La mayoría de robos de telefonía en su modalidad Paseo-Distracción tienen lugar a alturas que los ladrones llamarían «la zona cómoda», es decir, entre el pecho y la cintura. Las manos de bandidos están entrenadas para trabajar bajo esas condiciones de gravedad y cualquier ligera variación aumenta la dificultad del robo (los centros de entrenamiento de ladrones trabajan con maquinaria que controla las condiciones gravitatorias de la sala, así como las climáticas, y también son capaces de reproducir fielmente verbenas y fiestas locales en sus niveles más altos de dificultad y sólo para ladrones expertos).
Así que los zapatófonos, si bien llevan el móvil al fresco y tientan a cualquiera, se lo ponen realmente difícil a los ladrones por tener un acceso tan bajo. De hecho, se lo ponen tan difícil como al portador, al que más la vale no recibir demasiados mensajes si no quiere volver a caminar a cuatro patas. Sería irónico que los avances tecnológicos supusieran un retraso evolutivo.
fuente No Puedo Creer