Cuando estés tentado a rendirte, recuerda que se necesitaron años para que muchos negocios exitosos fueran redituables.
Pregunta; He estado llevando un negocio los últimos 19 meses, y no hemos tenido ganancias. Me pregunto, ¿en qué punto podríamos considerar que este fracasó? Winnie Matimu.
En los negocios, ‘fracaso’ es la palabra más temida, y pocas veces hay motivo para usarla.
Si has tenido tu negocio solo 19 meses, entonces, ciertamente, no debería considerarse un fracaso. Los primeros años son de supervivencia, este es el periodo más difícil para cualquier compañía, cuando, apenas, poder pagar las cuentas es un reto porque todavía estás desarrollando tus productos o servicios, reclutando miembros para tu equipo, refinando los precios, creando materiales de mercadeo y atrayendo clientes.
Cuando estés tentado a rendirte, recuerda que se necesitaron años para que muchos negocios exitosos fueran redituables. Algunas de las más grandes compañías tecnológicas del mundo se llevaron años en capitalizar su popularidad con los clientes y elaborar sus modelos de negocio.
Si tú crees en tu estrategia y tienes un plan realista para alcanzar la rentabilidad, apégate a él.
Todos los emprendedores exitosos te contarán de los días negros cuando se cuestionaban sus decisiones –usa tus preocupaciones para pulir tu estrategia y el rumbo de tu negocio–. Si no estás viendo los resultados que necesitas, tal vez sea tiempo de que te hagas algunas preguntas que te ayuden a refinar tu plan y poner tu negocio en marcha.
Mira bien lo que estás haciendo, tal vez haya algunos ajustes que tengas que realizar en los precios, esfuerzos de promoción o métodos de distribución, que ayudarán a atraer más clientes y más ventas necesarias.
Pregúntate: ¿tu producto o servicio es útil para tus clientes?, ¿se destaca entre la multitud?, ¿puede marcar una verdadera diferencia en la vida de la gente?, ¿le encanta?, ¿la historia de tu proyecto es persuasiva? y ¿tus esfuerzos por atraer clientes potenciales a tu negocio son convincentes?
También valdría la pena revisar las finanzas de tu negocio, para encontrar formas de ahorrar dinero y ganar tiempo en tu empresa para hacer las cosas bien.
Mis padres siempre tuvieron que hacer malabares con el dinero cuando yo era niño, mi mamá se embarcaba en todo tipo de aventuras de negocios. Ellos me enseñaron lo importante que es asegurarse de que tu ingreso exceda tus gastos, aunque sea por un pequeño margen.
En los inicios de Virgin, yo trataba de firmar cada cheque que pagábamos, para así tener un mejor entendimiento de nuestros costos y poder recortar gastos.
Pero las ganancias son solo una forma de medir el éxito. En el Grupo Virgin, cuando estamos haciendo este tipo de evaluación, los conceptos como ‘amistad’, ‘cuidado’ y ‘amor’ son mucho más importantes para mí que ‘bruto’, ‘ingresos’ y ‘volumen’.
El gobierno butanés pone un maravilloso ejemplo: miden la felicidad interna bruta, y una de sus comisiones se conoce como el ‘ministerio de la felicidad’. La lógica es que la gente feliz son trabajadores más productivos e innovadores y ellos son más propensos a encontrarse con el éxito, mejorando aún más esos índices de felicidad.
Entonces, también necesitas ver si tu compañía está marcando una diferencia y teniendo un impacto positivo en el personal, los clientes y el resto del mundo. Si tu negocio atrae empleados y clientes leales, probablemente pronto empezarás a ver ganancias.
A veces no hay otra alternativa que cerrar un negocio. Debes prestar atención cuando tu trabajo deje de ser divertido, ya que la carga de manejar una empresa improductiva va a dañar también tu vida personal. Si tu industria está fallando y tu compañía no se puede rejuvenecer, tendrás que ser creativo para ver cómo puedes tomar lo bueno de tu conflictivo negocio y construir con él algo todavía mejor.
Nosotros tuvimos que cerrar algunos negocios Virgin –Virgin Brides y Virgin Cola me vienen a la mente–, lo cual hicimos de manera mesurada. Cuando esto sucede, es importante conservar la confianza y el respeto de tus clientes y empleados, retirándose con gracia y dignidad, haciendo todo lo posible para ayudar a los empleados que hay que dejar ir a conseguir nuevos trabajos.
No es ninguna vergüenza hacer tal movimiento –los mejores emprendedores generalmente tienen algunas cicatrices de batalla y cuentos de guerra que contar–. Recuerda tomar lo positivo de tu experiencia y aplicarlo en tu siguiente negocio. Si no tienes éxito al principio, no hay necesidad de la palabra F – solo recupérate e intenta, intenta de nuevo.
Richard Branson
Fuente: Portafolio