La última innovación en impresión 3D médica es una máquina que algún día podría imprimir medicamentos personalizados bajo demanda y que actualmente está siendo desarrollada por la Universidad de Central Lancashire, en Preston (Reino Unido).
Un portavoz de la Universidad Central de Lancashire (UCLAN) dice que la máquina – que está a la espera de una solicitud de patente – podría «imprimir» una pastilla con una cantidad exacta del principio activo que debería ingerir un paciente.
Aunque la impresora puede reproducir los medicamentos existentes, disponibles en farmacias y hospitales, el equipo de UCLAN estima que la principal ventaja de la impresora es que podría potencialmente adaptarse para hacer los medicamentos específicos en función de las necesidades de un paciente.
«La impresión 3D ha sido adoptada por una gran cantidad de diferentes industrias», ha declarado el doctor Mohamed Albed Alhnan, de la Facultad de Farmacia y Ciencias Biomédicas de UCLAN, que añade: «pero hemos demostrado cómo esta tecnología puede ser aprovechada para mejorar la atención médica proporcionando medicamentos a medida para los pacientes y a bajo costo».
Aunque la “flexibilidad” de las impresoras 3D, en cuanto a los materiales para la impresión, es realmente amplia, en realidad hay un enorme abanico de materiales que no se han podido utilizar hasta la fecha. Y es que, dado que las impresoras 3D utilizan un sistema de sobrecalentado del material para hacerlo más fácil de “moldear”, muchos materiales no tienen la consistencia necesaria, o bien tienen un punto de fusión “especial”, y por lo tanto no pueden ser utilizados en las impresoras 3D como sí se hace con los plásticos, polímeros y materiales con un comportamiento mecánico y químico similar.
El equipo de investigación dirigido por el Dr. Mohamed Albed Alhnan ha creado un material gracias al cual, utilizando un compuesto de polímeros y el propio componente fármaco, casi cualquier impresora 3D del mercado podrá fabricar medicamentos. Según han asegurado, la parte más complicada de este proyecto era conseguir que el filamento de material tuviese el mismo comportamiento cuando se funde por el sobrecalentado que cuando es depositado a través de la estrecha boquilla sobre la bandeja de impresión. En este sentido, aunque no se consideró en ningún momento crear formas complejas, en realidad, es posible.
Uno de los aspectos clave del proyecto está en que los medicamentos no necesitan mantener una estructura excesivamente rígida, sino que su consistencia es un punto aparte, poco importante, teniendo en cuenta que hablamos de medicamentos que tienen que ser digeridos por el organismo humano. En cuanto al futuro de esta tecnología, desde UCLAN creen que las compañías farmacéuticas podrían utilizar la impresión 3D para la fabricación de pastillas a granel. Según comentan, esta metodología debería llegar a la industria farmacéutica en 2019.
fuente: Imprimalia