Eran tres náufragos: un gringo, un francss y un argentino. Llevaban cinco días en altamar, en un pequeño bote inflable, sin agua ni alimentos.
Al sexto día, el gringo desesperado le comenta a los otros dos:
– Ya no aguantar más, yo no querer morir de hambre-, y valientemente saca un cuchillo, se baja el pantalón y se arranca un pedazo de nalga y les dice al francés y al argentino: – tengan un pedazo y pensar que ser un gran churrasco– ; y así, los tres calmaron su hambre.
Al siguiente día, se para valientemente el francés, casi enloquecido, y grita:
– Hoy comeremos pernil-, se levanta el pantalón y se rebana un pedazo del muslo y lo comparte entre los tres.
Entrada la noche, el argentino no sabía qué hacer porque ahora le tocaba a él arrancarse un pedazo de su cuerpo para que cenaran; tomó valor, se levantó, empezó a bajarse el cierre del pantalón y sacó el pene.
Cuando el gringo lo vio, gritó emocionadamente:
– Oh, comeremos hot dogs!!
A lo que el argentino les contesta:
– No señores, Mamadera y a la cama!!!