Ruan Hao es el diseñador de esta particular mesa cuyo interior es un laberinto. El felino, que si de algo peca es de curioso, se verá obligado a inspeccionar el lugar y buscar en todos los recovecos hasta encontrar uno que le permita mirar al vacío y sorprenderse por el movimiento de las motas de polvo flotando al trasluz. Eso no impedirá que en un momento dado se acomode en tu regazo y te ponga el rabo en la cara, pero no lo hará de forma tan frecuente.
La última frase sólo se aplica a los gatos; con los humanos hace falta algo más que una mesa.
fuente; No Puedo Creer