Ha llegado a recibir hasta 45.000 mensajes de lectores que asegura haber contestado. Licenciado en Administración y Dirección de empresas por ESADE y director de programas Executive Education de ESADE, es autor de La Brújula Interior y coautor de La Buena Suerte. Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación escritos y es miembro del consejo de administración de relevantes empresas, así como consejero de diversas fundaciones y ONG’s. El pasado mes de mayo publicó su última obra que, con una tirada inicial de 100.000 ejemplares se está convirtiendo en el nuevo fenómeno de la literatura de no ficción española.
En nuestro país, usted es considerado el gurú de la autoayuda.
Le agradezco el cumplido, pero francamente ignoro quién me considera “gurú” y especialmente de un terreno tan ambiguo y amplio como la autoayuda. Creo que esta etiqueta es un tópico que no obedece a ninguna realidad y es un rumor que se difunde por inercia y sin base real. Hago lo que puedo y lo que me gusta hacer, simplemente. Creo que la palabra es el arma más poderosa y creo que los libros tienen una importantísima función social y pedagógica. Lo que escribo es simple, a veces obvio, pero lo obvio acaba siendo, por desgracia, obviado, olvidado y nos cuesta volver a darle el valor que realmente tiene. No sé si lo de “gurú” viene por ahí, pero es una palabra que no siento que me represente y que además me incomoda.
¿Cuál es la principal preocupación de los directivos?
No creo que se puedan hacer generalizaciones. Pero quizás hoy existe más que nunca una inquietud por la búsqueda y el cultivo del talento que, junto con las materias primas, será uno de los principales recursos escasos de nuestro siglo. Quizás por ello la formación continua esté cobrando la fuerza que tiene hoy y que va a ir a más en el futuro.
Su nuevo libro Los Siete Poderes, cuya tirada es la mayor de la historia para un libro de narrativa empresarial, invita a la reflexión. A su juicio, ¿sobre qué cuestiones debería reflexionar el directivo español?
Creo que nuestro gran reto como profesionales en España es profundizar en el estudio del talento y del compromiso, así como los mecanismos que lo desarrollan. En el mundo de la empresa queda aún mucho trabajo por hacer en el desarrollo de las habilidades potenciales de cada persona, así como de la sinergia que nace del trabajo en equipo. La búsqueda de la excelencia es una inquietud creciente entre el perfil de directivos españoles que tratan de estar permanentemente al tanto de las mejores prácticas de las empresas líderes, en cualquier sector de actividad.
¿Quién debe representar el poder en las empresas?
Quien merezca ejercerlo por sus propios méritos. Quien sea reconocido por los demás como un líder natural. Quien sepa escuchar y dar dirección y sentido, logrando que el talento se manifieste en beneficio de todas las personas implicadas en la organización, desde el accionista hasta el cliente.
¿Considera que la gestión empresarial de hoy en día es más visceral que racional?
Hay de todo. Pero de lo que no cabe duda es que está evolucionando mucho ya que el nivel de formación de los profesionales españoles es cada vez mejor y lo visceral deja paso a lo racional y también a lo emocional, afortunadamente.
Los Siete Poderes sustenta valores como la fidelidad, la generosidad, el heroísmo, la voluntad, la amistad… ¿Piensa que la empresa de hoy está delimitada por estos valores?
Es evidente que hay una inquietud creciente hacia el estudio y conocimiento de las dimensiones humanas. Las empresas son personas y conocer los mecanismos del coraje, de la responsabilidad, de la confianza, del propósito, de la voluntad, del compromiso, de la excelencia, etcétera, son hoy las claves si queremos ser más competitivos.
Las personas deberían formar parte de los activos de las empresas y no ser consideradas un “gasto”. Es necesaria una nueva mentalidad que sitúe al talento como la principal necesidad dentro de la organización.
El viaje entendido como punto de partida para la conquista del éxito está presente en La Buena Suerte y ahora en Los siete poderes. En su opinión, ¿cuál es la clave del éxito empresarial?
El origen de todo éxito es la pasión por hacer bien las cosas y que el resultado de este trabajo revierta en el beneficio, no sólo el económico sino en el beneficio común, en el bien común. Con pasión, buena formación, optimismo y voluntad de sentido, todas las adversidades pueden vencerse y convertirse en oportunidades de cambio y regeneración. Siempre ha sido así y creo que siempre será así por complicadas que sean las circunstancias.
¿Qué le falta al líder empresarial español?
Cada uno tiene sus puntos a mejorar pero no me atrevo a dar una respuesta generalizada. Creo que España está mejorando progresiva y sostenidamente en la calidad de su oferta a todos los niveles. Más que hablar de lo que falta preferiría concentrarme en los activos que tenemos: buena intuición, enorme capacidad de improvisación, flexibilidad, amabilidad, pasión, resiliencia (capacidad de levantarse después de haber caído mil veces), alegría y ambición son algunos de los aspectos que observo entre amigos que son grandes empresarios y que han montado auténticos imperios nacidos en España.
¿Usted se considera un líder?
Creo que lo importante es intentar liderar la propia vida con dignidad, con coherencia, con ética, con compromiso, con rigor y con amor. El resto viene por añadidura. Uno sólo puede ser un buen líder para los demás si es un líder para sí mismo. Es tan simple como el mecanismo de resonancia. Un buen jefe sólo puede serlo para los demás cuando lo es para sí mismo. Esa es la clave del liderazgo. Y lo podemos aplicar a todas las actitudes y comportamientos que se esperan de un líder:
… no es posible conducir a los demás si uno es incapaz de conducir su propia vida;
… no es posible dar una dirección a la actividad de los demás si uno no puede hacer lo propio con la suya;
… no es posible escuchar honestamente a los demás cuando se es incapaz de escucharse a uno mismo;
… no es posible motivar a los demás si uno no sabe motivarse; … no es posible solicitar la confianza de los demás si uno es incapaz de confiar en si mismo;
… no es posible reconocer y respetar a los demás si uno no sabe reconocerse y respetarse;
… no es posible ser consciente y apreciar el valor de los demás si uno no puede hacerlo con su propio valor;
… no es posible perdonar los errores de los demás si, en el fondo, uno no es capaz de perdonarse;
… no es posible exigir flexibilidad y capacidad de adaptación si uno no las tiene;
… no es posible exigir compromiso en los demás si uno no es capaz de comprometerse;
… no es posible inspirar a los demás si uno es incapaz de inspirarse a sí mismo;
… no es posible desarrollar los talentos y habilidades de los demás si uno es incapaz de hacerlo con los propios;
… no es posible transmitir seguridad si a uno le gobiernan sus miedos inconscientes;
… no es posible poner en práctica la empatía si uno no es capaz de vivir a fondo todo el espectro de emociones que ha reprimido a lo largo de tu vida;
… no es posible liderar honesta y sinceramente a otros si uno no es capaz de liderarse a sí mismo;
… no es posible, en definitiva, emitir luz a los demás cuando uno no tiene ni para sí mismo.
Además de dedicarse a la tarea académica en diferentes instituciones de prestigio, es Director de programas de Executive Education de Esade. ¿Cómo les enseña a los directivos a enfrentarse a nuevos retos?
La respuesta es muy simple: conociéndose a sí mismos. Haciendo que desarrollen herramientas para que sean ellos mismos quienes conozcan su potencial, su fuerza interior, las creencias que los limitan de modo que tomen conciencia de lo lejos que están sus propios límites, mucho más allá de lo que cabría pensar llevados por la inercia.
¿Cómo definiría el liderazgo?
Liderar es inspirar a través de la coherencia, el respeto, la visión, la pasión, el coraje y el compromiso. Es también el arte de cultivar nuevos líderes. El líder no predica, actúa desde su dimensión humana, desde el diálogo y la escucha, desde la humildad, desde la acción coherente.
Liderar no es empujar, tampoco es exhibirse. Normalmente los mejores líderes saben construir personas autónomas y seguras de sí mismas, capaces de asumir retos y sus consecuencias. Es fácil saber si alguien es un buen líder observando simplemente el talante y los talentos de las personas que le rodean. Si se trata de personas apocadas, pesimistas, burócratas y que piden más perdón que permiso, no estamos ante un buen líder. Si en contrapartida observamos personas con espíritu emprendedor, optimistas, responsables de su suerte, audaces, amables, intrépidos, sin duda estamos ante un líder creador de líderes.
¿A quién van dirigidos sus libros?
A quien disfrute con su lectura. No hago acotaciones a priori de mis lectores y me ilusiona que mis libros los lean desde niños hasta ancianos pasando por todas las edades sea cual sea su clase y ocupación. Quizás lo que más me sorprende es observar que a pesar de que son libros que en muchos países se editan en colecciones de management, luego llegan a convertirse en lecturas de escuelas, universidades o centros de formación para adultos, o también en el cuento que lee un padre o una madre a sus hijos. Pienso que los relatos, los cuentos, como decía Andersen, sirven para despertar a los adultos y para que los niños se vayan a dormir tranquilos.
El éxito del que actualmente goza en mercados tan diferentes al nuestro como lo es el japonés, ¿indica que el liderazgo es una idea universal?
La función del liderazgo se manifiesta de maneras diferentes en cada cultura, pero la esencia es la misma. Valores como el respeto, la confianza, el coraje, el propósito, los siete poderes en definitiva, son comunes a la humanidad y por lo tanto la esencia del liderazgo en cuanto a valores y actitudes difiere poco de una cultura a otra. Otra cosa es la manifestación cultural del liderazgo en la que, por ejemplo, en Japón, el respeto a la tradición y a la cultura es mucho más fuerte que en otros países.
¿Existe un paralelismo entre Álex Rovira y la obra que desarrolla?
Creo que si no hubiera una coherencia entre lo que escribo y lo que hago no podría reflejarlo en el papel y que el mensaje llegara al lector tanto en los libros como en las conferencias. Necesariamente lo que expreso ha sido antes alambicado en mis pensamientos, emociones y experiencias. De ellas me alimento para escribir.
¿Qué las mujeres ocupen posiciones de poder, ¿significa que ha terminado la discriminación?
Queda aún muchísimo trabajo por hacer ya que ni tan sólo representan el 20% de los puestos directivos cuando son la mitad de la población y deciden sobre el 80% de todos los productos y servicios. Las evidencias hablan por sí solas: el desarrollo económico, cultural, social y político depende en gran medida de los derechos que la mujer logre rescatar y ejercer. Ignorar que en la fuerza de la mujer reside un nuevo mundo posible nos puede pasar una cara factura. Hace falta una mayor diversidad de géneros en el poder, no desde el criterio de la cuota impuesta por estética, sino por pura justicia y necesidad.
Usted dice que las personas deberíamos practicar más el sentido común. ¿Es que se ha perdido?
Lamentablemente creo que sí porque estamos perdiendo la capacidad de dialogar, de aprender de nuestros errores, de mirar hacia adentro, de preguntar para aprender con humildad y de comunicarnos desde el corazón. Todo ello nos lleva a perder el sentido de realidad, a no ver el alma de las cosas. Eso es perder el sentido común.
* Alex Rovira. Licenciado en Administración y Dirección de empresas por ESADE y director de programas Executive Education de ESADE, es autor de La Brújula Interior y coautor de La Buena Suerte. Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación escritos y es miembro del consejo de administración de relevantes empresas, así como consejero de diversas fundaciones y ONG’s
Fuente: Intermanagers España