La edad de los ¿por qué?

Al igual que pasa con los niños, en las empresas y en los proyectos también hay un momento en el que naturalmente se empiezan o se deberían empezar a plantear una seguidilla de interrogantes.
¿Dónde estamos? ¿Por qué?
El porque en este caso involucra el que hicimos y el que no hicimos para estar donde estamos.
¿Dónde podemos estar? ¿Por qué?
Y aquí encierra el que hicimos y el que no hicimos para no estar donde podríamos estar.
Y ese “donde podríamos estar” se refiere a posición en el mercado, participación, distribución, etc; pero fundamentalmente a donde estamos en las mentes de nuestros consumidores.

La pregunta es¿ Por qué no lo hicimos? ¿Podemos hacer eso que no hicimos todavía?
¿Estamos dispuestos a asumir una cuota de riesgos? ¿Realmente queremos estar ahí?
Osky, mi socio, tiene un poster en su oficina que dice:

“Como es tu deseo es tu voluntad.
Como es tu voluntad son tus actos.
Como son tus actos es tu destino”

Estoy convencido que es así.

Cuando comenzamos a trabajar en un nuevo proyecto, lo primero que hacemos es sumergirnos en este océano de preguntas y le sumamos otras como:
¿Pueden las comunicaciones ayudarnos a estar ahí? ¿Cómo? ¿Qué esperamos lograr o modificar después de haber desarrollado un plan de comunicaciones? ¿Qué pasaría si….? Etc.
Lo importante no es tener todas las respuestas.
Lo importantes es saber preguntarse, crear el habito de interrogarse y cuestionarse permanentemente, para buscar esas respuestas.
Ese ejercicio genera hipótesis nuevas, posibles nuevos escenarios y motoriza a la creatividad.

Si todavía estás leyendo este artículo es porque seguramente te estás preguntando cosas.  ¿Sabés por qué?

Jorge Imhof. Director. OpenMind/TSJN

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