La Banqueta de Control es la herramienta definitiva para aquellos que cuentan las calorías que comen y los litros que beben. Cierto es que podemos hacernos una idea de nuestra alimentación restando el peso de las deposiciones, aunque eso supone disponer de una fría balanza en la que apoyar el culo acompañada de un notario, algo que no está al alcance de todos.
Lo bueno de la banqueta de Control es que nos da la información en tiempo real, en el mismo momento en el que los alimentos pasan a formar parte de nuestro yo más íntimo (el del estómago, claro). Tiene que ser toda una experiencia comer y escuchar el crujido de la aguja mientras va girando hacia la derecha sin misericordia, arrastrándonos hacia un abismo insondable del que no podremos salir jamás; y eso contando con que podamos entrar, algo que depende de la circunferencia de nuestra cintura, que en esos momentos estará generando un campo gravitatorio a su alrededor con diversos satélites orbitando sin grandes pretensiones (las aspiraciones de un satélite son más bien pocas).
Pero, como sabemos, los usos de un taburete son múltiples y hay uno que destaca entre todos ellos: su función de arma de mano en las peleas de bar. Si somos lo suficientemente rápidos podemos golpear con el taburete y mirar la aguja para saber cuánto le pesa la cabeza al tipo que ha recibido el impacto, recibiendo un nivel de gloria equivalente a dicho peso.
fuente: No Puedo Creer