Entrepreneur. Una palabra difícil, tanto de escribir como de nombrarte a ti mismo. Y es que ser un entrepreneur (un emprendedor) trae consigo un amor por aventurarse hacia lo desconocido.
A los emprendedores verdaderos les encantan los retos y viven su vida en un estado de constante crecimiento. Y uno de los grandes recursos a los que un emprendedor siempre acude es los mentores. Pedir consejos y compartir ideas con otros es esencial para el éxito en los negocios.
A lo largo de los años, he tenido la fortuna de tener una gran variedad de mentores, y no me puedo imaginar estando donde estoy hoy mismo si no fuera gracias a ellos. Además de todos los retos y obstáculos de tener un negocio, la mayor constante en mi vida han sido esos mentores y sus sabios consejos.
También pienso que es importante que estos mentores tengan distintas perspectivas. Por eso, te comparto los cinco tipos de mentores que he tenido, los cuales creo deben tener todos los emprendedores.
1. Un amigo que te conoció antes de emprender
Quizás no hay voz que valga más que la de alguien que te conocía bien antes de que iniciaras tu startup. Esa persona te conocía cuando tu negocio no era más que un sueño, o incluso antes, cuando ni siquiera sabías que querías ser empresario. Este tipo de mentores pueden hablarte desde tus raíces y ayudarte a regresar a ellas cuando te pierdas.
Por ejemplo, cuando regreso a casa, mis amigos me preguntan sobre todo menos de tecnología y negocios. Ellos me dicen qué tan impresionados están por mis logros, pero también son los que me recuerdan que debo hacer un alto, vivir la vida que quiero y hacer lo que más amo. Y ningún emprendedor debe perder la vista de ello.
2. Una persona que está en la misma etapa que tú
Tener citas regulares en cafeterías o chats por Skype con personas que se encuentran en la misma fase de crecimiento que tú puede originar relaciones valiosas en el largo plazo. Yo tengo un grupo de este perfil: nos impulsamos los unos a los otros y nos cuestionamos las decisiones que hacemos. Hemos estado ahí en los peores y en los mejores días.
Con este tipo de personas existe una gran camaradería y confianza. Nos entendemos bien y sabemos por lo que estamos pasando.
3. Un colega con el que no te guste trabajar
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier emprendedor es justificar qué quieres hacer y por qué eso va a romper con el estatus quo, ya sea a inversores, futuros inversionistas, miembros de tu equipo, a los medios de comunicación u otros. Por eso, es esencial que aprendas a mejorar tu habilidad de tomar las retroalimentaciones y convertirlas en resultados positivos.
No existe una forma más rápida de hacer esto que impulsando aquellas relaciones que no son muy agradables o fáciles en un comienzo.
4. Alguien con habilidades contrarias a las tuyas
Busca mentores que son opuestos a ti. He interactuado con los gerentes operativos y sostenido pláticas regulares con el administrador de la oficina. ¿Acaso sé algo de su trabajo? En realidad no. ¿Sé algo más de lo que sabía antes de hablar con ellos? Claro que sí.
Tener este tipo de mentores y de encuentros me ha motivado a tomar clases de finanzas y contabilidad, y he aprendido una lección: es bueno saber cuánto no sabes. Conservar la necesidad y el interés de aprender siempre es clave para el éxito en los negocios, especialmente en aquellos que están dentro de una industria que parte de la innovación.
5. Un amigo que siempre creyó en ti
Reúnete de manera periódica con alguien que te conozca y te identifique como un “ente emprendedor” y no de ninguna otra forma. Esta persona es probablemente la que te pueda decir “tienes esta habilidad” o “esto es lo que haces”, incluso aunque tú mismo lo estés dudando.
Ese alguien nunca creerá que tires la toalla y que te vayas por la segura. Nunca te dirá que está bien no dar el 100%, y siempre festejará tus logros contigo.