Un grupo de caníbales fue contratado por una gran empresa multinacional.
– ¡Ahora forman parte de un gran equipo! ¡Bienvenidos a esta gran familia!, dijo calurosamente al recibirlos el responsable de Recursos Humanos durante el acto de bienvenida.
– Disfrutarán de todos los beneficios de la empresa. Por ejemplo, podrán ir a la cafetería a comer algo. Pero, eso sí, ¡Tengan la gentileza de comerse a sus compañeros!
Al mes, el jefe de RR.HH. los llamó:
– Están trabajando muy bien, ¡estamos muy satisfechos!, sólo que uno de nuestros programadores ha desaparecido. ¿Alguno sabe que pudo haber pasado?
Todos los caníbales negaron con la cabeza.
Al salir de la oficina del jefe, el líder caníbal dijo a los suyos:
– ¿Quién fue el tarado que se ha comido al programador?
Tras lo cual una mano entre el grupo se levantó tímidamente.
– ¡Estúpido!, cuatro semanas comiendo gerentes y nadie había notado nada, ¡¡¡pero no!!!, tenías que comerte un programador.
