Emprender es más que tener una idea, encontrar una oportunidad o contar con el capital para iniciar un negocio. Emprender es también es ejercitar el músculo interno de la autoconfianza.
Con baja confianza en nosotros mismos nos exponemos a sufrir un bloqueo en la decisión y la acción. Es esa sensación que, generalmente, solemos definir como “cosquilleo en la panza” y que nos paraliza por completo.
Esas emociones tóxicas nos vienen en formato “No sé si puedo” “¿Y si me va mal? “, “¿Y si me dicen que no?, entre otras.
Si te sentís identificado, puede ser el momento de abandonar los pensamientos negativos para comenzar a poner el foco en los resultados y las herramientas en las que nos apoyaremos para lograrlos.
Se trata de cambiar el switch. Desconectarnos de inseguridades y baja autoestima para conectarnos con lo mejor de nosotros. Dejar de mirar los impedimentos y poner la mira en lo que queremos lograr,
No es fácil ni automático. Requiere determinación, firmeza, constancia y perseverancia. Los resultados pueden tardar en aparecer pero una vez que asoman, se consolidan y nuestra vida cambia, La autoestima es una herramienta vital para ser lo que soñamos,
Porque somos capaces de lograr más, mucho más de lo que creemos. Como el halcón de este cuento:
“Había una vez un rey muy caprichoso que tenía una hija muy hermosa y buena. Quería casarla, aunque puso una condición algo absurda. Estableció que sería elegido aquel hombre que fuera capaz de hacer volar un halcón que desde hace un tiempo estaba posado en una rama. Y nadie, absolutamente nadie hasta el presente había logrado hacerlo.
Una cantidad de personajes aparecieron en el palacio y con distintas mañas intentaron que el pájaro volara, sin embargo ninguno lo consiguió.
Cuentan que una mañana el rey se levantó y vio volando al halcón por su jardín.
Su hija ya tenía pretendiente y cuando lo mandó llamar le pregunto cómo había hecho semejante milagro. Cuando estuvo frente al campesino le dijo:
– ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó:
– “No fue difícil, Su Alteza: solo corté la rama., entonces el halcón se dio cuenta que tenía alas y simplemente se largó a volar
¡Nadie sabe de lo que es capaz, hasta que lo intenta!”
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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