Pero dentro de la evolución general negativa del sector del comercio, hay un grupo de establecimientos que lo llevan mejor que otros: las franquicias. Según el último informe de situación elaborado por Tormo y Asociados, una consultora de referencia en esta materia, el pasado 2008 se cerró con 728 establecimientos franquiciados en la provincia de Jaén, lo que supone un leve descenso del 2,93 por ciento respecto a 2007, cuando se contabilizaban 750.
Los datos son relevantes porque evidencian una posición más sólida que la competencia, pero tampoco debemos de olvidar que estamos hablando de una fórmula que ha presentado unos niveles de crecimiento espectaculares en los últimos cinco años, una tendencia que ahora se interrumpe.
La cuestión es que esta pequeña bajada no se ha traducido, sin embargo, en una reducción de la facturación. Las ventas globales aumentaron el pasado ejercicio hasta los 220 millones de euros, un 3,74 por ciento más que el año anterior, una solidez especialmente llamativa si tenemos en cuenta el desmantelamiento de las grandes cadenas inmobiliarias, uno de los subsectores que ha generado mayores ingresos en la última década, diez años en los que se ha vivido un auténtico frenesí en el mercado de la compra-venta de viviendas