Hace un par de semanas me invitaron a participar de un negocio. Siempre es bueno que se acuerden de uno y más si existe la posibilidad de ganar dinero. Ya, durante la invitación telefónica, no parecía un proyecto muy consistente, pero convinimos una reunión con todos los participantes. Así, me reencontré con gente que no veía desde algún tiempo. Todos empresarios, emprendedores, profesionales, o como se quieran llamar.
La reunión fue bastante desordenada. El negocio, en este punto tiene el status de una idea verbal para aprovechar algunos contactos y muchas cosas por resolver y otras para averiguar. O sea, todavía no sabemos si es un negocio. Convenimos una próxima reunión para seguir avanzando según lo que cada uno pensara sobre el tema.
Al día siguiente busqué algunos datos por Internet y comencé el plan de negocios. Parecía una idea tonta porque desconocía muchas cosas, pero preferí anotar todas las dudas y posibles soluciones en cada ítem del plan y avanzar. Lacuestión era tener algo por escrito que sirviera de base para no dispersarnos y completar el plan como se debe.
Luego de unos días, reenvié las 10 páginas a los demás participantes para que las vayamos trabajando entre todos.
Recibí palabras de asombro y admiración por empezar un plan de negocios. Es que, en realidad, nadie lo hace. Estoy tratando con gente "del palo" emprendedor y esto no debería despertar asombro. Sin embargo, no lo hace aunque lo pregonen. Es como el cinturón de seguridad en el auto. Todos saben que hay que usarlo, pero no lo usan hasta que vuelan por el parabrisas. Claro que es probable que nunca más lo necesiten.
Con el plan de negocios es lo mismo, es nuestro cinturón para no estrellarnos o, por lo menos, que no sea tan grave.