Diríamos, en principio, que las mediciones son lo que de alguna manera nos permitirían llegar a la previsión de los futuros hechos, anteriormente medidos. Parafraseando alguna máxima económica: todo lo que se puede medir, se puede prever. Y cuanto mejor es la medición, mejor será aún la previsión y, por lo tanto, los guarismos estarán sustentados, serán eficientes, generarán resultados.
A pesar de esto, aunque en ocasiones nos dejan en una disyuntiva de resultados, en un dilema de derivaciones, aunque por momentos sean vagas y nos encontráramos sin previsión, el ojo en las inversiones tecnológicas no debe perderse de vista, porque es el que mira el futuro, es el que mira el círculo virtuoso (productividad, competitividad, valor agregado).
Estamos hablando de mediciones en torno a la tecnología, a los resultados que se suceden cotidianamente con respecto a los datos que se desprenden de su mundo, esto es, de su acceso y de su falta de, de sus compras y ventas, de su inversión o no, etc. ¿Accedemos o no, compramos o no, invertimos o no? Preguntas que se deben hacer las empresas con respecto a la tecnología, tan necesaria por cierto en los ámbitos de negocios.
Y esas preguntas pueden proceder, posiblemente, de esa disyuntiva de resultados, de ese dilema de derivaciones, que nos ubican en una situación de desconcierto, de parálisis de acciones, de incertidumbre TI, para llamarlo de alguna manera.
Aunque un día las mediciones nos digan, por ejemplo, que el sector tecnológico mundial está tocando fondo, que el gasto TI se reducirá, que las inversiones disminuyeron, que muchas empresas suspendieron proyectos, que poco aumentó el presupuesto para sistemas informáticos, etc., también nos dicen que las empresas parecen mejorar en sus perspectivas de compras y ventas, que más de la mitad va invertir en TI, que el mercado de seguridad está intacto, etc.
Y, entonces, podemos preguntarnos: ¿en qué quedamos? Caen las cifras, se mantienen, aumentan, todo de un día para otro. Sí, no nos podemos bañar dos veces en un mismo río, porque en minutos ya no es el mismo, ya no es el que era cuando lo hice, es el cambio como punto de partida. Pero algo tiene que quedar, que mantenerse, que permanecer, para que la medición pueda prever, para que las mediciones de los hechos presentes puedan prever y dirigir eficientemente la de los hechos futuros.
Los guarimos nos dicen que el sector tecnológico está afectado y cae gradualmente por la crisis económica mundial, pero más tarde nos dicen que las inversiones y algunos mercados del sector aumentarán en los próximos meses.
Nuevamente, ¿en qué quedamos? Quedamos, inevitablemente, en que no todas las mediciones son iguales, unívocas. Sabemos que detrás de ellas está la particular medición de cada empresa que tratará de prever con suma exactitud.
No obstante, aunque lo ideal sería un marco de medición de resultados uniformes que nos permitan acercarnos a una realidad posible de hechos inciertos, previsibles en cierta manera, para no paralizarnos en nuestras acciones, para saber si invertimos o no, para evitar no poder ni siquiera bañarnos una vez en un mismo río, la inversión se debe mantener, la tecnología se debe mantener.
Es la inversión en tecnología lo que actualmente está sacudiendo la manera de hacer negocios, de generar productividad, competitividad, valor agregado. La tecnología es el círculo virtuoso de la productividad, la competitividad y el valor agregado. No dejemos de invertir en ella.
Martín Carranza Torres. Socio de Carranza Torres & Asociados -Asesoramiento Legal en Tecnología