Trata a alguien como idiota y se comportará según el reglamento, si lo tratas como genio le crecerán las alas. Los mandatos crean el Ego: la respuesta esperada. Yo es la respuesta creativa a lo que nos toca vivir.
Drachten es una pequeña ciudad holandesa que no tiene semáforos. La anarquía redujo los accidentes graves, al tiempo que hay más bicicletas y peatones. En lugar de seguir reglas rígidas, se hicieron responsables de la seguridad. El resultado fue lograr conductores más civilizados. La anarquía parece generar amabilidad y propicia la prudencia.
Quizás sea el medio para transitar con mayor respeto.
En materia corporal ciertas señales pueden convertirse en complejos.
Cash identificó formas insatisfactorias se sufrir por la imagen corporal:
– La gente atractiva lo tiene todo. – La gente se da cuenta de mi mal aspecto.- Mi apariencia representa cómo soy.- Si pudiera cambiarla, mi vida sería mucho mejor.- Así podría controlar mi vida social y emocional.- Mi apariencia es responsable de lo que me pasa.- Debería saber cómo parecer atractivo.- El único modo es modificándola.
Buscar la belleza es hoy un imperativo, hasta el maquillaje se usa estratégicamente para impresionar: «Yo soy quien manda acá». Señales sobre lo que es atractivo se convierten en sentencias. Antes uno se arreglaba para agradar o porque la sociedad se lo exigía. Hoy se eligen señales como herramientas, para que piensen que uno es elegante y cálido en la primera impresión. Se busca la apariencia porque está bajo el control, mientras que hay muchas cosas que no se pueden controlar.
Daniel Hammermesh, en “La belleza rinde” dice que en un mundo más justo la belleza no debería ser tan recompensada.
Argentina sufre tragedias en accidentes de tránsito y muertes en cirugías estéticas. Sociedades injustas con cerebros quemados. Mientras que las estaciones de trenes son inseguras, los conductores no perciben que el tren está pasando porque tienen la cabeza en otra parte.
Interpretar la realidad. No existen hechos, sólo interpretaciones, decía Nietzche. Pero lo real limita la libertad de decir cualquier cosa, hace circular el pensamiento, rechaza la interpretación falsa.
La imagen es su huella y se imprime en el hemisferio derecho. El izquierdo registra la palabra. El concepto abstrae el qué. La imagen personaliza. A lo estático del saber le da realismo y movimiento.
El discurso parte de conceptos, ideas e imágenes le dan vida asociativa. El hecho vive en la imagen, el concepto no lo encapsula. El concepto llega a la razón, la imagen al corazón, y por eso convence.
Lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual. Virtual es la virtud de producir un efecto. La tensión creativa enfrenta el deseo y la situación actual. Queremos abrigo porque nos falta la piel que tiene el oso, inventamos el avión porque no tenemos alas. La imaginación concibe proyecta, y virtualiza lo que se hará actual y de nuevo virtual. En la dialéctica entre la imagen, la cosa y la palabra se reciclan los hechos, los signos representativos y las ideas nacidas del intercambio.
Razonar y pensar. Zadig es interrogado por la desaparición del perro y el caballo de la reina dijo: No es un perro, es una perra; cojea de la pierna izquierda, tiene orejas largas. El caballo tiene 5 pies de altura, el casco pequeño, sus adornos son de oro; pero nunca oí hablar de ellos. Por saber tanto Zadig fue arrestado y se salvó explicando que reconoció por indicios qué animales eran. Atando cabos se acercó a la realidad. Zadig veía la naturaleza como un libro de signos codificados.
Para Sherlock Holmes, es fácil razonar hacia delante, del hecho a sus consecuencias, lo complejo es razonar hacia atrás, desde hecho a su causa. Este razonamiento es la abducción o creación de la hipótesis que es el que resuelve problemas, es sintética, original e innovadora.
El gesto de Zadig es el más antiguo en la historia del intelecto humano: el cazador agazapado en la tierra analizando las huellas de su presa.
Saber mirar. La observación creativa es la clave del progreso. La lógica automatiza y redefine lo que ingresa a la mente, las palabras etiquetan los conceptos y éstos condicionan la conducta.
Para mirar la realidad hay que reconocerla, pero sabiendo que lo que más importa es la percepción. Asociarnos a la vida nos hace sentir, alejarnos nos hace pensar. La razón también descubre sentidos e ideas que convierte en pensamientos iluminadores y en valores del corazón.
Un pobre pescador dormía y un empresario lo despertó con el clic de su cámara. Charlaron y el pescador le contó que sólo salía al mar una vez al día. El industrial le explicó que trabajando más en un año podría comprar una lancha, en dos una segunda y en tres un pequeño barco. Así podría construir un almacén frigorífico y una fábrica de escabeche. En poco tiempo volaría en su propio helicóptero, vería los bancos de peces y daría instrucciones por radio a sus empleados. Entonces podría sentarse en el embarcadero y tomar el sol contemplando el mar. El pescador perplejo contestó: Eso es lo que hago sin tanto trabajo.
La presión laboral y la ansiedad por estar comunicados hacen olvidar que el ocio es imprescindible para la creatividad y el equilibrio.
Están los que buscan y los que evitan. Los que miran hacia adentro y hacen parir ideas y los que reinventan la realidad mirando afuera.
Con la lógica no se puede generar algo nuevo.
La inmaculada percepción. El sistema perceptivo filtra los datos y promueve desenlaces, estructura patrones. Para no mecanizar las señales hay que rotar la atención y tomar conciencia de los procesos para rediseñarlos. Al cabo de un tiempo la rutina se impone.
La razón es limitada, abstrae, pierde los detalles y denota la presencia de la ausencia. Simplifica o complica en exceso, es objetiva o subjetiva, negativa o positiva, jerarquizar lo que es o lo que debería ser.
Cómo no existe segunda oportunidad para la primera impresión la mirada debe ser siempre nueva, aun ante la misma realidad.
Un conductor distraído toma una arteria de contramano. Su primera reacción es creer que ‘todos’ conducen en contra del sentido vehicular, cuando en realidad quien lo hace es él .
Vivimos en un mundo de señales. El cerebro al nacer es una página en blanco. Las señales externas procuran organizar al cerebro. Las señales internas definen la ruta a seguir. Hoy las señales están confusas, el sujeto no sabe lo que quiere ni la sociedad qué espera de él.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de modificarse. Esto genera efectos en la organización de las redes neuronales, es un formateo continuo regulado por la educación, la cultura y la actividad.
El cerebro social. Somos parte de grupos cuyo éxito será el nuestro. Seremos aliados estratégicos si nos integramos en redes de valor.
La inteligencia social se ve en los grupos. El amiguismo obstaculiza. Los equipos deben integrar la diversidad: individuos creativos generando ideas, analíticos eligiendo las mejores, ejecutivos realizándolas y sociales tejiendo lazos internos y externos. El todo es superior a la sumatoria de sus partes. Como en el ajedrez somos piezas del tablero social en interacción con las reglas del juego. Un peón puede ganar una partida y una neurona vale más bien conectada.
Solo no se puede. Dijo John Donn: “cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. La muerte de cualquiera me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por consiguiente: Nunca preguntes por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti”.
Dr. Horacio Krell. CEO de ILVEM Contacto [email protected]