– Ya no sé si cura más un yeso o un abrazo, dijo el paciente.
– Yo estoy seguro de que si te has fracturado es porque te ha faltado algo, o algún aviso debe querer darte el cuerpo… Tal vez que descanses un poco, que ya no corras…
– Sí, casi no duermo, siempre estoy apurado. Siempre quiero sentirme fuerte, y así es sencillo vivir. Con el cuerpo rígido, indeleble frente a la pincelada de cualquier color oscuro.
– Pero impenetrable por cualquier otro color también… Te perdés el verde, el azul, el gris que muta…
– No lo había pensado. No estaban esos colores en mi paleta. Tal vez por haber querido ser una piedra frente a todo sobresalto le bastó a mi pierna un golpe contra la mesa ratona para producir el quiebre.
Estoy quebrado, doctor.
– Sí. Y al fin de cuentas el yeso es piedra sobre piedra rota…
– Sí, yo sé, yo creo…Estoy convencido de que cura más un abrazo…
Gisela Mancuso
Ser emprendedor no significa adquirir la destreza de mantenerse erguido sin discontinuidad. El emprendedor flaquea, sufre esguinces, y aún se quiebra. Tal vez tarda en recuperarse pero, como antes de ser emprendedor es humano, aprende que no hay fin irreversible (solo uno) y que no hay falta invalidante (salvo no sentir) y que, en definitiva, está ya en toda crisis el sabor de un café mejor preparado. Porque si queremos somos evolución; sino, detenimiento frente a la flaqueza.
El emprendedor sabrá encontrar en el moretón, la raspadura o el corte, una sábana genuina de piel nueva. Casi de seda será lo que nos cubra si flaqueamos y seguimos, si cada vez somos más conocedores de nuestras aptitudes y de nuestras debilidades y cómo canalizarlas de manera que nos sean humanamente provechosas.
“El hombre es él y sus circunstancias”, decía Ortega y Gasset. Yo propongo reformular la frase y subdividirla:
El hombre es él.
Las circunstancias son mutables.
El hombre tiene el poder de modificarlas, de romper aún las barreras que parecen infranqueables, esas que suben y bajan los digitadores de nuestra sociedad. Pero si el emprendedor es él y es hombre, si en algún instante de su “período invernadero de flaquezas y recuperación de caídas” se conecta con lo más noble de su ser, su contexto y sus circunstancias serán igualmente nobles. Entonces el hombre será él y las circunstancias que ha creado. Y podrá ser él y otras circunstancias cada vez que se lo reclame su ser. Porque en la vida también existen los boomerang que te regresan los actos bonitos que practicaste.
Por eso, emprendedor, si como yo flaqueas, si te esquinzas el alma por una frustración, si crees tener roto el corazón (te anticipo que esto no es posible, sólo es un discurso milonguero), si sientes que tu cabeza disparará las innumerables preocupaciones que te detienen, piensa: solo emprende quien vivencia su humanidad. El emprendimiento viene a posteriori del desprendimiento de toda herida o frustración.
Si estás flaqueado o flaco, déjame vendarte o engordarte con mi esperanza. Luego, cada uno la pintará con el color que escoja.
Porque al fin de cuentas, amigo, los dos sabemos: un yeso no cura como un abrazo.
* Gisela Mancuso. Abogada, redactora, escritora, ganadora de numerosos concursos literarios. [email protected]