“La verdad central de los conservadores es que la cultura, no la política, es lo que determina el éxito de una sociedad. La verdad central de los liberales es que la política puede cambiar una cultura y salvarla de sí misma” (Daniel Patrick Moyniham)
I. Nuestra actitud con respecto al futuro
La actitud que tenemos con respecto al futuro determina muy fuertemente los resultados que logramos.
¿Qué quiere decir “actitud con respecto al futuro”?
Es la forma en que entendemos, percibimos, imaginamos y deseamos el futuro. Es la posición que asumimos con respecto a él.
Sintetizaremos estas tres actitudes en las tres formas más frecuentes de actuar:
1. Confección de Pronósticos Acertados.
2. Armado de escenarios posibles.
3. Creación del futuro deseado.
I.1. Confección de pronósticos acertados
Se basa en pronosticar qué es lo que va suceder. Es la típica actitud basada en la experiencia del pasado para proyectar el futuro.
Implica una acción paso a paso, un trabajo no necesariamente creativo, sino más bien lógico, estructurado y –sobre todo- objetivo (en realidad pretendidamente objetivo), para desarrollar pronósticos basados en la extrapolación de información del pasado, suponiendo que el futuro será una repetición del presente, pero con “retoques” provocados con distintas circunstancias del contexto que se pueden prever (“pre-ver”: ver con anterioridad). Ello, nos conduce a la lógica que nuestro pronóstico es acertado, lo que supone que el futuro necesariamente va a “ser de una manera determinada” , y obtendrá mejores resultados quien pueda “adivinar” (o “embocar”) más adecuadamente cómo será éste; acertar qué es lo que “va a suceder.”
Si algo se ha aprendido en los últimos años es que el pasado es un muy mal predictor de lo que va a suceder en el futuro, y además nuestro rol aquí sería reactivo frente a circunstancias que lo único que hacemos es esperar que sucedan.
I.2. Armado de escenarios posibles
El armado de escenarios implica pensar en realidades complejas (formadas por múltiples variables y sus relaciones) que –alternativamente- pueden llegar a ocurrir.
Hay una gran cantidad de técnicas referidas al armado de escenarios futuros, algunas de ellas sumamente elaboradas y, con la ayuda de ordenadores altamente sofisticadas en la extrapolación de tendencias, combinación de causas y efectos, aplicación de matices de impacto, etcétera.
Así como la confección de pronósticos acertados es útil para ver qué hay que hacer, qué acciones futuras se pueden tomar, el armado de escenarios posibles es muy útil para ejercitar la actitud de ¿que pasaría si…?
El solo ejercicio de armado de escenarios tiene beneficios increíblemente satisfactorios porque con la reflexión acerca de lo que podría llegar a pasar en el futuro, el trabajo de armado de escenarios implica el delineamiento de planes de acción alternativos para cada nivel de escenario.
Imaginar escenarios posibles y atribuirles probabilidad de ocurrencia a cada uno, permite que se desarrolle un ambiente de conversación sumamente beneficioso.
Se delinean tres escenarios futuros posibles (uno “optimista”, uno “normal” y otro “pesimista”) de acuerdo con las distintas probabilidades de ocurrencia de cada una de las alternativas que se evalúan como posibles.
Se generan planes de acción posibles, se sabe que nada será totalmente objetivo, que el futuro no tiene necesariamente un solo modo de desplegarse y que los escenarios nos preparan para distintas posibilidades de despliegue del futuro.
Los términos adoptados nos sirven como síntesis de su significado: i. armar: actitud mucho más enfocada al “diseño” que confeccionar. No sólo implica una acción paso a paso, sino que involucra distintos tipos de pensamiento que permitan bosquejar lo que “puede llegar a suceder”, ii. escenarios: sugiere un futuro formado por más de una variable, todas interrelacionadas, con lo cual el análisis de una sola de ellas no es suficiente para entender qué es lo que puede llegar a pasar, iii. posibles: trabaja con más de un escenario, ya que dentro de su concepción de futuro existe más de una posibilidad. En ocasiones, se trabaja con “probabilidades de ocurrencia” de los diferentes escenarios posibles. En resumen, no sabemos cuál va a ser nuestro futuro, preparamos escenarios para mejorar la forma que podemos reaccionar.
1.3. Creación del futuro deseado
La tercera actitud con respecto al futuro es cualitativamente diferente de las dos anteriores. Llamada también “Visualización”, “anticipación” o “prospectiva”, cuando nos referimos a la Creación de un Futuro Deseado, estamos significando a una actitud que no parte del presente para predecir, pronosticar o armar un escenario futuro, sino que parte de la configuración de un futuro deseable para, desde allí, reflexionar sobre el presente, “re-significar” lo que en él sucede y, por último orientar nuestro desenvolvimiento hacia el futuro que habíamos imaginado como deseable.
”La profecía de autocumplimiento”
Esta actitud supone un trabajo sistemático sobre un escenario futuro deseado. Lo importante es que la atención –en primer lugar- no se centra en “tratar de diseñar qué es lo que va a suceder”, sino intentar tener lo más claro posible qué es lo que nosotros queremos que suceda.
Esta intención se basa en imágenes. Es nuestra imaginación que se aloja en el tiempo que todavía no es. Es una construcción imaginativa que nos atrae, que nos motiva, que nos invita a ser alcanzada. Construcción que nace a partir de nuestras emociones, aspiraciones, sensaciones, intuiciones.
Una vez que este Futuro Deseado es bosquejado, se trata de explicitarlo, hacerlo creíble, imaginar el comportamiento de las distintas variables que intervienen en dicho escenario.
A diferencia de las actitudes anteriores, cuando hablamos de crear un Futuro Deseado, no nos referimos a adivinar algo que será verdadero o falso. Lo que nos interesa es que el Futuro Deseado sea una visión lo suficientemente funcional y motivadora como para poder atraernos y guiar nuestra forma de pensar y de actuar a partir de dicha visión.
En la Creación de un Futuro Deseado se ponen en juego de un modo integral los componentes más trascendentes del Proceso Creativo, ya que necesitamos imaginación para imaginarnos dicho futuro, descubrimiento para poner luz sobre las distintas relaciones e interacciones sobre las cuales se desarrollará el escenario de futuro deseado, creatividad para producir alternativas e ideas de cómo alcanzar dicho futuro e innovación para hacer que dichas ideas y alternativas se conviertan en acciones transformadoras concretas en nuestras vidas.
No es fácil desarrollar ese tipo de actitud en la sociedad, sobre todo en aquellas que como la nuestra básicamente están enfocadas a un pasado que perciben mucho mejor. Es difícil que no se desemboque en el tradicional “veamos que va a pasar y tratemos de adaptarnos”.
También es difícil que se entienda la idea de “Futuro Deseado”. “En plan de desear- piensan muchos-, puedo delirar imaginando utopías irrealizables y con sólo desearlas no quiere decir que se cumplan”.
Así piensan quienes no han entendido la diferencia que hay entre un “presente que nos empuja” y un “proyecto que nos seduce”.
Las conversaciones en nuestra sociedad deberían dejar de girar sólo en lo que nos diferencia o en nuestras limitaciones para mejor comprender la realidad para no quedarnos afuera y pasar así a un trabajo sistemático de “imaginar un futuro a construir, para establecer los límites nosotros”.
Si este trabajo sistemático se hace de modo creativo, inteligente y participativo, seguramente los Futuros Deseados a alcanzar no serán “utopías irrealizables”. Serán sí, proyectos desafiantes cuyos resultados hoy no se ven perfectamente claros, pero sí se comienzan a imaginar, a delinear, a descubrir (“des-cubrir”), a entrever (“entre-ver”: nótese la diferencia con “pre-ver”) en un conjunto de variables reales e imaginadas.
Por eso, la actitud de Crear el Futuro deseado es netamente estratégica, en tanto no requiere la precisión y exactitud de un pronóstico necesario para el trabajo operativo cotidiano, ni la especulación propia de las decisiones tácticas que necesitan asumir probabilidades de ocurrencia en función de un contexto en el que intentan manejarse.
L a Creación de un Futuro Deseado se desarrolla en un eje de tiempo en el que lo primero es bosquejar una imagen a alcanzar, y a partir de allí se trabaja sobre el presente, generando alternativas para luego ir llevándolas a la práctica.
La intención es una adhesión imaginativa a un fin, seguida de una tensión consciente de realizarlo. La palabra “intención” es similar a “propósito” o “designio”, todas hablan de la determinación de una voluntad en orden de un fin.
Crear: muchísimo más que confeccionar o armar, implica imaginar, construir, descubrir y “hacer que se cree. Es el sentido amplio del proceso que va desde imaginar un futuro hasta hacer lo posible como para que se realice.
Futuro: no sólo nos referimos a un escenario, sino a una dimensión anticipatoria donde “elegimos” una configuración deseada.
Deseado: cualitativamente diferente a la noción de probabilidad, nosotros hacemos que el Futuro deseado se transforme en posible y real, pero su característica principal –para nosotros- es que nuestra intención está allí puesta.
Intención entrepreneur
En primer lugar, nos interesa alcanzar los 500 jóvenes en el año 2009 cada uno con su Plan con un Futuro Deseado con un horizonte de 10 años.
Esta cifra, muestra cómo una sociedad sigue atentamente lo que está sucediendo en cuanto al denominado “fenómeno entrepreneur”, es decir, el lanzamiento de negocios, produciendo distintas distintos segmentos sociales y comerciales dinámicos.
Quinientas iniciativas son quinientas ideas que se ponen en marcha, quinientas necesidades (actuales y potenciales) de proveedores de servicios, quinientas oficinas (o plantas o “galpones” u oficinas virtuales), quinientas nuevas marcas, quinientas posibilidades de hacer estudios de mercado, quinientas redes de servicios que se comenzarán a desplegar (con clientes, proveedores, empleado), quinientas planes de negocio, quinientas cuentas en los bancos.
Esta dinámica de negocios, empresarios y organizaciones que se forman, vinculan, relacionan y negocian es la que se vive en un ambiente donde la Intención Creativa mueve la Pasión Entrepreneur.
Empresarios y empresas que buscan coincidencias, imaginan proyectos, se capacitan. En síntesis, empresarios y empresas que “co-evolucionan” creativamente.
Complementar “el mundo de las empresas” con el de “los negocios” o el de “los emprendimientos” resulta siempre refrescante, ya que esto nos acerca mucho más a los seres humanos que dirigen esas empresas, que las crean, que las gerencian, que las hacen exitosas.
Entramos en el mundo de la Intención Creativa enfocada a los negocios. No sólo “Intención Creativa”. También “Enfocada a los Negocios”.
La dimensión de “los negocios” nos hace sumergir en una dimensión de la Creatividad diferente de la del desarrollo creativo individual o el organizacional. Creatividad para encarar negocios, para emprender negocios.
Aparecen una serie de riesgos distintos, reglas de juego diferentes: las reglas del mercado, de la “híper-competitividad” , de los números, los pesos, las asociaciones, las franquicias, las licencias, el lucro, el capital, los costos, los beneficios.
Surgen también, necesidad de habilidades y capacidades complementarias diferentes: comenzamos a pensar en la Creatividad Aplicada a Resultados concretos, la innovación en toda su dimensión. El liderazgo, el Emprendimiento, la Anticipación, la Negociación, la Competitividad, el Pensamiento Estratégico.
Manejar una empresa, gerenciar un área o emprender un nuevo negocio, son desafíos de diferentes características en tanto se plantean en un entorno formado por unidades definidas y con límites claros, o en un entorno complejo y dinámico donde estos límites y definiciones son difíciles de asir.
Todo esto, es un desafío que nuestra sociedad está reclamando si deseamos un futuro venturoso y no seguir expulsando y excluyendo compatriotas.
fuente: Plan Emprendedor