“Que te despareje el relámpago, deshaciéndote en letras. Renaciéndote en vos. Que no se esfuercen en llamarte. Que aún- y nunca- te arrime una palabra a todo lo que podés ser sin ella. Aunque a su través puedas enfermarte y curarte. Volverte loco con el remedio. Que no exaspere el torrente a la roca que espera. Piedra preciosa que se recrudece en el silencio de su rincón. Escondite de la siembra…”
Fragmento de “Fronteras”, Gisela Mancuso.
Que aprender a vivir con lo que se dice ‘que nos toca’ no sea una manera de arrojar el ancla en la costumbre de lo que nos detiene, de lo que nos impide dar un pasito más para aprender a alcanzar el estado transitorio o permanente de la felicidad.
Que aprender a vivir con lo que nos toca no signifique, emprendedor, creer que todo lo que podías hacer para derribar tu obstáculo, está hecho. Nada está hecho, hasta que exista al menos una posibilidad de que lo deshagas, cosa que no puede faltarte –aunque eso creas- si estás leyendo esta nota. Si estás vivo, amigo.
Podés aceptar estados, condiciones y límites, pero que no impliquen renuncia ni resignación. Que si no existe la convicción de que se puede quitar de nuestra piel una pelusa que molesta permanentemente, que exista –al menos que exista- la duda acerca de si ‘esta pelusa tiene que estar aquí’. ¿Tiene que estar ahí? ¿Debe estar ahí? Los seres humanos no podemos contestar tan tajantemente que sí a ninguna de las dos preguntas, porque no hay un deber ser intachable que pueda gobernarnos, ni nada que merezcamos padecer. Más bien hay ‘un estado de situación’ tan reversible como una circunstancia.
Crear un nuevo contexto que cuestione ‘eso con lo que nos toca vivir’, tal vez colabore a invertir o modificar las circunstancias, nuestro ser en movimiento, y no estar atrapado por ninguna regla.
Aprender a emprender tal vez consiste en no saberse determinado por ningún malestar, ni ninguna pelusa invasiva, y atreverse –predispuesto a dejar que el tiempo haga su mejor obra- a pelear contra las propias sentencias, con las propias fuerzas que tenemos –aunque parezca que no nos han tocado- y que surgirán ni bien asumamos que ‘nada es así’. Que estamos. Y que porque estamos siempre tenemos la oportunidad de ir hacia algo mejor.
En ese camino estamos juntos. Porque nos tocó estar juntos, y eso sí que puede ser aprovechado.
Aquí estamos aprendiendo a vivir, y a emprender. Y a desatarnos de viejos, mediatos o casi presentes hilos que nos amarraron y nos amarran, que nos hicieron y hacen un nudo en cuyo umbral están nuestros pies queriendo saltar y seguir adelante.
Aprender a emprender, a desatar. A no asumir nada como dado. Sino todo como posible. Todo como posible de ser cambiado.
* Gisela Mancuso. Abogada, redactora, escritora, ganadora de numerosos concursos literarios. giselamancuso@yahoo.com.ar.
autora del libro "Abrazo mariposa": http://ar.geocities.com/abrazomariposa/abrazomariposa.html
Fundadora del grupo de escritura: "El nombre de las palabras" http://ar.geocities.com/abrazomariposa/elnombredelaspalabras.html
