La educación es la mejor herramienta para lidiar con el futuro. Y es también la industria pesada de cualquier nación, ya que fabrica los ciudadanos del futuro.
Como el futuro no existe debemos inventarlo. La cuarta revolución industrial va dejando sus huellas. Lo nuevo, lo desconocido, generan resquemores. Y hoy en día el cambio sucede a gran velocidad. La tecnología es imparable y presenta desafíos y dudas como nunca antes ocurrió. Ahora bien: ¿Qué hacer con eso? ¿Demonizar el avance tecnológico? ¿Quedarse afuera del futuro? ¿O aprender big data, robótica y comunicaciones digitales? Hay que reinventarse para ser protagonistas y no meros espectadores del cambio para avanzar ante las nuevas olas.
No seamos idiotas
A un idiota hoy, se los compara con un egoísta, en el mal sentido de la palabra. Si mezclamos egoísmo y miedo a los cambios, tenemos un problema muy grave.
Los luditas del siglo XlX eran egoístas miedosos que formaban grupos organizados para destruir máquinas e industrias incipientes porque entendían que iban a quedarse con sus trabajos. En el siglo XXI hay muchos más luditas de los que imaginamos.
No son individuos, son sectores productivos que, como los luditas, se oponen a los cambios que se vienen en la economía de modo inevitable. Es normal que esto pase, pero tenemos la responsabilidad de conocer ese mundo que se nos viene encima para que no nos aplaste.
La educación es la solución. Para eso al niño hay que formarlo como nativo digital.
Revolución educativa
Si resucitara un neurocirujano del siglo XX no podría entender lo que ocurre en el quirófano moderno, en cambio un maestro podría ingresar al aula y dar sus clases sin problemas. Esto señala que el avance de las neurociencias no llegó a la educación.
Usar con inteligencia la tecnología y reducir la brecha digital con los países avanzados a nivel externo, y entre la gente a nivel interno, será la mejor estrategia a seguir para ganar la batalla en entre el futuro y la educación. Una educación estancada en el pasado genera un cerebro prejuicioso ante los cambios. Esto lleva a la grieta digital entre los que valoran en exceso la tecnología y los que piensan que es la causa de todos los males. Se habla de la brecha digital como de tener o no tener acceso a la tecnología. Pero alguien no se hace lector porque le regalen un libro ni digital porque el Estado le done una computadora.
La mejor computadora que tenemos es nuestro cerebro y su uso creativo depende de cómo se lo eduque. El cerebro no crece como la lechuga sino que depende de la educación que reciba.
Enseñar a usar la computadora para consumir y no para crear implica un mal uso de la tecnología.Las experiencias de hoy son siempre ante las pantallas, con información que viene rápido. Así tener que escuchar y anotar todo lo que dice un docente es casi una tortura.
Hay un montón de herramientas diferentes que generan una mayor dinámica e interés.
La gamificación en la educación
El uso del juego es inteligente porque enseña no sólo materias, sino también habilidades para resolver problemas que se presentan en todo momento.
Si los aviones son supersónicos, los cohetes van y vuelven, los autos se manejan solos, el aula no puede permanecer indiferente.
Pueden tener computadoras, pizarrón digital, conexión a internet pero la dinámica de las clases ser rutinaria. No sirve memorizar lo que se encuentra ya en Google sino desarrollar un pensamiento crítico para saber analizar y elegir entre opciones. No se trata de brindar información sino de aprender a buscarla. La información está disponible y digitalizada, hay que saber buscarla e impulsar el pensamiento creativo, crítico y estratégico.
La programación de software es el mejor ejemplo. La mitad de la tarea del programador es copiar y pegar porque no conoce todos los códigos. La educación no incorporó este concepto.
El salto digital
El uso inteligente de la tecnología es ayudar a resolver problemas sociales crónicos y que el usuario pueda acceder a ella sin tener que abonar por el servicio. Es necesario también hacer visible el beneficio de trasladar la responsabilidad de la inclusión de los discapacitados a las empresas que proveen el servicio. Una rampa digital para discapacitados permite incorporarlos a la vida social con un “ganamos todos”, porque solucionar su problema implica un menor costo en la atención de su caso. La empresa gana en reputación, en clientes, en fidelización, en diferenciación de la competencia. Así puede reinvertir y hacer crecer su proyecto. Es un círculo virtuoso que muestra que la inclusión no es un gasto, sino una inversión con alto retorno.
Una sociedad debe tener algo en qué creer
Las herramientas existen, solamente tenemos un contexto problemático. Hay que convencer a todos los involucrados que es cuestión de decidir correctamente para que todo comience a funcionar bien. Creer en ese futuro es la clave para los países donde las narrativas son todas negativas y llevan a no tener esperanzas en el futuro.
Para revertir ese cuadro la sociedad, de abajo hacia arriba, debe cambiar de perspectiva.
Visualizar el futuro
Es imposible proyectar si los más jóvenes de la población carecen de un horizonte que les señale el camino. El mundo globalizado persigue causas como la sustentabilidad y la diversidad. Los jóvenes latinoamericanos tiene borroneado el horizonte, y les cuesta convertirlas en causas locales. Crecen escuchando que su país no tiene futuro.
Invasión de la privacidad
Si alguien no usa una aplicación de mapas porque siente que lo están siguiendo, no sabe lo que está pasando. Hay que formarse para aprovechar las oportunidades y saber que esa aplicación la puede desactivar cuando quiera. Es fundamental tomar conciencia de que a veces entrega sus datos para usar algo gratis y que eso le conviene.
No hay almuerzo gratis
La clave es saber que nada de lo que se usa en internet es gratis.
El concepto de gratis en Internet no existe. Hay tutoriales que lo parecen pero siempre se entrega algo a cambio. Al registrarse se tilda la casilla de aceptar términos y condiciones, por lo tanto no hay algo ilegal. Si comercializan nuestros datos, se trata de un canje convenido.
La Inteligencia artificial sirve para ayudar
La tecnología tiene un potencial de impacto en la humanidad. No tenemos la más mínima idea de lo que va a suceder. El cambio de la inteligencia artificial es algo que no estamos preparados para recibir, no tenemos conciencia de sus riesgos ni de sus ventajas. Le podemos pedir cualquier cosa a un software sin saber cómo lo hará.
Con los mismos algoritmos que se puede predecir la demanda de venta de un producto, se puede aplicar a la salud. Eso ayuda muchísimo, es muy concreto, y se lo puede optimizar más.
Para eso se necesitan datos. Hay que analizar qué datos se entregan y con qué precauciones.
La economía del conocimiento
Argentina es el país latinoamericano con más unicornios per cápita y con mayor talento digital individual. La industria del conocimiento produce el 8% de sus exportaciones y genera más de 400 mil puestos de trabajo.
Hoy todas las empresas deberían ser tecnológicas, cualquiera que sea el producto que fabriquen. Para el despegue se debe solucionar la brecha cambiaria, generar incentivos económicos, créditos para la transformación digital y capacitar en habilidades digitales para todos, para que sepan que oportunidades tienen al incorporar tecnología a su actividad.
Atravesados por la tecnología tenemos que saber implementarla para sacarle el máximo provecho. Esa es la batalla del futuro que debe emprender la educación, que también debe concentrarse en lo que podríamos empezar a hacer para volver a ser un país de oportunidades.
2007 fue el año bisagra de la historia
Muchas de las cosas que hoy usamos en nuestro día a día se crearon o se masificaron en ese año. Podríamos decir que fue el año base de la cuarta revolución industrial, empujada por enormes cantidades de datos (Big Data), y por una enorme capacidad de procesamiento. Esto hace que la tecnología pase a formar parte de cada uno de los aspectos de nuestra vida, y esto va a ser cada vez más así, por ejemplo, gracias al 5G.
Las habilidades blandas
Aprender a programar es muy importante pero también lo es mejorar las habilidades humanas. A veces, las humanidades y lo técnico funcionan casi como mundos separados, y es necesario combinarlos. Las máquinas van a reemplazar aquellas tareas mecánicas que hacen los humanos. El BID calcula que el 65% de los trabajos son automatizables. Ante esa realidad, los humanos nos vamos a dedicar a tareas más humanas.
La creatividad, la capacidad de innovar, la inteligencia emocional, la habilidad de trabajar en equipo y en entornos multiculturales, son fundamentales. Quizás sea por eso que son cada vez más las startups creadas por personas provenientes del mundo de las humanidades.
Reparar al mundo
Una tercera parte de los empleos actuales en EEUU hace 25 años no existían y muchos no existirán en 2030. El COVID magnificó la necesidad de ciertas habilidades y por eso aceleró los cambios. Hay que enseñar a saber cuál es el mejor hardware necesario y las habilidades digitales y blandas para conseguir trabajos y negocios.
La tecnología sube a la velocidad de la luz, y el hombre por la escalera
Aprender fue, es y será la clave para sobrevivir. COVID fue como rociar gasolina sobre los empleos. En EEUU 50 millones se perdieron. Hay que ser digital para ser empleable o para comerciar. El concepto judío Tikkun olam, es reparar o mejorar el mundo para beneficio de la sociedad y el concepto africano de Ubuntu, es ir más allá del egoísmo en función social y prepararse para ser digital.
Una cuota de ingenuidad
Hay que tenerla porque para querer cambiar el mundo hay que ser un poco ingenuo ante la dura realidad. Y la batalla de la educación contra el futuro es una batalla por cambiar el mundo antes que el mundo nos cambie. Los grandes inventos y cambios en la historia de la humanidad los hicieron personas con una pequeña cuota de ingenuidad.
Tras aterrizar, Jeff Bezos celebró el éxito de su viaje al espacio
No se trata de un millonario viajando al espacio, sino de que el que tenga los recursos pueda realizar turismo espacial. Bezos agradeció a los empleados y clientes de su empresa Amazón porque le produjeron los ingresos billonarios que necesitó para crear la empresa Blue Origin. El vuelo fue en un cohete que despegó de forma vertical y desprendió una cápsula donde estaban los pasajeros. La nave fue bautizada como ‘New Shepard’ en honor a Alan Shepard que se convirtió el 5 de mayo de 1961 en el primer astronauta estadounidense en ser mandado al espacio en un vuelo suborbital.
Blue Origin’ es una empresa que fundó en el año 2000 con el objetivo de desarrollar vuelos turísticos espaciales a bajo costo. Básicamente se trata de una empresa de turismo espacial que construyó los cohetes que son reutilizables ya que vuelven al suelo de manera controlada.
La paradoja que encierra esta historia es que la primera tecnología genérica creada por el hombre, la lectura, produjo los recursos económicos para que su proyecto se hiciera realidad. Para lograrlo en los años 90 otra habilidad blanda del cerebro, la creatividad, le permitió a Bezos crear un programa de referidos con el que los compradores de libros en Amazón reciben una comisión por cada persona que recomiendan para que adquieran los libros que ellos leen.
De este modo Amazon se convirtió de empresa millonaria en billonaria y generó los recursos para que otra habilidad blanda, la capacidad de imaginar, concretara su sueño en realidad.
Si no mides tu rendimiento no lo podrás desarrollar
Pocos se interesan en conocer su rendimiento intelectual, siendo el factor de adaptación ante el cambio continuo producido por la revolución del conocimiento. Y no se advierte, porque el retroceso es más o menos lento, por la adaptación a la situación y por la excusa natural expresada en que los años no vienen solos.
Es sabido que las patologías mentales acusan síntomas que tomados a tiempo permiten realizar entrenamientos cognitivos que los solucionan o postergan. En el caso de las monjas francesas a las que se les descubrió el mal de Alzheimer después de su muerte, se evidencia que se puede proteger o blindar el cerebro mediante la actividad neuróbica (entrenamiento cerebral).
Es interesante consignar que según las estadísticas no se han registrado casos de Alzheimer en ajedrecistas famosos. Esta patología no tiene solución médica ni psicológica hasta el momento, pero la educación de la mente es fundamental, según los neurocientíficos, para crear las reservas cognitivas que influyen en la prevención del mal. Es por este motivo que el reconocimiento del estado de la mente y de que existen métodos para mejorar a cualquier edad, deben aprenderse para aprovechar la neuroplasticidad (es decir la capacidad del cerebro para reformatearse a cualquier edad). Esto permite darle más años a la vida y más vida a los años.
Aprender a desaprender
Algo de lo nuevo encaja con lo sabido y refuerza las creencias. Otras novedades entran en conflicto con la experiencia. El niño tiene un recipiente vacío y lo nuevo penetra. El adulto debe desprenderse de los prejuicios, salir de su zona de confort, revisar lo sabido y no resistir al cambio con falsas razones que le impiden desaprender. Un experto flexible hace un esfuerzo consciente para dudar. Toffler dijo: los analfabetos no serán quienes no sepan leer y escribir, sino quienes no sepan aprender, desaprender y reaprender.
Las nuevas habilidades
La tecnología crea puestos nuevos que requieren capacidades distintas. Ser “empleable” implica reentrenarse para cerrar la brecha de capacidades y adaptarse al cambio. Antes se pedían habilidades duras: experiencia, saber técnico, alta dedicación y cumplir normas. Hoy se demandan habilidades blandas: liderazgo, resiliencia, comunicación, flexibilidad, aprendizaje continuo, creatividad, innovación y romper reglas. El desafío es apuntar a un blanco móvil y desarrollar la capacidad de anticipar los escenarios que se avecinan.
Volver a estudiar
Hay que aprender a equivocarse, el error hace normal el proceso de búsqueda y construcción. La curiosidad y los interrogantes generan oportunidades. El asombro es el motor. La clave es la capacidad de innovar sobre problemas reales. Es la hora de recuperar y dar rienda suelta a la curiosidad y de cultivar vínculos fuertes y nuevas relaciones.
La energía no será la misma que a los 20. Dijo Kennedy sobre el viaje a la Luna, la idea no es intentarlo porque es fácil, sino porque es difícil. La mente necesita ejercicio para estar ágil. Ante la obsolescencia del saber, la clave es ser protagonista, crecer y ampliar el horizonte.
La educación es la mejor herramienta para lidiar con el futuro. Y es también la industria pesada de cualquier nación, ya que fabrica los ciudadanos del futuro.