Se guarda en un cómodo maletín que ocupa muy poco espacio. Parece bastante seguro, pero, por si acaso, yo añadiría unos cojines al final del trayecto (esas esquinas no me inspiran mucha confianza). Los que presuman de amantes y escaleras de emergencia externas también pueden hacer uso del tobogán si la pareja está a punto de sorprenderlos en la cama; con un rápido despliegue combinado con el sudor, el amante puede deslizarse fuera de la habitación y llegar al suelo en un parpadeo. Desnudo, sí, pero sin magulladuras (voluntarias, se entiende). Cómo llegue a su casa y la humillación inherente a ese viaje es otra historia que no nos concierne.
fuente: No Puedo Creer