Una de las características que delatan nuestra argentinidad en el mundo es la soberbia. Esa cosa que nos hace creer, por ejemplo, que nuestro fútbol es de los mejores aunque no ganemos nada importante desde hace más de dos décadas. O que somos el granero del mundo, que nuestras mujeres son las más lindas, que nuestro pueblo es el más solidario, etc., etc., etc.
Hay un mito más nuevo y tiene que ver con creer que la Argentina es tierra fértil para los emprendedores. A mi criterio, históricamente el estado prefiere subsidiar multinacionales y fomentar el no empleo con asistencialismo clientelar pero suele mostrarse indiferente hacia el impulso de los start ups, fomento al emprendedorismo y otras herramientas de apoyo a la creación de empresas y generación de empleos. Por eso, solemos tener más emprendimientos asociados a la necesidad que a la oportunidad.
Pero hay otro aspecto más conspirativo contra la buena salud del ecosistema emprendedor y tiene que ver con la condena al fracaso que tenemos los argentinos. Las sociedades donde el ecosistema es cuestión de estado, toleran el fracaso y hasta lo ven con buenos ojos, porque es señal de que se intentó crear empresa, riqueza y trabajo. El emprendedor que se cayó no tiene problemas en volver al ruedo ni penalizaciones bancarias ni el dedo acusador de la sociedad.
En Argentina, en cambio, somos muy fascistas con el fracaso emprendedor. Al que no le fue bien lo acusa la sociedad, el Veraz, los bancos, y hasta la propia familia suele ser cruel con el que no lo logró.
Eso genera que haya muchos argentinos con miedo al fracaso y que se sientan más cómodos buscando “pelos en el huevo” o “gatos con cinco patas” que tratando de dominar las riendas de su propio destino.
Por fortuna estamos siendo testigos del surgimiento de una nueva generación de emprendedores con una mentalidad más abierta, amplia y global y que se permiten jugarse aún a riesgo de fracasar. Una generación que se mira en nuevos espejos y no le teme a las caídas porque sabe que en lugar de piso, puede encontrarse con un resorte que le sirva para llegar más alto de lo soñado. Como podría ser el caso del alumno de este cuento (que creo que es de Jorge Bucay)
Un profesor de aviación lleva a un alumno a aprender a pilotear. Están en el avión y el profesor le dice:
Supongamos que estás piloteando el avión, viene una tormenta y arranca un motor, ¿qué harías?
Sigo con el otro motor –le responde el alumno.
Muy bien –dice el profesor-, pero si viene otra tormenta y te arranca el otro motor, ¿qué harías?
Bueno –dice el alumno – sigo con el tercer motor.
Claro –dice el profesor-, pero viene otra tormenta y te arranca el tercer motor, ¿qué harías?
Bueno –dice el alumno – sigo con el cuarto motor.
Pero viene otra tormenta y te arranca el cuarto motor, ¿qué harías?
Sigo con el quinto. Entonces el profesor le dice:
Decime, ¿de dónde sacás tantos motores? Y el alumno responde:
Y Usted, ¿de dónde saca tantas tormentas?
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
[email protected]
Saludos desde México Marcelo.
Soy mexicano y acá padecemos el mismo cancer, aunque en el aspecto de la tolerancia al fracaso si se maneja de una manera diferente.
Debo decir que en México muchos vemos a Argentina como una punta de lanza en algunas cosas como la política (por sus evolución) y por la tenacidad de la gente involucrada en las TIC, debo decir que siempre que veo foros o post útiles en aspectos de programación, bases de datos , ingeniería de software y otros temas variopintos como comics, cinematografía resultan ser de autores argentinos.
Para mi desgracia cuando entro a foros mexicanos estos suelen estar plagados de palabras soeces y temas de odio o complejo.
Admiro vuestra dedicación y amor al trabajo, para muestra este portal que es excelente.
Disculpa si me he salido un poco del tema , pero consideraba importante poner sobre la balanza como vemos los emprendedores mexicanos a los Argentinos.
Un saludo y un hurra , esperando que sigan siendo ejemplo para el resto de latinoamerica
La simpática historia me recuerda el comentario de un empresario de los ’60 «Mi gran éxito es tener el record de fracasos» Llegó a tener una de las textiles más grandes de américa latina.
Efectivamente mi estimado don Marcelo, el «no fracaso» es resultado de los miedos, entre ellos el más grande es a correr riesgos, claro que con ese criterio no existe la innovación y el verdadero desarrollo.. por eso nos va a costar muchísimo salir del 3er mundo.. pero como usted lo menciona, está saliendo una nueva camada de empresarios de más coraje..confiemos en ellos.
Cordialmente Francisco Santelices-Chile.
Gracias Francisco
Gracias Marco, siempre es bueno conocer como somos según la visi{on de los otros. un abrazo
Marcelo: comparto totalmente este editorial sobre el ser emprendedores en Argentina. No deja de llamarme la atención la gran cantidad de escollos y dificultades varias para quienes tenemos Pymes de todo tipo; donde son muchísimas las trabas, y muy muy muy pocos los beneficios. Incluso ser generadores de empleo calificado, formar gente, pagar salarios acordes a las tareas y surfear todo tipo de crisis e inconvenientes, parece que no es suficiente para «rendir examen» ante entes, organismos, bancos, etc. Por lo tanto, se requiere tener mucha madera y mucha tolerancia a la decepción para emprender. Una clave que me sirve es la de apoyarme en mi fortaleza, y no en mi debilidad. Y otra: persistir, más allá de las dificultades y los desafíos; y hasta traiciones y amarguras. Aún así, lo veo, lo siento, sé que estamos ante un gran cambio global; que «no se nos dá nada que no podamos manejar» para forjar experiencia y darle sentido a nuestro paso por este mundo físico; y que la clave está en levantarme una vez más de las que me caigo. Así fué. Así es. Y así será. Cordialmente, Daniel Colombo – Argentina
Gracias Dani,