El concepto de seguro de vida como ayuda en la creación y preservación de bienes raíces no difiere mucho de la del seguro de vida como protección familiar. Es una diferencia de categoría.
Si los candidatos disponen de ingresos y recursos sustanciosos, o ambicionan conseguir para ellos y los suyos unos bienes raíces importantes, tienen dos alternativas. Una ahorrar regularmente una suma que deben invertir y continuar reinvirtiendo con la esperanza no sólo de sobrevivir, sino de evitar los riesgos de la inversión. La otra es crear unos bienes mediante la firma de la solicitud del seguro de vida.
Unos bienes inmediatos: El seguro de vida es el producto idóneo para ser vendido y pagado en plazos, disponiendo el eventual propietario de su compra total desde el primer momento. En una época de viajes de vacaciones basados en el “disfrute ahora, pague después”, de comparar coches nuevos a plazos, de gastar primero y pagar después, el seguro de vida sigue siendo no sólo el primer producto de entrega inmediata con un primer pago aplazado, sino que además es un producto cuyo valor aumenta incluso después de su “disfrute inicial”.
Precisamente porque creemos que no es el seguro de vida, sino la vida misma la que crea obligaciones, los bienes principales que ofrece el seguro de vida hacen más fáciles las etapas de la vida.
Se dice que los asegurados viven más que los demás. Puede que los que crean bienes principales y colocan sus problemas financieros en manos de una compañía de seguros de vida no estén sujetos a las presiones y tensiones que asedian a los que intentan construir sus propios bienes de forma “dura”, a largo plazo.
De esta manera evitan la fragilidad de la naturaleza humana, que interferiría a su voluntad de ahorrar regularmente cantidades de dinero: evitan a sus familias el peligro de no vivir lo suficiente para crear los bienes deseados, evitan así la posibilidad de pérdida de capital mediante deficientes inversiones iniciales o reinversiones poco inteligentes: han asegurado el porcentaje garantizado de devolución de su dinero, y lo más importante es que probablemente no podrían obtener unos bienes considerables sin el seguro de vida.
La base de tan dogmática afirmación está en el hecho de que la gente que gana sueldos importantes tiene dificultades para superar el obstáculo del impuesto sobre la renta. Cuanto más ganan, mayor es el tipo impositivo, por tanto la cantidad que pueden ahorrar puede no ser nunca suficiente. Además, el retorno de sus inversiones puede estar sujeto a altos porcentajes de impuestos, y éste es un problema, no sus inversiones.
Seguro de tiempo: Incluso aquéllos que creen sinceramente que pueden hacer mejores cosas con su dinero, saben que no lo pueden hacer si no tienen tiempo suficiente. Cuanto más larga es la perspectiva, mayor es la necesidad de tiempo a asegurar. Así, la duración del seguro cubre la diferencia entre la cantidad acumulada hasta ahora y la cantidad última, que es el objetivo del futuro.
El seguro de vida no sólo asegura a la gente el tiempo para crear unos bienes, sino que a la vez les libera durante su vigencia de las particularidades de consumo necesarias para construir una sólida cartera personal de inversiones. Con el seguro de vida, dando unos bienes inmediatos, la mayoría de su tiempo queda libre para dedicarlo a sus propios negocios y familias, y para sus necesidades religiosas, culturales y de ocio. El seguro de vida compra dinero y lo pone del lado de la prudencia individual que elige el seguro de vida como un bien inmediato.
Vamos a dar por sentado que una persona con gran astucia y mucha suerte ha sido capaz de acumular unos bienes sustanciales. El problema de mantener esos bienes para sus herederos o distribuirlos sabiamente sigue existiendo.
Aquí, por una parte, tenemos de nuevo el problema de los impuestos. Bajo los impuestos legales de ciertos países, unos bienes de considerable importancia sufrirían una notable disminución a la muerte del propietario, si no se han tomado las medidas pertinentes. Por otro lado, ninguna inversión tiene unas características comparables respecto a las opciones de liquidación, que tiene el contrato de seguro de vida, mediante el cual el capital y los internes han sido científicamente combinados y determinados para que duren tanto como la vida del beneficiario, sin importar cuanto pueda vivir.
El éxito del agente de seguros de vida en el trabajo de análisis de bienes encamina todos los esfuerzos a la preservación de los bienes a través del seguro de vida. Cuando el seguro de vida se utiliza para pagar las reclamaciones del gobierno, no es necesario profundizar en el carácter de los bienes para vender las más preciadas seguridades que afronten tales demandas.
Además, el seguro de vida se utiliza frecuentemente como privilegio durante la vida del propietario, de los bienes y así puede controlar a la vez la conservación y la distribución de los bienes.
De tal manera, no es sólo la persona de modestos ingresos la que depende del seguro para preservar un nivel de vida para sus familiares en un futuro, si no que también la persona acomodada lo considerará como una parte vital de su programa financiero global.
El seguro de vida capacita a la gente para crear raíces y a la vez: controlar científicamente su conservación y distribución.
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