Las ventajas en la capacidad de negociación de precios por el volumen de compra, publicidad, y promociones, han hecho que un grupo de farmacias tradicionales se conviertan en sucursales de grandes cadenas en el país.
Estas ventajas, traducidas muchas veces no sólo en el bolsillo de los clientes, sino en el factor tiempo al encontrar todo lo que se busca en un mismo lugar, han impulsado el fenómeno de las franquicias farmacéuticas, que actualmente ocupa el 20% de los cinco mil establecimientos que conforman el mercado venezolano.
Walewska Miguel, presidenta de la Cámara Venezolana de Farmacia (Cavefar), informó que efectivamente, pertenecer a una marca establecida tiene ventajas; el mercado farmacéutico del país es reconocido por ser personal; lo que deja mucho más vida para las pequeñas boticas.
“El consumidor venezolano es muy personal, le gusta esa interacción de tú a tú con el médico en la pequeña farmacia de la esquina, y muchas veces una farmacia pequeña vende más medicamentos que una cadena, por lo que no tienen por qué desaparecer”, dijo; frente a la interrogante de si se estaba viendo una tendencia hacia el cambio.
Según Miguel, la idea es que los comercios del sector evolucionen con el tiempo y se actualicen en cuanto a productos.
Sobre la situación actual del sector, Miguel señaló que por los controles existentes, el proceso de internacionalización en la compra de medicamentos es más lento que en otros países, siendo ésta una de las causas de que a veces no se consiga una marca de medicamento en específico.