El avance de la minoría con más crecimiento en Estados Unidos es innegable. Si en 2012 eran 3,3 millones los negocios creados por latinos, en 2017 se detectó un crecimiento del 46%. En el caso de los negocios creados por blancos el declive fue del 6% hasta quedarse en 19 millones de empresas. El problema reside en cómo crecen los negocios. A los latinos todavía les quedan barreras por derribar, como el acceso a crédito, especialmente por parte de los bancos.
La Universidad de Stanford, la más prestigiosa de la costa oeste de Estados Unidos, cuna de Silicon Valley y los negocios innovadores, tiene una obsesión: hacer que la prosperidad económica sirva como motor de progreso social. Con intención de medir el impacto de los latinos en el tejido emprendedor ha realizado una encuesta a más de 5.000 creadores de negocios que se identifican como tales. Bajo dicha etiqueta, amplia para ser inclusiva, se incluye a todo aquel que se identifica como heredero de cultura hispana, sin importar si es emigrante o qué generación. Se abarca tanto al español como al mexicano, colombiano o estadounidense que se adhiera al término.
No se habla de estado migratorio, pero sí de cómo afecta el momento en que se llega. “El crecimiento de los negocios de latinos ha desplazado el de cualquier otro grupo democrático. El estudio indica que a pesar del escaso acceso a financiación a través de créditos bancarios, crecen. Muchos latinos funcionan en familia. Más de la mitad reconocen que es parte de la cultura activar una empresa”, dijo el Paul Oyer, director del estudio.
Se destacó el papel de los millennials. “Los emprendedores jóvenes, especialmente los que vienen de niños a Estados Unidos, son los que mejor se desarrollan. Un 86% de las empresas creadas por inmigrantes tienen este perfil”, remarcó el académico. “Es algo así como un mensaje de esperanza. Son los que mejor escalan los negocios”, dijo para aclarar la importancia de la formación: “Educarse en Estados Unidos, con acceso a formación superior, hace que aprendan el idioma más rápido, tengan más oportunidades y acceda a capital”.
Marlene Orozco, una de las investigadoras de la facultad, explicó que esto es solo el principio: “Estamos todavía en la superficie, intentando entender el por qué de esta brecha”. Relató cómo unos Estados son más favorables a los latinos: “Florida, California, Texas, Nevada y Nueva York están en la cima, pero con matices. Florida y Nevada son los lugares donde más se confía en estos emprendedores por parte de la inversión privada. En contra de lo que podría parecer, California, la cuna de Silicon Valley, no es donde los inversores de capital riesgo ayudan a los latinos”.
Las latinas, activas y reivindicativas, afrontan algunos retos adicionales. “Juegan un gran papel, son influyentes. Entre 2007 y 2012 los negocios creados por latinas crecieron un 87%. Sin embargo, tienen todavía más dificultades para conseguir financiación. En muchas ocasiones se les dice que no tienen formación suficiente o les falta preparación”, insistió la investigadora.
Jerry Porras, director del programa de Stanford para emprendedores latinos, se dirigió a la comunidad: “El reto es crear un ecosistema, cambiarlo y hacer que funcione en todo el país. Hay oportunidad de ser grandes, tanto las empresas tradicionales como las startups que cada vez más escalan buscando la excelencia”.