El paso de amigo a jefe

El nuevo jefe, a no ser que no tenga ni un hueso de sensibilidad, debería sentir un pequeño recelo al mandar a sus antiguos pares, especialmente a aquellos que eran amigos.

Se requieren buenas habilidades interpersonales para asignar tareas de modo colegial y no parecer un pequeño Napoleón pavoneándose de su nuevo poder.

El ascenso también trae acceso a un nuevo mundo de información de dirección. Puede ser difícil guardar secretos a los antiguos confidentes o limitar las sesiones de chismes en la sala de descanso del pasado.

Pero para tener éxito en la dirección, algunas líneas de comunicación generalmente se dibujan.

Simplemente es así.

Mientras el jefe recién designado puede tener la promoción y la prisa de las nuevas responsabilidades para salvar cualquier herida emocional respecto de la ruptura con su compinche, es el amigo olvidado quién algunas veces se lleva la peor parte lidiando con la realidad de cambio en las relaciones del trabajo.

Sentirse celoso o abandonado es la naturaleza humana. Y mientras el nuevo jefe puede estar consiguiendo nuevas capacitaciones en liderazgo y mentores, no existe ninguna guía para aquel que no fue ascendido.

Entonces aquí le presentamos algunas ideas de Dale Carnegie Training para manejar el tema:

Daniela de León. Directora de Dale Carnegie. Delegada del Comité de Calidad de Carnegie University desde Mexico hasta Argentina. Desarrollo y formación de Trainers para Argentina y Latinoamérica. Cuenta con un Posgrado en Recursos Humanos (Lincoln University). Miembro del Comité Ejecutivo de AEDIN (Asociación en Defensa del Infante Neurológico) Cerebral Palsy

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