En el medio de todos

n los últimos diez años, la oferta de medios de comunicación ha explotado.
Un habitante de la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, hoy está expuesto diariamente a  miles de estímulos publicitarios.
La diversidad es tan grande como la complejidad.
A los medios tradicionales como TV, radio, diarios, revistas y vía pública, se le suman las promociones, la comunicación directa, las acciones de prensa y relaciones públicas, las activaciones, etc.
Internet produjo una revolución en este sentido. Portales, blogs, newsletters, buscadores, periódicos on line…
En cada caso hay opciones de características más masivas, segmentadas o ultrasegmentadas.
Todas presentan una oportunidad para contactar demandas.
Frente a este complejo escenario nos encontramos con nuestro producto o servicio
Y la necesidad de vincularlo con la demanda.
Por un lado, alcanzar hoy una cobertura ideal significa una inversión mayor, ya que
al haber más diversificación en los medios, hay mayor dispersión en los targets.
Por otro, esta apertura nos permite encontrar medios más segmentados que presentan muy buenas oportunidades de contactar targets específicos a costos muy razonables.
Este medio donde nos estamos encontrando en este momento es un buen ejemplo.
Cuando planifiquemos medios, lo primero que debemos hacer es identificar a nuestro target, o a nuestros distintos targets
Una vez hecho esto, zambullirnos y bucear en ellos.  Conocerlos en profundidad.
Saber que consumen. Cuando. Que les gusta. Que hacen en su tiempo libre. A que se dedican. A que medios están expuestos. En que momento. Desde que actitud.
Este conocimiento, junto al conocimiento de los medios y los recursos asignados
nos permitirán realizar el mejor plan.
El resto, es el mensaje.
A menudo vemos un mismo mensaje aplicado a todos los medios.
Es cierto que las campañas deben tener un concepto central, ser coherentes y lograr ser percibidas como una campaña, o sea como un conjunto de acciones integradas de comunicación.
Pero eso no significa que desde ese concepto el mensaje no deba adaptarse a cada medio si es necesario.
Y esto no quiere decir ajustar las medidas. Quiere decir adaptarse desde el mensaje y el estímulo al momento y el sitio en el que estamos contactando a nuestro consumidor o potencial consumidor.
Hay campañas que logran esto muy bien.
Simpleza, inteligencia y contundencia harán que nuestro mensaje se destaque de esa sobreabundancia de estímulos, sea percibido y hasta probablemente recordado, logrando así, que  no se quede en el medio de todos.

Jorge Imhof
Director
OpenMind/ISF

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