Dijo Einstein que el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo. En la misma época que Picasso conectaba el cubismo con las ideas científicas y filosóficas de Henri Potincaré, Albert Einstein conseguía un puesto de trabajo en la Oficina Suiza de patentes, pues sus profesores no confiaban en él. Pero Einstein no tardó en sentar las bases de una revolución científica. Sin saberlo ambos trabajaban en el mismo problema: hallar una nueva y más adecuada representación del espacio y el tiempo. Pocas teorías han tenido tanta repercusión como la teoría de la relatividad de Einstein. Ortega y Gasset dijo: “la teoría de Einstein es una maravillosa justificación de la multiplicidad armónica de todos los puntos de vista”. Ampliando esta idea a lo moral y a lo estético se tendrá una nueva manera de sentir la historia y la vida”. Así fue como los objetos fueron perdiendo la nitidez, se hicieron más difusos y la realidad se representó desde múltiples puntos de vista.
Picasso pintó “Las señoritas de Aviñón”, que rompió los confines de la perspectiva visual al sintetizar todos los puntos de vista en uno. Dalí acogió las implicaciones del espacio-tiempo relativista en su obra “La persistencia de la memoria”, que pinta la deformación del tiempo y la cuarta dimensión, representada con diversos relojes blandos y maleables, premonitorios de la física que se avecinaba. La ciencia también debe aprender a aprovechar la capacidad del arte para acercar y transmitir aspectos del saber desconocidos que enriquecen la divulgación científica.
Dos postulados. La teoría especial de la relatividad se puede resumir en dos postulados: 1º. La velocidad de la luz en el vacío tiene el mismo valor para observadores distantes, por lo que verán los hechos desde puntos de vista distintos. 2º. Como las leyes de la naturaleza son idénticas esos puntos de vista son válidos y permitirán la obtención de un resultado final común. Las ideas desarrolladas por Newton, sobre tiempo y espacio aludían a magnitudes absolutas, independientes de los hechos. Eran el escenario donde ocurrían los sucesos. Einstein propuso que el tiempo y el espacio son modificados por los hechos que en el suceden y por la velocidad a la cual se desplacen.
Una cosa es la realidad y otra la percepción. Estas ideas repercutieron en la visión del mundo. Cuanto más objetivamente se construya un objeto de conocimiento más fielmente reflejará la realidad y resistirá las refutaciones. La subjetividad alude a la interpretación con ideas previas. Surgió la duda acerca de si es posible la separación tajante entre subjetividad y objetividad. Desde el punto de vista de la psicología, las distintas posiciones no se invalidan unas a otras, son visiones que operan como sistemas de referencia. Se modificó la noción de percepción y el proceso mental involucrado. Mientras que para la psicología tradicional poseía un carácter absoluto, la psicología «Gestáltica», sostuvo que el contexto la condiciona como marco de referencia en el que cada uno se desenvuelve. Según la psicología tradicional una mancha amarilla es una mancha amarilla. La percepción gestáltica sostiene que también podría ser un sol, o una moneda de oro, dependiendo del marco perceptivo que nunca es inocente. La realidad es modificada por la psicología del observador. Las posiciones extremas que no admiten disensos disminuyeron gradualmente, fue una condición necesaria para el pluralismo de ideas y el abandono de los fanatismos. La convivencia fue impulsada por la teoría de la relatividad. Las ideas de Einstein tuvieron una repercusión sobre la humanidad que se extendieron más allá de lo imaginable.
Las 12 lecciones de Einstein: Para Einstein el mundo que creamos es producto de una forma de pensar y no puede cambiar sin que cambien los modelos mentales. “Un ser forma parte del universo pero sus pensamientos y sensaciones lo hacen ver como separado del resto, en una especie de ilusión óptica de la conciencia. Esta ilusión es como una cárcel que lo restringe a los deseos personales y al afecto por unas cuantas personas. Debe liberarse de esta cárcel ensanchando el círculo de comprensión y de compasión para abrazar todas las criaturas y a toda la naturaleza.”
1.- Una Persona que nunca ha cometido un error, es porque nunca ha intentado hacer algo nuevo
2.- La educación es lo que queda después que se ha olvidado lo que se aprendió en la escuela.
3.- Soy suficientemente artista como para dibujar libremente con mi imaginación.
4.- El secreto de la creatividad es no recordar cuales fueron tus fuentes.
5.- El valor de un hombre debería verse en lo que entrega y no en lo que es capaz de recibir.
6.- Hay dos formar de vivir: como si nada fuera un milagro o si todo lo fuera.
7.- El regalo de poder fantasear me dio más que el talento para el pensamiento lógico y positivo.
8.- Para ser un miembro inmaculado de un rebaño de ovejas, lo primero es ser una oveja.
9.- Tienes que aprender las reglas de los juegos y después debes aprender a jugar mejor que cualquiera.
10.- Lo importante es no dejar de preguntar. La curiosidad tiene su razón de existir.
11.-El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse es porque tiene sus ojos cerrados.
12.-No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que lo creó.
Para dirigir la atención el mejor medio son las preguntas, por que invitan a mirar en una dirección. La clave no es encontrar las respuestas a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas que nunca formulamos. Una pregunta puede abrir toda una línea de investigación.
El joven Einstein, en una ocasión en la que iba en bicicleta, se hizo una pregunta: ¿Qué pasaría si fuera en bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera mi faro? ¿Se vería?”. Durante diez años reflexionó sobre esta pregunta. El resultado fue la formulación de la teoría de la relatividad.
Admiraba a Gandhi. “Las futuras generaciones les costará creer que un hombre así estaba sobre la tierra”. Creía en la fortaleza de la sencillez. De hecho, la sencillez tiene una fuerza enorme en la ciencia, ya que permite conectarse con los aspectos básicos de la realidad.
Sus supuestos: Einstein fue un adelantado para su época. Anticipó hipótesis que las neurociencias comprobaron en la década del cerebro, 1990-2000. Dijo que la lógica te lleva siempre desde A hasta B pero la imaginación te lleva desde A hasta cualquier parte.
1.-La imaginación lo es todo, es una visión anticipada de las atracciones de vida que vendrán
2.-El cuerpo y el alma son dos formas diferentes de percibir una misma y única realidad.
3.-La experiencia más hermosa que se puede tener es la de lo misterioso
4.-El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón.
6.- La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente.
7.- Hay una fuerza motriz más poderosa que la electricidad y que la energía atómica: la voluntad.
8.- Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
9.- Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor.
11.- No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.
12.-Los físicos dicen que soy un matemático y ellos que soy un físico. Todos me conocen pero hay pocos que realmente saben quién soy.
13.- El misterio es la emoción que está en la raíz del verdadero arte y de la verdadera ciencia.
Los consejos de Einstein. Un día, una madre angustiada le pide un consejo: ¿Qué debo de leerle a mi hijo para que mejore sus facultades matemáticas y sea un hombre de ciencia? Cuentos, contestó Einstein. Muy bien, dijo la madre. Pero, ¿Qué más? Más cuentos, replicó Einstein. ¿Y después de eso?, insistió la madre. Aún más cuentos, acotó Einstein. Una vez le preguntaron cuál era la diferencia entre su propia inteligencia y la de los demás. Pues bien, cuando la mayoría de la gente busca una aguja en un pajar, se detiene una vez que la han encontrado. Pero yo sigo buscando una segunda, una tercera, y tal vez, con mucha suerte, una cuarta o una quinta aguja.
Un adulto normal no se inquieta por el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce desde chico. Yo he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor.
En 1931, Charlie Chaplin lo invitó al estreno de la película Luces de la ciudad. El genio, vestido de frac, acudió con su mujer, Elsa, y se quedó estupefacto cuando el público les dedicó una atronadora ovación al final de la película. Un poco desconcertado, Einstein susurró a Chaplin sobre qué significaban esos aplausos. La gente me idolatra porque todo el mundo me comprende, y a ti te adoran porque casi nadie te entiende.
La ciencia y el arte. Dijo que “la mente racional es un sirviente fiel, pero la mente intuitiva constituye un don sagrado. La paradoja de la humanidad consiste en habernos decantado por rendir culto al sirviente y deshonrar a la Divinidad”. La ciencia progresa desmontando supuestos de los científicos. El arte funciona al revés: cuanto más polvo tenga el autor, más importancia se le concede. El filósofo Sydney Hook dijo: “La Madonna de Rafael sin Rafael, las sonatas y sinfonías de Beethoven sin Beethoven, resultan inconcebibles. En la ciencia, por otra parte, la mayoría de los hallazgos de un científico podría haberlos hallado perfectamente otro.”
La ciencia enriquece nuestras vidas haciéndolas más llevaderas a través de su hija tecnología. También ha influido en el arte. Los artistas son curiosos y la ciencia les hace ver otras realidades. La ciencia y el arte siempre estuvieron ligados como oleadas evolutivas del pensamiento.
La ciencia arrastra con sus avances al arte en todas sus vertientes: la pintura, escultura, las letras. No hay que olvidar su influencia sobre la literatura, a través de grandes autores como Carl Sagan, Isaac Asimov, Julio Verne. La ciencia por tanto nace al mismo tiempo que el arte, un arte ligado a la religión, como primer paso hacia el conocimiento. Durante el Renacimiento se destacaron varios artistas pero ninguno como Leonardo Da Vinci: un genio creativo que realizó un sin número de aportes a la ciencia mediante sus bocetos sobre la anatomía humana y dibujos depositados en 31 volúmenes o manuscritos; que hoy se conservan, estudiados por artistas y científicos de todas las épocas.
Diferencias y coincidencias. El arte consiste en crear formas y estructuras. A su vez tiene información y puede comunicarse. La obra de arte es un vínculo entre quien la produce y quien la experimenta. El científico produce información y la ciencia requiere observadores. La ciencia requiere réplica y contrastación, la obra de arte se goza. Sin embargo hay goce en la ciencia como también elementos cognitivos en el arte.
En ambas hay escuelas, doctrinas, teorías y técnicas particulares, compromisos ideológicos y éticos. La ciencia explora con un método sistemático que pone a prueba hipótesis. La observación debe ser precisa, informada, dirigida, sagaz. Antes de ejecutar la obra el científico y el artista deben observar el objeto. El científico emplea técnicas muy elaboradas. Necesita instrumentos cada vez más complejos y precisos. En tanto que el científico realiza una observación armado de técnicas precisas y complejas, el artista realiza una observación que se basa en el refinamiento de factores perceptuales, cognitivos y emocionales: que depuran su sensibilidad. La representación y el modelo son comunes.
El propósito de la ciencia es producir conocimiento certero y general sobre aspectos restringidos del mundo; el del arte es producir una emoción estética. Si bien hay elementos intelectuales en el arte y emocionales en la ciencia, la ciencia pretende un conocimiento impersonal y universal expresable en el lenguaje más abstracto de la matemática y deja de lado los aspectos más subjetivos, particulares y específicos, que son el área del arte. Es el estudio del estilo, un factor que interesa poco a la ciencia. El estilo es visible en el arte. Los grandes artistas se distinguen por su estilo marcando una forma de ver, de sentir, de pensar y de expresarse. Más que por el estilo, la ciencia se distingue por sus conceptos y paradigmas. El estilo es un factor cualitativo, en tanto que la ciencia favorece la cuantificación. La diferencia es la cualidad. No la calidad, que es el factor común de la excelencia, sino la cualidad, asunto misterioso y delicado cuyo estudio puede llegar a constituir un puente entre ellos.
Ciencia, literatura y conocimiento. Para Snow la cultura literaria de los científicos y la científica de los literatos es paupérrima. Concluía que la tradición literaria, con su actitud pesimista y distorsionadora de la ciencia y la tecnología obstaculizaba el desarrollo de la ciencia y se pronunció a favor de ésta por ser optimista y democrática. Para Aldous Huxley difieren en función, psicología y lenguaje. El lenguaje es el fin mismo de su quehacer, en tanto que para el científico es un medio. La incorporación de la visión científica a la literatura es deseable. La información científica sería un material poético en bruto que no puede ser ignorado. Más aún, el hombre de letras debe aliarse al científico y avanzar juntos en las regiones de lo desconocido. Dice Huxley: «la condición previa de cualquier relación fructífera entre literatura y ciencia es el conocimiento.»
La intersección entre ciencia y literatura se ve en los investigadores de ambas disciplinas. Así, la ilusión del tiempo, ha sido abordada por Albert Einstein, Stephen Hawking, T. S. Eliot o Jorge Luis Borges, dos físicos y dos literatos, con planteamientos compatibles diferentes en su forma.
Otra interfase es la ciencia ficción. El padre del género, JulioVerne, profetizó maravillas científicas a partir del conocimiento y una prodigiosa imaginación. La ciencia ficción fue demasiado fantasiosa con algunas y notables excepciones, las de científicos literatos. Una de las más importantes es Milan Kundera, uno de los destacados novelistas de nuestro tiempo, quien, en su Arte de la novela, aborda sin tapujos el problema: » El conocimiento es la única moral de la novela”. Afirma que la edad moderna no se inicia sólo con Descartes, sino con Cervantes y la novela. La pasión por conocer está presente de modo diferente. La novela tiene descubrimientos que hacen su historia, al igual que la ciencia.
La música, expresión de lo inefable. Escuchamos música por el efecto mental que nos provoca. Hay conexión entre el sonido organizado y la emoción o el pensamiento. La psicología de la música estudia como vincula las capacidades creativas del ser humano: la ciencia y el arte. Se ha podido producir una melodía situada a la mitad de ambas, la cual resulta agradable al oído y tiene un espectro comparable a ciertos ritmos de la naturaleza, como las manchas solares o las corrientes submarinas. No en vano Platón intuyó que la música imita a la naturaleza.
Existen también los atributos de la repetición, la cadencia y el ritmo en las series musicales, características también del organismo vivo, desde los ritmos cercanos al día o circadianos, hasta las intrincadas pulsaciones del sistema endocrino, sin dejar de mencionar la de los ritmos cardiaco y respiratorio, a los que el ritmo musical se asocia. La textura de la música tiene una estructura comparable a la conducta o al lenguaje. La nota musical es similar a la unidad conductual o a la letra. La idea musical es una secuencia concreta similar al fonema o la palabra, en tanto que la melodía correspondería al tema conductual o a la oración. La parte musical sería similar a una actividad conductual o a un párrafo del lenguaje escrito. Un tiempo correspondería a un ciclo o capítulo y, finalmente, la partitura a un libro. La vibración es producida por los instrumentos que vibran por la acción de los ejecutantes. El ejecutante memoriza secuencias o las lee en un papel pautado y las transforma en movimientos musculares muy precisos de la laringe, en el caso del cantante, o de los dedos en el caso de otros instrumentos, se propaga por el espacio y llega a los tímpanos de los sujetos receptores, donde se transforma en movimientos de un líquido del oído interno llamado endolinfa, mediante el sutil y exacto movimiento de tres huesecillos articulados. Estos movimientos se convierten en potenciales eléctricos en el receptor auditivo y se despachan en secuencia a través de varios relevos neuronales hasta un sector restringido de la corteza cerebral ubicado en el lóbulo temporal. Ésta es el área auditiva primaria donde el sonido se capta en sus características físicas. De este lugar se propaga la información hacia áreas adyacentes de la corteza donde se reconocen los timbres o los instrumentos y de allí al resto del cerebro donde, de un modo misterioso, se experimentan como estados de conciencia particulares, de alguna manera similares a los del compositor o de otros escuchas.
El juego de los abalorios La última gran novela de Hermann Hesse es El juego de los abalorios. En la narración se trasluce que el juego es una actividad que reúne la ciencia y el arte de manera formal. Al misterioso juego dedica su vida la Orden de Castalia, organización monástica en la que no se cultiva la teología y la oración, sino una compleja síntesis del conocimiento humano.
El juego usa todos los valores culturales y el jugador experto lo emplea como un organista que por medio de las teclas y pedales palpa el cosmos entero del espíritu. Y dentro de esas reglas, las posibilidades de expresión son infinitas, de acuerdo con la mentalidad, el temperamento, el estado de ánimo y el virtuosismo del autor. Al principio fue sólo un juego de entretenimiento, pero en manos de los matemáticos se volvió un instrumento de investigación. Las secuencias fueron expresadas en fórmulas matemáticas y el conjunto se usó para formalizar el lenguaje.
El ulterior desarrollo del juego requirió un estado de concentración muy agudo y sostenido, con lo cual se introdujeron las técnicas de meditación tanto para la expresión como para la audición. Así, el juego dejó de ser un puro ejercicio de indagación científica y expresión artística para convertirse, en un instrumento de disciplina espiritual que motivó el surgimiento de una orden monacal y universitaria: la Orden de Castalia.
Los estudiantes de la orden tenían una ardua tarea: el entrenamiento en las ciencias, las artes, la meditación, las reglas del juego y la renuncia a los valores mundanos. El juego de los abalorios pueda pensarse como la computadora digital moderna, heredera del ábaco. La incursión de la computación en el saber humano, incluido el arte, así lo indican. Sin embargo aún están excluidos de sus horizontes el misticismo y la sabiduría.
Habilidades mentales. El hombre responde desde cuatro ámbitos: psicológico, neurológico, inmunológico y endocrinológico. Desde la medicina y la psicología se ve siempre lo mismo. Lo que puede aportar la educación de la mente, es cambiar los hábitos negativos que no se solucionan con consejos útiles por una metodología que una el arte con la ciencia. Ante las angustias, y ansiedades que genera una sociedad estresante existen los recursos, sólo si se emplean ecológicamente en vez de la apelación tradicional a la fuerza bruta.
Una solución al alcance de todos. Vivimos en una sociedad que hace culto de la información pero que no valoriza la formación. Los hábitos los creamos nosotros, y no precisamente con métodos científicos o creativos; y luego son ellos nos crean. Un concepto diferente es relacionar el crecimiento con el desarrollo del potencial. Para eso la educación debe enseñar a aprender a ser, a aprender, a hacer y a convivir.
¿El cerebro se cansa? ¿Cuáles son los síntomas más frecuentes? Ante el estrés, burnout o cerebro quemado, bajo rendimiento, desgano, falta de concentración y fallas de la memoria, a la educación le falta una materia: el desarrollo de las habilidades mentales. Sin eso no se sabe usar el hardware cerebral, y el software es el esfuerzo extremo. Así se verifica la ley de los rendimientos decrecientes, a mayor dedicación, más cansancio y menos rendimiento. La falta de un pensamiento estratégico también influye. Para enfrentar la ausencia de métodos; se usan recursos impropios (muchos recurren a la pastillita).
¿Hay cerebros que tienen mejor estado? ¿Por qué? La metáfora de la libertad del pájaro porque puede volar es falsa. Nace condicionado y no puede elegir. A diferencia del animal que nace completo el cerebro del niño es una página en blanco a completar .El ser humano logra el 10% de su potencial. La educación con su enfoque enciclopedista detiene el crecimiento impresionante del niño en los primeros años de su vida por el afán de socializarlo. Si un niño es muy creativo la maestra alarmada convoca a los padres. Intuitivamente hay quien usa mejor su cerebro que otro, pero no se enseña a perfeccionar los mecanismos. Al compararse con modelos de mediocridad, se los acepta como normales. Pero si todo el mundo anda mal estar como todos no es bueno.Compararse con un modelo de excelencia incide en el rendimiento, si se trata de imitarlo. Lo que no se mide no se puede mejorar. Es el benchmarking metodológico y PNL es la estrategia para alcanzar al modelo.
¿Es posible recuperarlo? El cerebro humano tiene una plasticidad extraordinaria que refleja inmediatamente lo nuevo que se hace. Aprender algo tiene su reflejo en la cadena neuronal que soporta el aprendizaje. La huella mnémica – el registro corporal del aprendizaje- existe y modifica el cerebro. La nueva alternativa es que las huellas se conviertan en capitales del progreso y no en simples anotaciones sin relevancia.
Los griegos decían mente sana en cuerpo sano. Lo más destructivo del estrés al que expone la vida moderna, es no saber enfrentarlo. El cuerpo es el actor de una mente que piensa: el intelectual actúa con palabras y conceptos, el hombre de acción con personas y cosas. Entre ambos conforman al Creactor, el sujeto capaz de integrar la mente y el cuerpo al entorno que lo rodea. Ante el enfoque tradicional (médico o psicológico), la oportunidad de cambio es a través de la educación de la mente y de la gimnasia mental neuróbica. Einstein decía que «el arte es la manera de llegar a las verdades más profundas por el camino más sencillo» y este es el formato ideal para potenciarnos.
El problema es cómo motivar, porque el sistema educativo mira para otro lado y la educación sistemática se aleja de la definición original de educación que es «sacar de adentro el potencial que todos traemos al nacer». El cuerpo calloso es un conjunto de fibras nerviosas que comunican los hemisferios. El hemisferio lógico, racional y analítico es el hemisferio de la ciencia. Su materia prima es la palabra y su producción es el concepto. El derecho es emocional, holístico, intuitivo, sensible, es el hemisferio del arte. Su materia prima es la imagen y su producción es la idea. Hay que aprender a manejar el pensamiento científico, pero sin descuidar el creativo, el sistémico y el estratégico. Después de todo la ciencia no es más que el perfeccionamiento del sentido común. Y como dijo Rabelais, ciencia sin conciencia es la ruina del alma.
La estrategia educativa. Es enseñar a pensar y a generar proyectos mediante » think tanks» (Fábricas de ideas), que buscan complementar la cadena productiva con el valor agregado del empowerment (el desarrollo del poder interior) y con la inteligencia social mediante una red de alianzas estratégicas múltiples. Hay nuevas técnicas para gestionar el Pensamiento Creativo Deliberado
Pensar como genios. Einstein donó su cerebro a la humanidad para que se conociera el secreto de su genio. Era parecido a cualquier otro, y se vio claramente que el secreto para parecerse, no es imposible. El cerebro de Einstein no valía por su peso sino por el modo en que lo hacía funcionar. Por lo tanto la cuestión es imitar y superar el método que usó. No hace falta ser un genio de origen para usar las mismas estrategias que Sócrates, Aristóteles y Einstein para estimular el poder de la mente y gestionar nuestro futuro. Las siguientes estrategias nos acercan a pensar de forma productiva y no reproductiva. Son comunes al estilo de los genios creativos en ciencia, arte e industria, a lo largo de la historia.
1. Observar los problemas con diferentes enfoques, encontrar perspectivas que nunca se emplearon. Leonardo da Vinci sabía que para conocer la forma de un problema, debía reestructurarlo. Sentía que la primera vez que lo enfrentaba estaba condicionado para resolverlo de la manera habitual. Si se deja incubar la solución, el mismo problema se reconstruye y se convierte en uno nuevo.
2. Visualización creativa. Cuando Einstein examinaba un problema, siempre encontraba necesario reformularlo. Materializaba su objeto de estudio de todas las formas posibles, incluyendo el uso de diagramas. Luego visualizaba soluciones. Creía que las palabras como tales no jugaban un papel significativo en el proceso creador. En la teoría de la relatividad se imaginó a sí mismo viajando en la punta de un rayo de luz.
3. Producir una cuota mínima y equivocarse. Thomas Edison presentó más de 1000 patentes. Edison garantizaba la productividad asignándose a sí mismo y a sus ayudantes una cuota mínima de ideas. Agradecía cada error, se cuenta que en la invención de la lámpara eléctrica recién tuvo éxito en el ensayo número 1000. Error bueno es error nuevo, el hombre es el animal capaz de chocar dos veces con la misma piedra.
4. Combinar ideas y conceptos. Las leyes de la herencia que fundamentan la genética, son la obra del monje Mendel, quien combinó matemáticas y biología. Los diarios surgieron de combinar el linotipo de Mergenthaler que hizo posible el periódico de impresión rápida y en escala con la publicidad en los mismos pensada por Pulitzer, lo que permitió distribuir noticias y obtener al mismo tiempo ganancias.
5. Formar relaciones inusuales. Da Vinci creó una relación entre el sonido de una campana y una piedra golpeando el agua. Esto le permitió conectar al viaje del sonido con las ondas. Morse inventó la estación de relevo de señales telegráficas observando las estaciones de relevo de caballos. Finsen observando al gato que se movía hacia el sol en el tejado se convirtió en el precursor de la lámpara de rayos ultravioletas.
6. Pensar en los polos opuestos. El físico Bohr creía que uniendo cosas opuestas se suspende el pensamiento y la mente se mueve a un nuevo nivel. Esta habilidad para imaginar la luz tanto como onda, como partícula, lo condujo a la concepción del principio de complementariedad. Suspender momentáneamente el pensamiento lógico permite a la mente crear una nueva forma. Schaffer descubrió el papel investigando como las avispas lo obtenían de los árboles y revolucionó al hasta entonces precario método para obtenerlo de los trapos viejos.
7. Pensar con metáforas. Para Aristóteles las metáforas son señales de genialidad. Creía que el individuo con capacidad para percibir semejanzas entre áreas separadas y enlazarlas, tenía un don especial. Lilienthal inventó el planeador por comparación con el tipo de alas de las aves.
8. Prepararse para detectar oportunidades. Siempre que intentamos hacer algo y fallamos, acabamos haciendo otra cosa. Este es el primer principio del accidente creativo. Los fracasos pueden ser productivos sólo si no nos concentramos en analizar la causa del efecto. No hay que preguntar “¿Por qué he fallado?” sino “¿Qué es lo que he hecho?” Fleming ideó la penicilina al observar como el moho contaminaba sus platos.
9. Distinguir el azar de la buena suerte. Cuando la manzana que luego se haría famosa, cayó sobre la cabeza de Newton, él aprovechó la oportunidad para crear la Ley de la Gravedad. Antes, muchas personas durante siglos la vieron caer sin saber observar.
10. Investigar la causa desconocida de un efecto. El planeta Neptuno se descubrió suponiendo su existencia a través de investigar cuál era la causa de las perturbaciones en el movimiento del planeta Urano.
11. Intentar satisfacer un deseo. La hoja de afeitar de Gillette surgió mientras se afeitaba. Quería “inventar un producto que obligara a los hombres a comprarlo durante toda la vida”. Wartemann inventó la pluma estilográfica después de perder un negocio por la tinta derramada.
No hay mejor práctica que una buena teoría. Edison dijo una vez que “el genio es un 10 % de inspiración y un 90 de transpiración”. El entrenamiento es el ensayo que une el saber con la acción y acorta la distancia entre lo que es y lo que todavía no se logró.
La tentación del piloto automático. Cuando dominamos una forma de hacer un trabajo tendemos a repetir la rutina sin considerar alternativas. Cuando tenemos éxito repetimos la conducta exitosa sin advertir los cambios, como nuevas tecnologías o innovaciones de la competencia. Wordsworth dijo que es el hábito y no la elección lo que gobierna al rebaño colectivo. Con el cerebro en piloto automático actuamos sin pensar, en la comodidad que nos proporciona la rutina. Nosotros creamos el hábito, luego el hábito nos crea. El hábito no es bueno o malo en sí mismo, lo que interesa es si ayuda o entorpece. Por eso es conveniente revisarlo a la luz de la meta, de los cambios y de los resultados. Cuando un piloto automático se consolida se hace cada vez más necesario y si funciona mal al cabo de un tiempo tampoco podemos despegarnos.
Competitividad en piloto automático. Se buscan respuestas automáticas pero la competitividad no se puede automatizar porque es saber reaccionar o anticipar el cambio. La competitividad no se mide por lo que se tiene. Se pueden tener recursos y no saber usarlos o producir en la dirección equivocada. En competitividad la clave son los resultados, pero sin obsesionarse. El éxito acompaña al que tiene claridad y método y así se alcanza sin presiones ni excesos. No es cuestión de aplicar la fuerza bruta sino la idea de Arquímedes: Dadme una palanca y moveré el mundo. Bernard Shaw dijo: hay gente que ve las cosas como son y pregunta ¿por qué? Yo sueño con cosas que nunca han sido y pregunto ¿por qué no?
Los nuevos hábitos. La mente no puede cerrar rutas, pero es capaz de construir caminos paralelos. Para lograrlo no siempre hace falta eliminar los viejos. El problema es que nos enseñaron a decidir como si existiera una elección mejor o única en lugar de alternativas. De niños incorporamos mecanismos fijos. Cuando un desafío se encara en forma analítica o práctica se clausura la forma relacional o la innovadora. Debemos comprender que no sabemos hacer de todo, que somos buenos para algo y esa fortaleza es la que debemos potenciar. Hay una zona de comodidad, otra de estrés o de incomodidad y una de tensión o dificultad, en esta última se pueden crear caminos nuevos. Salir de la rutina mejora la atención. Pasos pequeños mantienen el cerebro pensante y sin temor, incursiona en lo desconocido y pasa de la curiosidad al asombro.
Ejercitar la mente. En el 2015 entre 11 y 16 millones de norteamericanos padecerán el Alzheimer. La plasticidad del cerebro se da por la creación de nuevas dendritas -proyecciones neuronales ramificadas como árboles que transportan las señales eléctricas en el cerebro-. Al desafiar al cerebro lo alteramos. Entrenar la inteligencia es una poderosa medicina. Par eso pasemos del piloto automático a “manual” y comencemos a experimentar nuevos modos de ver la realidad. Penetremos en ella con espíritu de curiosidad, con una cuota mínima de observaciones diarias.
Regulemos la atención para observar de un modo consciente. La claridad, el compromiso con la verdad y la concentración en el resultado conectan el aparato consciente e inconsciente, y a mayor conocimiento mejor será el resultado. El que sabe ve lo que nadie ve. Según Pasteur, “el azar favorece sólo a las mentes preparadas”. Las fuentes para observar son infinitas, es todo lo que se nos presenta: una cita, un objeto, una carta, una idea. Flaubert decía que cualquier cosa observada detenidamente se vuelve maravillosa. Lo importante es aprender a preguntar sobre su historia, su proceso de fabricación, la materia prima que lo constituye. Para que la percepción perdure en la memoria, hay que observar con los dos hemisferios, el de la ciencia y el del arte. Si ingresamos sólo datos emocionales o abstracciones, disminuirá la calidad de la recepción.
El estado mental óptimo para observar se logra mediante técnicas de relajación y concentración. El estado “receptivo” combina la atención flotante (estar preparados para aprovechar el azar) y una acción específica (la intención de observar). Para alcanzar la capacidad imaginativa en un mundo dominado por abstracciones es fundamental aprender a observar las formas, colores, sabores, olores y sensaciones físicas. La imagen -a diferencia del concepto- nos atrapa por su carácter de cosa viva. El concepto es estático, no posee belleza pues su fin no es estético; tampoco puede emocionar. Presenta los rasgos esenciales que necesita un determinado objeto para ser tal. Tiene una función utilitaria.
Por el contrario, la imagen es cambiante, posee diversas figuras y colores que producen innumerables sensaciones. Esto es lo que debemos captar a través de la observación y luego proyectarla con ayuda de la imaginación. Y, al actuar sinestésicamente (integrando los sentidos), ejercitamos en paralelo la ciencia y el arte. La imaginación es imprescindible para inventar el futuro.
Observar creativamente generar una diferencia. La realidad es la misma, lo que cambia es la visión. La mirada creativa captura lo que la gente no puede ver, toma como fuente la observación reproductiva pues ésta le provee la materia prima que hace posible la creación.
La ciencia y el arte cuentan la misma historia. La creación de la idea es la base de la obra del artista y de la hipótesis del científico. Einstein dijo que nunca descubrió algo nuevo con su mente racional. Para Bernard Show la persona razonable se adapta al mundo y la persona irrazonable adapta el mundo a sus ideas. Y concluye que todo el progreso humano depende de la persona irrazonable. Para unir la ciencia y el arte hace falta una alianza estratégica entre los dos hemisferios cerebrales dirigida por la educación. La educación es la industria pesada de cualquier país porque fabrica los ciudadanos del futuro: los científicos y los artistas.
Dr. Horacio Krell CEO Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos que optimizan la inteligencia. Mail de contacto [email protected]