La mona, vestida de seda, mona queda…

Llegó el momento de dejar de maquillar, de reformar y de hacer todo de nuevo.

El sistema  educativo cruje y se mantiene vivo con  parches: más dinero en forma de becas, créditos más baratos, aumentar el presupuesto en educación, etc. Singapur, un país con gran desempeño económico, gasta menos en educación primaria que los países de la OCDE. Peter Drucker dijo  que es mejor hacer mal lo correcto que hacer bien lo incorrecto.

Sin rediseñar el modelo, gastar más sólo servirá para hacer lo inútil, muy bien hecho.

Llegó el momento de agradecerle los servicios a la vieja casa de la educación y tirarla abajo. No perder tiempo, recursos y energías en arreglar lo que hace agua y crear un modelo innovador. El país que lo logre obtendrá una ventaja competitiva decisiva.

La educación figura en el podio de los temas  importantes. Está claro que es necesario educar, hay que repensar la fórmula de lo hace falta para vivir y trabajar mejor.
Henry Ford decía que si le hubiese preguntado a la gente que querían, habrían dicho que querían un caballo más rápido. Agregar tecnología o recursos en un proceso que no funciona, sólo lo empeora. Es necesario terminar con programas anticuados e inamovibles, cursar como método,  con profesores que exponen, con aulas como de gravedad, exámenes para evaluar y notas para calificar.

Los que salimos de la universidad recordamos que no sabíamos trabajar. No en vano nos la pasamos escuchando y estudiando, sin practicar. Si es importante contar con alianzas estratégicas hay que evitar la competencia feroz y el individualismo promovido desde el sistema. Si  queremos innovar hay que abandonar el énfasis puesto en la memorización de contenidos y fomentar el trabajo por proyectos.

La mejor manera de aprender. El estudio del cerebro avanzó sin que la educación  se modifique. El hombre sigue siendo la cenicienta mientras florecen las neurociencias. Si un maestro del siglo xix resucitara podría dar sus clases sin problemas.

Lo que reamente se aprende se aprende haciendo, practicando, persiguiendo objetivos que nos importan, equivocándonos y corrigiendo. Todo lo que sabemos lo aprendimos así.

La película El discurso del rey muestra cómo diseñar un proceso de aprendizaje. Un aprendiz (candidato a rey del imperio británico) muy motivado por aprender a hablar sin tartamudear y un experto en oratoria (no en educación). No le da clases magistrales, no lo obliga a estudiar, ni lo evalúa. Diseña actividades, de las más simples a las más complejas, para que el futuro rey practique y va corrigiendo sus errores. Pone el foco en las actividades y no en los contenidos. El rey trabaja duro, sin sufrimiento no hay aprendizaje.

El experto sabe que los exámenes teóricos sólo sirven para renovar el carnet de conducir. El desafío es preparar para el trabajo, aprender a hacer y para ello se precisa practicar.
Profesores, Padres y Alumnos. Creemos que un profesor sabe cómo se aprende y sabe enseñar y que, tener buenos profesores, es sinónimo de mejor educación.  Antes de obsesionarnos con eso, es necesario tener claro qué entendemos por un buen profesor.

No es el que sólo domina su asignatura sino el que es un experto en aprendizaje y motivación. El desafío es garantizar que todos los profesores sepan enseñar.

La cultura del ejemplo que brindan los padres es la mejor escuela. Aparte de su instinto, cariño y compromiso los padres no saben educar a sus hijos. Otro enorme desafío es lograr que se conviertan en expertos en aprendizaje. El futuro de nuestros hijos depende de ello.

Los alumnos no quieren ir al colegio y a los jóvenes lo que les interesa de la universidad es el título. No hay peor alumno que el que no quiere aprender.  Mientras el resto de la sociedad evoluciona ¿Por qué no hay espacio para probar nuevos modelos? Los políticos, no saben cómo hacerlo o carecen de valentía. Quienes están en el negocio de la educación  no tienen interés en poner en riesgo sus ganancias. Por eso las propuestas cosméticas e insisten en que todo siga igual, en vestir a la mona de seda.

Jamás la innovación vendrá de los actores que dominan el mercado, sino de los indignados que no tienen nada que perder, de los outsiders no encadenados por los paradigmas. En el 2011, fueron los estudiantes chilenos los que amenazaron el status quo,

Inteligencias múltiples.  Cada persona nace con un genio interior a descubrir y potenciar. La educación los etiqueta convirtiendo la ignorancia en mediocridad. Lo que habría que lograr es que la fortaleza se transforme en excelencia. El poder duro -hard power- procede de la fuerza. El poder blando – soft power-  atrae por la cultura o por la bondad de una política.

El cerebro tiene el poder duro de la razón en su hemisferio izquierdo y el poder blando de la emoción en el derecho. El poder inteligente –smart power-  conjuga razón con emoción, plan con intuición, conocimiento con imaginación. Es querer con eficacia.

Un GPS en el cerebro. El GPS posee el mapa de la ciudad. El cerebro debe tener el suyo para saber qué y cómo se hace o se hizo (procesos), qué dio mejores resultados (buenas prácticas),  qué hay que evitar (errores), quiénes pueden ayudarnos (capital social), etc.
La clave es saber  a dónde quiero ir, sin eso no existen vientos favorables.

Sin conocer los objetivos, el GPS es inútil. Un software externo no sabe nada de nosotros, es un radar que nos vigila. El software interno es una brújula que recurre al conócete a ti mismo que genera la energía. Las preguntas estratégicas son: ¿Dónde estaba ayer? ¿Dónde estoy hoy? ¿Dónde quiero estar mañana y ¿Cómo haré para conseguirlo?

Un doble modelo. Los métodos, decían Nietzche, son la mayor riqueza del hombre. El primer modelo enseña a usar y actualizar el cerebro entrenando la percepción: velocidad y comprensión en la lectura, capacidad de escucha, agudeza sensorial y capacidad de observación. El procesamiento: técnicas de estudio, concentración y memoria. La comunicación: oratoria, redacción, diseño de un sitio web propio. La aplicación del conocimiento: técnicas para crear ideas, innovar y resolver problemas.

El segundo comando enseña a convertir espíritu en materia. La inteligencia espiritual es la batería que brinda la energía. La inteligencia  emocional la pone en movimiento, la creativa la hace circular inventando las ideas, la estratégica las convierte en planes, la corporal ejecuta el programa, la social permite liderar y trabajar en equipo

Estudiando el cerebro de los grandes hombres se comprobó que su éxito no dependía de factores innatos.  Einstein tenía un cerebro parecido al de cualquiera, la diferencia estaba en el software con el que lo hacía funcionar. La PNL redescubrió que aprendemos imitando.

Lo ideal es imitar a los mejores hombres y a las mejores técnicas. Lo pueden hacer  personas, empresas y naciones. Japón destruido después de la 2da guerra mundial y sin recursos naturales, imitó y mejoró los productos que importaba y se convirtió en potencia.

El programa de metodología intelectual es una propuesta sistémica porque conecta los procesos, holística porque usa todo el cerebro, ecológica porque sustituye la fuerza bruta por la calidad de los métodos, sinergética porque el todo supera a la suma de las partes.

Los mejores países del mundo hicieron de la educación y de la igualdad de oportunidades sus políticas de estado. Comprendieron la idea de Einstein cuando afirmó que no se
puede resolver un problema en el mismo estado mental que lo creó.

Es que la mona vestida de seda, mona queda.
Dr. Horacio Krell Director fundador de Ilvem, contacto horaciokrell@ilvem.com

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