red aportando nuestro pequeño grano de arena para evolucionar como sociedad.
7. Actitud intraemprendedora y proactiva
Son tiempos de innovación y de cambio en los que necesitamos altas dosis de creatividad, intuición y como yo siempre defiendo, de serendipia y de dejarse fluir. Provocar el cambio en las organizaciones también requiere de una actitud intraemprendedora y proactiva muy orientada a resultados de estar absolutamente convencido de que “Es uno mismo quien tiene la responsabilidad de actuar”.
8. Competencias digitales
Y como no, son tiempos de competencias digitales, competencias que los profesionales del conocimientos tiene que dominar, como son: crear y editar documentos digitales tanto en formato texto como audio-visual, saber utilizar marcadores sociales, usar blogs y wikis, utilizar redes sociales para conectar con otros profesionales y compartir información, tener conocimientos sobre seguridad on line, utilizar herramientas de gestión de tareas y herramientas para gestionar el tiempo eficientemente, usar dispositivos móviles, buscar en internet, usar herramientas para compartir archivos y documentos, y un largo etcétera que se va a ir ampliando progresivamente.
Nuevos retos
¿Pero como se mide y se desarrolla la capacidad para gestionar la información, la serendipia, la resiliencia, el auto-aprendizaje, la gestión de la incertidumbre, la intraemprendeduría, la generosidad? Ya os podéis imaginar que nos enfrentamos a nuevos y apasionantes retos en las áreas de RRHH de las empresas.
Alicias Pomares
Fuente: Serendipia