1. Dejá tu espacio de trabajo ordenado.
Pensá cómo tu espacio de trabajo puede ser más agradable. Invertí en accesorios para organizar mejor tus cosas. Una nueva lámpara, objetos lindos que te ayuden a recordar tus pendientes. Un lugar con tu onda y ordenado hace que te sientas más feliz.
2. Empezá el trabajo temprano.
Cuando uno se despierta tiene la mente más fresca y receptiva para hacer el trabajo, aún aquel que nos cuesta más. Aprovechá ese horario del día para focalizarte en lo que más te cuesta.
3. Hacé un break.
El cerebro y el cuerpo tienen un ciclo de energía. Levantarse y respirar, tomar un vaso de agua o mirar hacia el infinito es algo necesario para mantener el flujo de retención de información. No dejes que pasen muchas horas sin levantarte de la silla. Vas a lograr rendir mejor.
4. ¿Te bloqueaste? Salí y caminá.
Estar todo el tiempo adelante de la computadora resta energía, más si es un trabajo donde dependés de la creatividad. Salí a comprar la merienda, el almuerzo o sencillamente a dar una vuelta para darle un reset a la mente. Hay quienes llevan música para caminar y desconectarse de todo. Eso sí, preferí las calles tranquilas y evitá las avenidas. El sol y los árboles, aunque no lo creas, relajan.
5. No trabajes con hambre.
¿Sabías que el cerebro usa un 20% de la energía total que gasta tu cuerpo? Por eso es importante respetar el horario de las comidas y las colaciones. El hambre causa mal humor e irritación y, consecuentemente, vas a trabajar con menor eficacia e desagrado. Cuidá lo que te hace ser tan brillante
6. Deshacete de los papeles.
Una vez por semana revisá todo ese papelerío que tenés arriba de tu escritorio o mesa de trabajo. ¿Qué cosas sirven y qué cosas podés enviar al canasto de reciclaje? Tener tu espacio de trabajo despejado te va a motivar a ser proactivo.
por Florencia Libertini
Fuente: Bixti