Según pasan los años

Según pasan los años el que tiene proyectos tiene su causa y su motivación para vivir y el que no los tiene es un muerto en vida y tiene la excusa perfecta para morir.

Es una realidad que la mente y su capacidad son como joyas que se deben preservar. Con la edad, las funciones mentales pueden disminuir y generar así el deterioro cognitivo. El cerebro pasa a funcionar de una forma mucho más lenta y comienzan a acecharlo las enfermedades psicológicas.

Es normal que aparezcan fallas en la memoria, dificultades para encontrar palabras y nombres,  cambios repentinos de humor, menor iniciativa, errores en la realización de tareas cotidianas, pérdida de la concentración y del sentido de la orientación. Ante estos síntomas no hay que preocuparse sino ocuparse. Para disminuir la preocupación hay que activar el área de la ocupación.

La pareja cuerpo y mente son interdependientes y si uno se enferma el otro se enfermará también. Desafortunadamente, el éxito de la medicina en prolongar la longevidad, tuvo consecuencias no deseadas ya que no pudo preservar al mismo tiempo el cerebro y por ende la calidad de vida.

El 50% de las personas que llegan a los 80 años de vida padecerán el mal de Alzheimer.

Afortunadamente, si bien la patología no se puede curar, se puede prevenir. La neurociencias advirtieron que, la práctica del aerobismo para el cuerpo y de la neuróbica para el cerebro, actúan como herramientas que aminoran o evitan los daños provocados por el sedentarismo.

Lo que no se usa se pierde

Los enlaces de las neuronas evolucionan a medida que se aprende.

Todo lo que nos hace humanos: recuerdos, deseos, valores y conocimientos, están tallados en una telaraña de 100.000 millones de neuronas donde cada una puede conectarse. Las neuronas «conversan» entre sí a través de zonas de unión llamadas sinapsis, donde un axón toma contacto con una dendrita o con el cuerpo de otra. En un sistema nervioso maduro, los impulsos eléctricos que circulan a través de estas redes permiten que la información se transmita de una neurona a la otra.

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse a los cambios o funcionar de otro modo modificando las rutas que conectan a las neuronas y alterar su propia organización.

La neuroplasticidad positiva crea y amplia las redes, la negativa elimina aquellas que no se utilizan.

La capacidad intelectual necesita ser entrenada y estimulada, de otro modo, la falta de actividad del cerebro tiende a oxidarlo, lo que afecta a la memoria. La clave para que la salud de la mente crezca es aprender hasta el último día de la vida. Las ventajas de hacerlo son: desarrollo personal, éxito, conocer a gente nueva e interesante y consecuentemente el mayor bienestar físico y mental.

Verdi dijo: siempre busqué la perfección pero nunca la pude hallar. Por eso fue siempre joven, porque mantuvo el compromiso con su misión mientras otros detienen su crecimiento. El camino a la perfección no repite patrones. Verdi  se miraba a sí mismo para alumbrarse con luz propia. No se jubiló porque amaba lo que hacía. El entrenamiento sigue la regla: cuerpo sano en mente sana.

No hay casos de Alzheimer en ajedrecistas famosos. La materia prima clave del cerebro es la materia gris, ella no crece como la lechuga sino con educación. Proteger a la vejez es un activo social, un joven no puede ser sabio, para serlo se precisa conocimiento más experiencia.

Hay jóvenes NINI que son viejos (son los que no estudian ni trabajan) y viejos jóvenes que conocen, como Verdi, el secreto de la eterna juventud. Hay sociedades que no excluyen a sus mayores, forman parte de la biblioteca nacional y son el puente con las nuevas generaciones.

Franklin sugería sacar el dinero del bolsillo y llenar la mente, ya que ella repondrá con creces los bolsillos. El capital que se crea entre las dos orejas es un tesoro que nadie nos podrá quitar.

Mantenimiento preventivo

Hay que mantener un cierto nivel de actividad para no perder  la capacidad ni la agilidad mental. Los investigadores han destacado que hacer búsquedas en internet, por ejemplo, estimula regiones cerebrales relacionadas con la toma de decisiones y el razonamiento complejo. Aprender a tocar un instrumento o una nueva lengua, ir a un museo, a un concierto, viajar, etc. son placenteras actividades que contribuyen a mejorar el funcionamiento cerebral.

Hacer crucigramas, puzles, juegos de mesa o tratar de nombrar todas las ciudades, animales y plantas, etc., son ejercicios para la mente y permiten evitar la exposición pasiva ante la TV,  un gran enemigo de la salud física y mental. Delante de la “caja tonta” se genera una actitud pasiva que mina el desarrollo de las capacidades intelectuales y debilita el cuerpo.

Haciendo ejercicio físico se muscula el cuerpo, pero también el cerebro. De hecho, el deporte permite optimizar su funcionamiento. Con él las células nerviosas se multiplican, se refuerzan sus conexiones, se mejora su protección y su blindaje. Además se fomenta la producción de centrales energéticas -mitocondrias- en las células nerviosas, lo que les permite tener más energía al funcionar. Así las neuronas producen un tipo de proteínas llamadas “factores neurotróficos”. Estos últimos mejoran las funciones cognitivas y en particular la capacidad de aprendizaje.

Se debe priorizar el ejercicio físico de alta intensidad, más que el de resistencia, la musculación y el estiramiento. Hay que reposar bien después del esfuerzo. Durmiendo bien se regenera tanto la capacidad física como la mental. El sueño permite ver los viejos problemas con otros ojos, y encontrar soluciones nuevas. Durante el sueño el cerebro reorganiza las informaciones acumuladas durante la jornada, lo que permite comenzar con el pie derecho al día siguiente. Hay más probabilidad de establecer conexiones entre ideas remotas, porque el hemisferio izquierdo dominante baja la guardia y el derecho se despliega a sus anchas, a través de la imaginación.

Como decía Einstein la lógica te lleva desde A hasta B, la imaginación te lleva a cualquier parte.

Las propiedades de la bacopa.  Existe una planta vivaz que la medicina ayurvédica lleva unos 3.000 años utilizando para estos casos: la Bacopa monneri. para los trastornos del intelecto y del sistema nervioso. Las sustancias activas de la bacopa son los bacósidos A y B. Y así es como afectan a diferentes aspectos relacionados con la función cognitiva:

Memoria

Los bacósidos son estimulan la producción de serotonina, un neurotransmiso producido por el cerebro en el hipocampo, la región del cerebro asociada a la memoria a largo plazo.

Conexiones neuronales

También estimulan la construcción de las “autopistas” indispensables para la comunicación entre neuronas. La bacopa actúa como un fertilizante natural para las neuronas; incluso puede conseguir que el cerebro aprenda más rápido.

Protector frente a los radicales libres y metales pesados

Los bacósidos tienen un efecto antioxidante sobre el cerebro, protegiéndolo de los radicales libres. En concreto lo protegen de los metales pesados tóxicos, como el mercurio y el aluminio.

Evitan el Alzhéimer y el Párkinson

Protegen el hipocampo y el córtex frontal del cerebro, y limitan la degradación de las neuronas en el momento en que se sufre una inflamación, un período de estrés agudo o una enfermedad. Por eso resulta muy prometedora para prevenir o ralentizar el avance del alzhéimer y del párkinson. Hoy día las autoridades sanitarias de la India continúan fomentando el tratamiento de las disfunciones mentales e intelectuales con esta planta.

El deseo es la clave

Mientras que el interés es pasajero el deseo es una fuerza activa. Cuando el deseo es muy grande cualquier obstáculo se hace pequeño. Pero el deseo sin el esfuerzo nunca se realiza. Somos seres deseantes y, cuando el deseo no es satisfecho, estamos  descontentos.

Perder la capacidad de desear y morir es casi lo mismo. El deseo siempre nos impulsa a hacer y a lograr más, nos hace dejar de pensar en la muerte y se manifiesta en nuestras emociones y pensamientos. La necesidad tiene que ver con el instinto de conservación. Tiene un objeto específico de satisfacción y es esencial para vivir, como comer, dormir y respirar. El deseo no tiene un objeto específico  y no satisfacerlo no pone en riesgo nuestra capacidad de vivir o de morir.

No sé lo que quiero

A muchos les sucede que están motivados por hacer varias cosas pero no saben definir cuál desarrollar. Es mejor arrancar por algo e ir viendo sobre la marcha.

Tengo múltiples deseos pero no termino nada

Desean A, B y C pero dejan A porque les queda lejos, B porque les sale caro y C porque es difícil. Lo que se esconde detrás de empezar y no terminar es la búsqueda de la perfección, pero la atmósfera perfecta para hacer algo no existe.

Llegué a mi techo

Cuando uno llega a un techo, hay que reinventarse y buscar nuevos desafíos. Y en el caso de no poder, intentar ser lo mejor que uno pueda ser en lo que hace.

El deseo siempre tiene que estar presente, pues es la inteligencia motivacional que nos lleva a movernos. Cuando uno está comprometido con su deseo, no necesita tanta motivación externa. Consiste en pararse en lo que se quiere, dentro de los límites, y desarrollar su propio espacio emocional. Cuando se deja de lado algo es porque el nivel de deseo es bajo.

No debe existir la jubilación emocional. Hay que establecer deseos, desafíos, que no sean tan grandes como para desmotivarse ni lo suficientemente fáciles como para  perder el interés.

Dar vida a los proyectos

El ser humano es la única especie viviente que sabe que se va a morir.

No obstante eso encaramos la vida e intentamos escapar de esa certeza. No es cuestión entonces de darle más años a la vida sino de darle más vida a los años.

La mejor  manera de escapar a la certeza de la muerte es ponerle barreras adelante, esas barreras son los proyectos. Proyectar en la vida es lo que nos aleja de la certeza de que vamos a morir. Cuando una persona está deprimida es que no tiene barreras entre ella y la muerte. Mira para adelante y ve la muerte. Las personas con depresión son personas sin proyectos. No le encuentran sentido a nada porque ven la muerte enfrente. Cuando uno se mete en un proyecto, y en otro, y luego en otro, lo que está haciendo es alejar o tapar por un momento la certeza de que se va a morir.

Lo innato y lo adquirido

Los genes son responsables del 10 %, el 90% se genera por las experiencias y los conocimientos adquiridos. Los lóbulos prefrontales son lo último que se forma en el cerebro y completan su maduración a los 21 años. La forma de ver y actuar en el mundo, los planes y proyectos, el desarrollo personal, dependen de su funcionamiento. Son los pilares de la neuromodelación consciente y dan  el poder de planear el destino, como una vía de escape al condicionamiento que los genes  imponen. Permiten seguir o cambiar, remodelar lo que ya no se desea o crear nuevas redes  para que los proyectos puedan concretarse exitosamente.

Reformatear el cerebro

El cerebro se modela con la actividad que se realiza. La Universidad de Londres en estudios del 2000 comprobó que los taxistas mejoraban cada año el hipocampo, la región que regula la memoria espacial. En 2002 comprobaron en Alemania que los músicos tenían más desarrollada la circunvolución de Heschl. En 2004 se verificó lo mismo en personas bilingües. La conclusión  es que la actividad  crea neuronas. Los ejercicios físicos preservan la salud cardiovascular, los cognitivos preservan la mental.

Si queremos ser sabios al llegar a la vejez  debemos reformatearnos. Usamos más el hemisferio izquierdo que automatiza las respuestas adquiridas, es lo que llamamos experiencia. El que aprende lo nuevo es el derecho y lo delega en el izquierdo que así adquiere la capacidad para reconocer. Si por rutina comodidad dejamos de investigar se detiene la marcha de la neuroplasticidad. Como dijo Platón «La virtud, como el arte, se consagra a lo que es difícil de hacer, y cuanto más dura es la tarea, más brillante es el éxito”. La edad no es una traba pero la conquista es diaria. Desarrollo no es lo que tenemos sino que hacemos con eso. Si decidimos parar estancamos el cerebro.

La gimnasia mental crea neuroplasticidad si relaciona  conocimiento, imaginación y actividad, como dijo Einstein “en épocas de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento”.

Según pasan los años el que tiene proyectos tiene su causa y su motivación para vivir y el que no los tiene es un muerto en vida y tiene la excusa perfecta para morir.

Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem,  horaciokrell@ilvem.com
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