El dinero puede comprar tratamientos médicos pero no salud, ropa cara pero no belleza, una mansión pero no un hogar, libros pero no sabiduría, banquetes pero no un apetito saludable. La riqueza material sin la riqueza del carácter, suele ser efímera.
Cambiar el eje. Es necesario advertir la disminución de la pobreza y el cambio social que se está operando en Asia. Su clase media será la más importante para el 2040. Antes fue clase pobre, pero mejoró gracias al crecimiento económico derramado sobre la población. El poder económico se desplaza hacia el Pacífico donde sube la calidad de vida. El mundo occidental olvidó de que la riqueza no se hereda sino que se construye. Que la pobreza aumente en países ricos indica una mala gestión El populismo genera pobres para que voten a los que les dan subsidios para hacerlos dependientes. Se podría eliminar la pobreza o reducirla. Existen los recursos pero no los dirigentes con la grandeza ni con la capacidad necesaria.
Saber es poder. El conocimiento une los pilares del desarrollo: la innovación tecnológica, el empleo, la educación y la equidad. La tecnología reemplaza al trabajo automatizable, concentra el ingreso entre los más educados y así se incrementa la desigualdad por la caída del empleo y del ingreso del trabajador de calificación media, que son reemplazados por programas y robots. Para los optimistas tecnológicos la tecnología digital es a la capacidad mental lo que la máquina de vapor fue a a la capacidad muscular. Este es el mejor momento para ser un trabajador especializado con la educación adecuada para usar la tecnología a fin de crear valor, y es el peor momento para ser un trabajador con aptitudes robotizables.
La tecnología sube por el ascensor y el hombre por la escalera. Esto aumenta la brecha entre los dueños de la tecnología y los trabajadores; generando nuevos ricos y pobres. Una política pro desarrollo deber amortiguar la desigualdad reflejada en las cualidades del trabajador, y compensarlas políticas públicas orientadas a mejorar y adecuar su formación. La tensión entre crecimiento y equidad puede inhibir el desarrollo si no se complementa con estrategias de protección. La máquina vence al hombre aislado, pero no al hombre que coopera con la máquina.
Se precisan políticas de estado porque la desigualdad tecnológica es una carrera entre la tecnología y la educación. El desafío es estimular la innovación y la actualización tecnológica, para evitar el desempleo y la desigualdad. Esto demanda un cambio en la agenda educativa que complemente a la educación como mecanismo de inclusión (desde la infancia temprana) con una educación que potencie el capital humano, enfatizando la calidad, la educación terciaria y el entrenamiento necesario para no perder en la carrera. La reforma de la educación debe ser flexible y orientada a la elaboración y a la creatividad, al fomento de la innovación, a la inversión en investigación y desarrollo del sector productivo y al financiamiento de sectores dinámicos. Un modelo productivo basado en el conocimiento permite vender caro el trabajo sin quedarse esperando un milagro. El dilema no es innovación o empleo, sino entre generar productividad y distribuir sus frutos, o insistir con más de lo mismo.
La palanca de Arquímedes del desarrollo es la armonización entre el sistema neuronal del hombre con el sistema tecnológico y digital.
La solución individual. El mundo cambia y las creencias deben modificarse adaptándose al entorno. Las certezas de ayer no pueden explicar las dudas de hoy. Entre1936 y 1960 nacieron los Baby Boomers. El mundo estaba en plena recuperación luego de la guerra. Esta generación vio el nacimiento de la TV, la llegada del hombre a la luna, el pasaje del blanco y negro al cine en color y vivió innovaciones como el fax, el lavarropas, los relojes digitales. Pero a la telefonía celular, la PC e Internet los experimentaron ya de grandes. Entre 1960 y 1990 surgió la Generación X (que tienen ahora entre 35 y 55 años), y son los que mueven el mundo y los responsables de gran parte del cambio de paradigmas experimentado.
Se llama Millennials a los nacidos entre los años 1980 y 2000, que hoy se encuentran entre los 15 y los 35 años. Esta generación nació atravesada por Internet, y de alguna manera se las ingenió para partir la realidad en dos: por un lado viven la realidad social, concreta, tangible; y por otro la realidad virtual, de redes sociales e intangible. Además pierden el interés hacia la computadora, herramienta de la generación de sus padres (la Generación X). Prefieren los teléfonos inteligentes, que son usados para todo tipo de actividades, incluso para las productivas.
Gestión financiera. Las finanzas son la forma de ganar dinero, planificar, ahorrar y gastar, teniendo en cuenta los riesgos y el futuro. Todo ha cambiado al compás de las innovaciones tecnológicas y los cambios generacionales, aunque muchos siguen aplicando principios desactualizados. La manera de obtener dinero fue cambiando. Para los Baby Boomers era «hacer carrera» en una empresa, y dado que sus padres venían de crisis, la estabilidad laboral era una bendición a conservar a cualquier costo. Allí se recibe dinero en función de las horas trabajadas. La Generación X, creó al emprendedor, gracias a un nivel educativo superior ya que sus padres quisieron sus hijos lograran lo que ellos no pudieron.
El flujo de dinero. Hoy se suman los que obtienen dinero como autoempleados, los que son dueños de negocios y los inversores. Los ingresos pasivos son los que se generan sin necesidad de trabajar. Esos ingresos antes se generaban adquiriendo propiedades y alquilándolas, generando franquicias, invirtiendo en acciones y bonos, mediantes derechos de autor, etc. Los Millennials tomaron las innovaciones tecnológicas que dejaron sus padres para hacer crecer la economía de lo intangible con internet, creando empresas como Facebook o Google, que venden productos 100% intangibles. Con la conjunción de tecnología y finanzas surge la automatización de ingresos a través de Internet y cambia la forma de generación.
El sueño de la casa propia. El ahorro fue un baluarte de los Baby Boomers que disminuyó para la Generación X de la mano del crédito y el consumismo. Millennials es la generación actual, menos consumista y con otros ideales. Ven la casa propia como un pasivo, porque el costo de mantenerla le sacan dinero del bolsillo. Ellos lo saben y no negocian su libertad trabajando en organizaciones cuyas ideas no comparten.
Sus padres tenían el sueño de la casa propia. Los Millenials invierten en sus ideas y viven con sus padres hasta grandes. Elijen disfrutar de las cosas sin comprarlas, por eso alquilan e invierten sus recursos en su profesión, dinamitando la idea de que la casa es un ahorro y el seguro para la vejez.
La sociedad de consumo ofrece la falsa certidumbre del trabajo en relación de dependencia, sueldo seguro, obra social, vacaciones, aguinaldo. Sin embargo, ante crisis e innovaciones tecnológicas, lo primero que hacen las empresas es reducir el personal y la certidumbre se derrumba. Y la ansiedad puede desembocar en la depresión o el estrés. A los Millennials la certidumbre no les preocupa, ya que no se sienten cómodos con los horarios ni con las estructuras y prefieren trabajar desde su casa. Cuando trabajan en empresas no se motivan y saben que, a nivel tecnológico, saben más que sus jefes. La certidumbre positiva la alcanzan trabajando free lance o en proyectos propios, creando nuevas fuentes de ingresos.
Las certezas cambian. Esto debería cambiar la cabeza de los que desean prosperar ¿Quieren esperar el final anunciado o anticiparse y formar parte del cambio? La educación es la industria pesada de cualquier país porque que crea los ciudadanos del futuro.
Decisiones a largo plazo. La desigual lucha entre el yo actual y el yo futuro muestra el conflicto entre lo que preferimos hoy contra lo que es mejor a largo plazo. La satisfacción inmediata es difícil de resistir. Un experimento de la Universidad de Stanford revela que el patrón neuronal cuando se piensa en el futuro es más parecido al de pensar en otro que en nosotros. Le tenemos aprecio, pero no deja de ser alguien distinto.
Cada decisión de consumir menos o ahorrar es una lucha desigual, el yo actual lleva todas las de ganar: está aquí presente, está a cargo.
El yo futuro aún no llegó y no tiene hoy abogado que lo defienda. En los primeros días del mes se gasta con más soltura que en los últimos 10 días, forzados por la escasez, pese a que sabemos que el ingreso es mensual y cuánto dura el mes. El consumo desparejo es muy habitual.
Cuando la decisión sólo involucra el futuro tendemos a tomar decisiones correctas. Sobre la conducta financiera, se llevó adelante un experimento. La alternativa era elegir si una semana después querrían comer fruta o chocolate. El 74% eligió la alternativa saludable. A otro grupo se le ofreció qué elegir para comer en ese momento. El 70% eligió el chocolate. Es fácil hacer lo correcto cuando el que va a tener que sobrellevar la menor gratificación es el yo futuro. La dificultad de autocontrol no es un problema en las decisiones lejanas, sino en las presentes.
Hoy es muy común procrastinar o dejar el esfuerzo para mañana. Son pocos los que tienen la disciplina de comenzar con anticipación la tarea. Dejarlo para más adelante es como dejar que sea otro quien lo haga. Por eso es fácil decidir que el lunes empezamos la dieta cuando es martes.
El resultado de esta desconexión mental entre hoy y mañana es alarmante: sólo 3% de las personas consultadas cree tener un plan consistente para su retiro. En un mundo que cambia tan rápido, planificar es más importante que nunca. Es imprescindible entender cómo funciona nuestra mente.
Comenzar de cero. Los anhelos creativos se concretan como nuevos emprendimientos o se limitan pensando que no vale la pena o que el año ya está perdido. Los obstáculos suelen ser creencias disfuncionales a la hora de iniciar. Siempre se puede cambiar la mirada y ver la oportunidad de empoderarnos, modificar las creencias limitantes, las exigencias, los temores y considerar la posibilidad de tomar riesgos y animarse a pegar el salto. El cambio puede vivirse como vivencia amenazante, como una maravillosa oportunidad o como un desafío que guíe las acciones.
Todo riesgo puede despertar el espíritu creativo, hacernos explorar formatos que permitan convertir los deseos en realidad. Caracterizan a las personalidades exitosas el ser curiosos y apasionados. Les gustan los desafíos y no se rinden fácilmente. Frente a las frustraciones persisten, se animan a cometer errores y a tener la valentía de seguir adelante ¿Por qué no tomar a estas personalidades como modelos?
Un joven quería engañar a un sabio. El joven tenía un pajarito en su mano y le preguntó si está vivo o muerto. Si me dice que está vivo, lo aplasto y lo dejo morir, y si me dice que está muerto, lo suelto y lo dejo volar». Entonces, preguntó: «Sabio, el pájaro que tengo aquí, ¿está vivo o muerto?» A lo que el hombre contestó: La respuesta está en tus manos». La historia nos recuerda que cada uno de nosotros es constructor activo de su realidad. Que está en nosotros la posibilidad de ser creativos, de experimentar, de descubrir y de asombrarnos.
Las viejas recetas para generar dinero son: poder crear algo vendible, conseguir un empleo o una herencia, obtener una donación, un regalo o un préstamo, casarse con un rico, lograr asistencia social del gobierno, etc. Hasta hace pocos siglos eran todos prosumidores, personas que vivían produciendo lo que luego consumían. No había mercado de trabajo sino esclavitud. No existían los bancos ni el dinero. El cambio comenzó con la revolución industrial del siglo xix, apareció el empleo y la gente pasó del campo a la ciudad.
El desempleo hoy es estructural. Se busca empleo por miedo y para satisfacer deseos. Esas emociones se convierten en pensamientos, cuando los consumidores son inducidos a actuar por la publicidad. Los que logran que el dinero trabaje para ellos, no dejan que el miedo o el deseo los domine. El dinero es la zanahoria, lo que buscan son las oportunidades. Aprendiendo a crear riqueza pueden vivir sin empleo.
A un árbol se lo planta, se lo cuida, se lo abona y luego crece solo y da sombra. Lo importante es conseguir activos que produzcan ingresos, los ricos empiezan por ahí y no por la casa propia. Si usted trabaja por la paga sede el poder al empleador, si su dinero trabaja para usted lo conserva. Busque a quienes le enseñen a vender, es como ir al gimnasio. Al principio duele, tanto como cambiar los hábitos de consumidor que le impiden convertirse en prosumidor. Usted creó sus hábitos y luego ellos lo crearon a usted. Para ganar dinero debe vencer a la resistencia a los cambios.
Dr. Horacio Krell CEO de Ilvem, consultas a [email protected]