Rastrear la huella y el surco que van configurando percepciones, conocimientos, impresiones y sentimientos en el “eureka” final es una tarea ciclópea, por no decir, imposible. Ni el verdadero autor de la idea conoce todo su recorrido.
El Tour de Francia nació como una necesidad de vender más revistas por lo cual los editores pensaron que crear un evento deportivo original podía ser una buena salida.
Los botines de Fútbol de Adidas vinieron de un legado de los zapatos con clavos del atletismo.
Las máquinas para alunizar fueron inspiradas, luego de múltiples fracasos, en las patas de un insecto: la araña.
Los ringtones nacieron con el deseo de un ingeniero en Finlandia de escuchar música en cada sonido de aviso de llamada entrante y el hartazgo de las melodías configuradas en el móvil.
Las necesidades que provocan la inspiración pueden ser diversas fuentes: materiales, emocionales, vinculares.
Otras veces la inspiración ni siquiera proviene de una necesidad, sino más bien de una actitud stand-by / atenta (Parece contradictorio. No lo es. Los dos estados conviven naturalmente) a los estímulos que nos ofrece el entorno segundo a segundo.
Hay más inspiraciones. Algunas que provienen de gustos y favoritismos del período juvenil y adolescente.
Parece ser que George Lucas con su Guerra de las Galaxias de fines de los 70 estuvo inspirado en una obra de Isaac Asimov de principios de los 50 que leyó en su período puberal.
Es que el pasado también condiciona los encadenamiento neuronales que devienen en ideas. Es inevitable. Para la conformación del momento “eureka” todo el background se articula de manera casi mágica.
No hay eureka sin buen background.
No hay background sin fuertes inquietudes.
No hay inquietudes sin estados de disconformismo con lo adquirido.
¿Hay inquietudes? ¿ Hay background? ¡ Hay Eureka!. Tengan paciencia.
* Prof. Germán Castaños. Creativo. Consultor en creatividad. www.ideavip.com.ar.
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