Pensar en épocas de aturdimiento

Quizás sí, quizás hoy estamos todos siendo fuente de exceso de estímulos. Quizás tengamos demasiadas preocupaciones. Quizás, incluso, tengamos mucha más información disponible, y capacidad para absorberla.

Ahora, bien. ¿Y sí eso fuera generado voluntariamente por cada uno de nosotros? ¿Y si nosotros mismos estuviéramos atentando contra nuestra propia capacidad de creatividad e innovación?

Todos necesitamos luz para ver, a oscuras no se puede, no tenemos un infrarrojo incorporado de fábrica. Pero cuando la luz es excesiva, nos encandilamos, y vemos menos que antes.

A la mente le pasa lo mismo!!!

Hoy en día, tenemos la cabeza atestada de información.

Nos despertamos, vamos al trabajo escuchando música, radio, noticias, el estado del tránsito, el clima, internacionales, deportes, sabemos cómo va a formar cada equipo de fútbol, etc.

Llegamos al trabajo, abrimos los mails, entramos a los diarios, visitamos algún sitio relacionado con nuestra tarea, hacemos las planillas, y todo esto, con una agradable música funcional.

Hora del almuerzo, ¡Fantástico! Hermoso momento para compartir con compañeros, hablar de bueyes perdidos, y recordar momentos tragicómicos de los años que llevamos juntos. Sin mencionar que nuestro celular, PDA, Blackberry o lo que sea, no deja de sonar, y la atendemos indefectiblemente.

Terminamos la tarde, y al salir planeamos el after office, o el paseo con la novia o esposa, brindis con amigos, o nos quedamos viendo por televisión como se pelearon las vedettes, veinte programas que hablan de uno, o los noticieros con las mismas noticias de la mañana y de la tarde, o hacemos zapping en los 320 canales que nos ofrece la tecnología, para llegar cansados a la hora de acostarnos, con un día cargadísimo de actividades, en el que decimos “!Qué día terrible!”.

¿Y en qué momentos pensamos?

Nietszche dijo una vez: “Los mejores pensamientos, son los que nos vienen mientras andamos”. ¡Vaya verdad!

“Andar” es dejarse ir, dejarse llevar, dejarse estar.

Tenemos tanta avidez por experimentar cosas, que llenamos con actividades activas o pasivas, cada segundo de nuestro día, haciendo que el cerebro no llegue a relajarse ni un momento.

¿Cómo podemos ser creativos, si tenemos la cabeza ocupada todo el tiempo?

¿Qué nos estamos perdiendo?

¿Cuáles son las ocupaciones útiles?

Fijémonos en algo. El porcentaje de gente caminando por la calle, con aparatos musicales en sus orejas, ha crecido exponencialmente. ¡Si hasta incluso conducen vehículos!

Si bien la música es uno de los grandes placeres de la vida, nos quita atención del entorno.

Como ese, tantos ejemplos de actividades o actitudes, nos alejan del entorno, nos hacen perder receptividad, nos impiden mirar la realidad, analizarla y entenderla, para después cambiarla.

¿A caso no es eso la “creatividad”?

La real creatividad, es el proceso por el cual, partiendo de una realidad X, se formulan alternativas/cambios/variaciones de ella,  y los procesos para hacer posibles dichas alteraciones.

Tomémosla y veamos en cuántas oportunidades lo hacemos.

Claves para estimular el pensamiento creativo.

Al final de cuentas, ser “creativo” tiene como piedra fundamental la posibilidad de pensar.

El problema es cuando nosotros mismos anulamos esa posibilidad.

Autor: Lic. Jorge Asad Elías. Licenciado en Administración de Empresas, recibido en la Universidad Nacional de Tucumán. Actual Gerente comercial del Canal Mayorista de Emilio Luque (Tucumán).

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