Hoy se ve gente chequeando en paralelo su correo electrónico, navegando por Internet y hablando por el celular. Pero para rendir más conviene hacer menos,
La consecuencia es no poder separar lo importante de lo accesorio. Prestar atención no es un acto de disciplina, es una destreza. Hoy se recurre al multitasking (multitarea), para hacer de cuenta que se hacen varias cosas a la vez. La “edad oscura” en que vivimos crea un pensamiento blanco o negro, superficial y dependiente. La interactividad exige al cerebro respuestas rápidas para las cuales no está preparado, ya que procesa en cadenas neuronales y no puede maniobrar con varias a la vez. En alta velocidad se elige la ruta equivocada. Veamos un ejemplo:
Visualice un caballo blanco, imagine una hoja blanca de papel, concéntrese en una heladera de color blanco. Ahora responda con rapidez, ¿qué bebe la vaca? El cerebro apurado responde leche en lugar de agua. Es decir que el cerebro “hace agua” bajo presión.
Ser más productivo haciendo menos
El exceso laboral afecta la capacidad creativa, el razonamiento y hace perder de vista el propósito en la vida. Hacer 10.000 flexiones sin descanso es imposible. El cerebro es como un músculo, sin descanso pierde capacidad y el cuerpo le va dando señales. No parar durante años incrementa un 40% el riesgo de enfermedades coronarias. En Japón, el karoshi es la muerte por trabajar en exceso. Hacen falta las largas vacaciones.
Mientras un pequeño descanso es placentero, el hombre no sabe llenar varias horas libres después de trabajar. Antiguamente podía jugar y divertirse, hoy se rinde culto a la eficiencia.
El hombre moderno cree que trabaja para alguien, y no para sí mismo. Los más creativos, aunque sigan una estricta ética de trabajo, se toman su tiempo para descansar y jugar y hacen una cosa a la vez hasta terminarla a la hora prevista. También mantienen una vida social activa.
No hay una correlación entre la producción de un país y el exceso de horas trabajadas. Con un horario de 38,6 horas semanales, por ejemplo, el empleado promedio en EE.UU. trabaja cuatro horas más que su par en Noruega. Pero el aporte de éste último a la economía significa US$78,70 por hora, mientras que el de un estadounidense es de apenas US$69,60.
Agenda para el cerebro
Durante la Revolución Industrial, el horario laboral era de 14 horas diarias. Ford estableció una jornada de 8 horas y duplicó sus ganancias en dos años. Se supone que 5 horas por día sería el horario ideal. Muchos músicos, escritores y atletas de alto rendimiento no ocupan más de 5 horas seguidas en perfeccionar su arte o su técnica.
Como dijo Picasso : cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando.
Hacer nada es hacer algo
La región cerebro que se activa en reposo es la red neuronal por defecto (RND), es clave para la memoria y la visión de futuro. Ayuda a evaluar las jerarquías y a fijar prioridades. No encontrar sentido para lo que se hace o al lugar, disminuye la inteligencia en la conducta y en las creencias. El RND es el espacio donde nacen ideas del reposo.
El principio de Arquímedes. Afirma que todo cuerpo sumergido experimenta un empuje igual al peso del líquido que desaloja. ¿Cómo llegó Arquímedes a descubrirlo? Hierón II, monarca de Siracusa, entregó a un joyero oro para hacer una corona pero desconfió de su honradez y pidió a Arquímedes que investigue Arquímedes no encontraba solución usando sus conocimientos, pero un día, al dormirse en la bañera, su cuerpo se sumergió y el agua se derramó lo que le provocó una asociación repentina. Se despertó sobresaltado y dedujo que ante la resistencia del agua el cuerpo parece pesar menos. Tal fue su excitación que salió desnudo gritando ¡Eureka! ¡Lo encontré!Tomó una pieza de oro del mismo peso que la corona, llenó una vasija de agua hasta el tope, introdujo la pieza de oro y midió la cantidad de agua derramada. Así determinó qué volumen equivalía al oro. Repitió la misma operación con la corona. El volumen de agua desplazada fue menor. Así quedó demostrado el engaño del joyero.
Mono pensador
La buena noticia es que también durante la acción se pueden recibir los beneficios del descanso. La reflexión activa – pensar sobre un tema pendiente o una idea nueva- también sirve. Cualquier situación que requiera visualizar resultados hipotéticos o imaginar escenarios, discutir un problema o quedar atrapado por un libro, también ayuda. Todo lo que se hace en pos de un objetivo, sirve para ejercitar el RND. Si solo se mira se desactiva. Pero una pausa para estudiar el porqué de lo que se ve, crea una narrativa que activa esa red neuronal.
No toma mucho tiempo deshacer los efectos negativos de la actividad constante. Pasar un tiempo en el campo sin celulares o tabletas, mejora luego el desempeño creativo.
No tener tiempo
Todo tiene que ver con la obsesión del control: el miedo de que, al relajarse por un momento, todo se destruya. Todos tenemos reloj pero no tenemos tiempo.
La metáfora es evitar que el fuego que apague. Se inicia un negocio y cuando todo va bien, en lugar de vacacionar y contratar un ayudante, se prefiere no delegar. La creencia es: Si no sigo, el fuego se puede apagar. Lo mejor sería confiar en que sí las brasas están calientes, alguien más, con su soplido, pueda convertirlo en llamarada. No es fácil para los que sienten que deben estar haciendo algo todo el tiempo y no están cómodos con la idea de hacer menos.
Timing
La ciencia de encontrar el momento justo para hacer algo mejora los resultados. Las habilidades cognitivas no permanecen estáticas todo el día. El «afecto positivo» (emociones como entusiasmo, autoconfianza y estado de alerta) y el «afecto negativo» (emociones como ira, apatía y sentimiento de culpa) varían a lo largo del tiempo y según el momento del día.
500 millones de tuits fueron cargados en LIWC (Linguistic Inquiry and World Count), un programa de análisis de texto que valora cada palabra en función de la emoción que transmite. Bajo la superficie se oculta un patrón revelador: el afecto positivo -el lenguaje que revelaba que los usuarios se sentían activos, participativos y optimistas- crecía generalmente durante la mañana, se desplomaba por la tarde y remontaba de nuevo al anochecer.
Las conductas y estados internos cambian con la variable del tiempo y la temporización (el ‘timing’), porque ciertos momentos favorecen determinadas conductas. Desde el punto de vista neurológico, la cronobiología estudia los ritmos biológicos que organizan la conducta en el día. Es relevante para el estudio del sueño, pero también para las funciones cognitivas, el nivel de vigilia y de atención, ya que la capacidad de concentración varía según esos ritmos biológicos. El estado de ánimo tiene varios ritmos: circadiano (cercano a un día de duración) y estacional. El nivel de energía oscila a lo largo del día y tiende a ser más intenso a la mañana y a decrecer a lo largo del día. En los trastornos anímicos como la depresión, no es raro que las personas manifiesten un malestar más intenso por la mañana con mejoría durante la tarde. El estudio realizado sobre los mensajes de Twitter mostró además que el patrón afectivo temporal es similar entre distintas culturas Tampoco importa que día la gente tuitee: todos los días laborales se parecen. La conducta depende de intenciones, planes, de estados internos, pero también es regulada por el contexto temporal. Ciertos contextos y ciertos momentos, favorecen determinadas acciones y al reconocerlos en uno mismo, es más fácil activarlos positivamente.
Los investigadores Julie Brines y Brian Serafini analizaron las demandas de divorcio durante un período de 14 años en California y detectaron un ritmo estacional. Las demandas de divorcio aumentaban en marzo y agosto y se repetía en cuatro estados. Sabemos que el estado de ánimo oscila a lo largo del año. En personas con depresión es frecuente que experimenten cambios durante el otoño y la primavera. De hecho existe el trastorno afectivo estacional: se trata de personas que experimentan episodios depresivos en estaciones. Este fenómeno está vinculado con la duración del foto período, es decir, la relación de horas día y horas noche.
Un dato curioso es que al final de una década, se modifica algo en el cerebro y se altera la conducta. Los investigadores Alter y Hershfield descubrieron que para correr una maratón se presenta un porcentaje desproporcionado de personas cuyas edades terminan en nueve entre los debutantes. A su vez, a lo largo del ciclo vital, la edad a la que las personas son más propensas a correr su primera maratón es los 29 años, el doble que las personas de 28 o 30. Emprender diferentes actividades, asumir compromisos importantes y hasta trascendentales, se ven afectados por los patrones temporales. Develarlos es tarea de la ciencia y también de cada uno.
La ansiedad laboral
Es el lado oscuro del perfeccionismo. Las personas con este perfil asociado a la ansiedad social tienen muchas menos posibilidades de tener gente a cargo y, por lo tanto, de ocupar roles de liderazgo en las organizaciones. A mayores niveles de ansiedad laboral las personas se perciben menos responsables: Es probable que un trabajador ansioso tenga una percepción distorsionada de su capacidad y logros, los disminuyen o los atribuyen a la suerte. La velocidad de algunos para resolver sus tareas es más un problema en ciernes que una virtud. El ansioso quiere todo para ayer y eso es valorado en muchas organizaciones, porque es un perfil de empleado que tiene una capacidad rápida de respuesta y de anticiparse, ya que está en alerta permanente. Esa capacidad puede devenir en un apresuramiento innecesario que pone en jaque al resto, mientras que la capacidad de anticiparse a problemas puede volverse en contra cuando los problemas no existen. El ansioso vive en estado de excitación, lo que a menudo tiene que ver con su inseguridad, que lo lleva a ver fantasmas que no existen, pero que transmite. En primera instancia aparecen los factores contextuales, ya que las respuestas de tensión surgen cuando perciben problemas o demandas que no puede afrontar. Hay que darles recursos para comprender el modo de ansiedad que los afecta y cómo manejarla. El problema es que muchos no consultan porque creen que es una forma de ser, cuando en realidad es algo que se puede mejorar y corregir. Actividades como brain training, stress management, mindfulness o inteligencia emocional, apuntan a fomentar hábitos saludables. Detectar los perfiles y ofrecer las herramientas terapéuticas es fundamental, ya que permite reducir el nivel de estrés en los grupos (y su inevitable impacto sobre la productividad), y también mejorar la calidad de vida.
Es cuestión de método.
Hay una tendencia a actuar en forma impulsiva utilizando la fuerza bruta, como indicaría la famosa frase de Sarmiento: “la letra con sangre entra”. Pero con el paso del tiempo aflora el cansancio y la ley de los rendimientos decrecientes. Para aumentar el rendimiento, sin dejar de reconocer el peso de la voluntad, es mejor dejarse llevar por la frase de Nietzche: “La mayor riqueza del hombre son los métodos”. Lo importante es enseñar a usar el cerebro en lugar de dejarlo operar en piloto automático. Existen metodologías para mejorar la percepción: velocidad y comprensión en la lectura, capacidad de escucha, agudeza sensorial y capacidad de observación. En el procesamiento: técnicas de estudio, concentración y memoria. En la comunicación: oratoria, redacción, comunicación digital. En la aplicación del conocimiento: técnicas para fabricar ideas y para la resolución de problemas. El segundo recorrido es interno, aprender a descubrir la vocación. La inteligencia espiritual es la batería que brinda y recarga la energía. La inteligencia emocional la pone en movimiento, la creativa la hace circular mediante las ideas, la estratégica convierte las ideas en planes, la corporal ejecuta el programa, la social permite trabajar en equipo, la digital consolida el proyecto en Internet.
Finalmente el proceso se concretará en logros, entonces el espíritu se convierte en materia.
Revisar la agenda
Wilfred Pareto descubrió que el 20% de las cosas que se hacen producen el 80% de los resultados que se logran. Pero la vida moderna lleva a vivir con urgencias y tensiones, a no saber por dónde empezar y a un vacío de ideas que aleja de la eficacia.
Vísteme despacio que estoy apurado, decía Napoleón. Según Business Week, los franceses trabajan menos y producen más y mejor porque tienen tiempo para retomar los valores esenciales de familia, amistad, tiempo libre, eligen el presente concreto al global abstracto y anónimo, la simpleza de vivir, convivir en un ambiente alegre y realizar lo que saben hacer.
Los que corren mucho suelen terminar en el mismo lugar, mueren por infarto o accidentes y se olvidan de vivir el único tiempo real que es el presente.
Vivir a mil desconecta los sentidos de la conciencia, la tensión mata, la creatividad muere. Educar para la fast life hace correr a velocidades imposibles sin métodos facilitadores de la productividad personal. Aprender a administrar el tiempo permite construir desde una capacidad plena. Para eso hay que educar el sentido común: valorizar la lectura, caminar más, cocinar una receta completa, relatar cuentos a los hijos, practicar deportes, pasar más tiempo con amigos, realizar las buenas ideas. El día seguirá teniendo 24 horas y eso no se podrá evitar. Lo que sí se puede hacer es mejorar la ecuación hombre= tiempo optimizando las destrezas personales, es decir que hay que aprender a ganarle tiempo al tiempo
Dr. Horacio Krell. Director de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com