Sigley, además de estudiar psicología, trabajaba de stripper y a través de su profesión descubrió que mucha gente lo buscaba para hablar sobre sus problemas y sentirse acompañado, antes que para ver un streap-tease.
El joven cree, además, que el contacto físico con otra persona ayuda a superar situaciones de ansiedad y angustia, así como a generar confianza en uno mismo y en los demás.
Sin embargo, al contrario de lo que la gente cree, sus sesiones no tienen ningún componente sexual. Travis cuenta que la mayoría de sus clientes son mujeres u hombres homosexuales, ya que por más de que no haya nada sexual, a los varones heterosexuales no les atrae mucho la idea de acurrucarse y charlar con un hombre desconocido.
Fuente: Noticias Locas