Cómo producir energía social

El mercado es eficiente para producir y el Estado para distribuir e igualar oportunidades. Pero el populismo usa el Estado para conseguir votos y llenarlo de un millón de amigos. Así el amiguismo desplaza a la meritrocacia.  Hoy se agita la bandera de la seguridad. Los anglosajones diferencian “security”, -las acciones delictivas;- de “safety” -riesgo tecnológico. Los accidentes de tránsito soncausas graves de muerte, pero se toman como noticias. Es una inseguridad invisible pero aceptada.Si el delito es visible y el accidente no, se pierde la conciencia para proteger la vida.

Mientras un delincuente planifica el delito, el accidente es fortuito, pero hay factores que los promueven. La prevención disminuye el impacto de los errores humanos. Naturalizando el peligro se lo oculta, hablan de fatalidad, desgracia, tragedia, como si fueran cuestión de suerte. Hay que construir la cultura de la prevención. Inseguridad no es antónimo de seguridad, sí de convivencia. Se logra con derechos sociales, educación, cultura y trabajo; no combatiendo balas con balas.

La institución policial. Está sospechada de enseñar a delinquir, de ser burocrática y poco profesional. Cambiarla significa que ya no se secuestra, no se roba, no se desarman autos, no se trafica, ni se generan negocios con la prostitución. Hoy la comisaria recauda del ilícito, tiene precio, genera zonas liberadas. Se precisan tácticas de rectificación. Obturar los canales de recaudación ilegales y cuidar la condición laboral de los policías. Deben formarse en  universidades públicas y no en guetos profesionales. Cambiar ese orden es proteger al soberano.

Tolerancia cero.  Esta teoría  es de 1969. En la Universidad de Stanford, Phillip Zimbardo dirigió un experimento de psicología social. Dejó un auto nuevo en el peligroso barrio del Bronx y otro  en el lujoso Palo Alto, California. Se debatían soluciones represivas o asistencialistas.  A los tres días, el auto estacionado en Bronx fue desguazado. En cambio el de Palo Alto estaba intacto. La conclusión fue: «En el Bronx hay hambre, marginalidad, escasez. La gente es pobre, no piensan si sus acciones son legales, roban lo que pueden. En cambio, los ricos vecinos de Palo Alto  son ricos. El experimento siguió.  Los investigadores rompieron un vidrio del auto de Palo Alto. En pocas horas comenzó el desguace. Vandalismo, robo, destrozos a cargo de insospechables vecinos.

La pobreza y el hambre. Hay algo en la mente humana relacionado con el abandono, la suciedad, el desorden. Son señales que incitan a las  al comportamiento antisocial ¿Por qué en las iglesias hay silencio y todo está limpio? No es porque los feligreses sean millonarios. Ni que el cura los vigile con escopeta. La quietud y el orden generan una actitud de respeto. Calles limpias, veredas blanqueadas, canteros floridos, plazas enrejadas y cuidadas, el mobiliario urbano sano y limpio representan el orden, e inspiran en las personas una conducta que responde en consecuencia.

«Teoría de las Ventanas Rotas». James Wilson y George Kelling afirman que si  se rompe un vidrio y nadie lo reemplaza, ni hay castigo, se genera un «efecto indiferencia». Pronto estarán rotos los demás. La  Ley de Atracción dice que los iguales se atraen. El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, en 1994, la puso en práctica.  Reprimió con firmeza los  desmanes. No permitió abordar a los automovilistas para que compren algo inútil, que paguen por limpiar sus ventanillas, ni circular con palos, piedras o máscaras, ni agruparse impidiendo la circulación. El crimen es una industria que requiere capital. Es muy cara una pistola y supone entrenamiento, logística, uso de vehículos, individuos, apoyo de retaguardia, reserva de municiones, distribución geográfica de  efectivos. Esta industria se basa en un seguro de impunidad para  sus trabajadores.

«Afanar» proviene de trabajar y «currar» de desempeñar un empleo. Los gangsters contratan  diciendo: «Te voy a encargar un trabajito”. Tal vez no hagan falta batallones de policías armados, sino  una buena cantidad de pintores, carpinteros, jardineros, guardianes de plaza y, sobre todo, la decisión política de vivir en un país decente, ordenado y limpio. Sin violencia en ninguna parte. Giuliani pedía un acuerdo político con el plan ¿De qué sirve invertir en educación si los alumnos son robados? ¿O  en seguridad si la gente no tiene para comer? Educación, fuerzas de seguridad y hambre, son  pilares de los discursos. Giuliani mejoró la seguridad en Harlem,  pero no disminuyó la inseguridad en  Nueva York. Se puede caminar por Harlem, a las 3 de la mañana, pero no atravesar el Central Park, sin que te ataquen. Terminó con el choreo callejero, pero no con el narcotráfico.

La tolerancia, una virtud cuestionada. Implica que un poseedor de la verdad tolera al otro. De allí a la discriminación hay sólo un paso. Según la tolerancia cero la falta de castigo y orden causa los males. En Argentina 1 de cada 3 jóvenes no estudia ni trabaja y carece de marco familiar. La pobreza lo hizo desertar de la escuela y desmembró su familia. Su aislamiento lo hace vulnerable al delito. Un tercio de los NINI (no estudian ni trabajan) se debe a la falta de políticas de primer empleo. Otro tercio no está bien capacitado. El último tercio sufre una pobreza estructural.

Para el New York Times la política pública evita que los jóvenes formen parte de bandas, si les da escuela, trabajo y servicios sociales. El Congreso aprobó la Ley de la Segunda Oportunidad, que obliga al Estado a apoyar a los que salen de la cárcel. La mano dura agrava el problema. Los empuja lejos de la sociedad y llena las cárceles que son escuelas del delito. Fortalecer a la policía, sanearla y profesionalizarla y convertir la educación e igualdad de oportunidades en políticas de estado es la solución para una ética de valores comunes. Finlandia posee gran calidad de vida. En lugar de utilizar la tolerancia cero practican la exclusión y corrupción cero, tienen menos policías, es líder en educación y su secreto se escribe en tres palabras. Educación, educación y educación.

La violencia social.  Trasciende  a los violentos, la sociedad genera su propia delincuencia. La desigualdad  produce índices altos de criminalidad. Se combaten con inclusión, educación, trabajo y salud. Con armas, cárceles o represión, se genera más delincuencia. Si un gobierno destruye la economía y las fuentes de trabajo,  genera desintegración social, instala la cultura facilista de lo quiero ya, cueste lo que cueste, un individualismo que produce aislamiento y falta de compromiso. Un plan político para desterrar la delincuencia y una educación pública enfocada a sectores donde no llega la educación, genera planes en sectores de difícil inclusión. Aumenta el consumo de hierro y proteínas en niños de bajos recursos, cuyos padres -la generación perdida-  es irrecuperable, por haber sufrido desnutrición infantil. Son incapaces para desempeñar oficios, la violencia potencia el delito y es  funcional a la criminalidad. Así, en poco tiempo, serán imputables los niños de 8 años

Igualdad. La asamblea del año 13 decretó la libertad de vientre. La libertad es para los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. San Martín dio batalla para liberar pueblos hermanos. No hay libertad económica e igualdad sin ser libres del hambre,  discriminación, miseria y sufrimiento. Con marchas, protestas, reclamos, pero sin justicia social seguiremos inseguros. Para liderar el cambio, hay que ocuparse de los barrios violentos, del saneamiento, deporte, bajar planes sociales, que el culpable sea condenado sin manos negras que lo salven. Hay socialistas que  no leyeron a Marx, tienen negocios propios y permiten que asesinen pibes en los barrios. La educación es el pan que alimenta los planes de seguridad. Los chicos en la escuela pública y los docentes promoviendo su integración, mostrando modelos distintos. Docentes de una clase social golpeada tienen que saber que la solución está en sus manos, en asumir un rol protagónico como entrenadores sociales. Se necesita compromiso. No hay cambio social sin cambio cultural.

Medellín  era la meca sede del crimen organizado. La convivencia se construyó con proyectos de urbanismo social, mejorar barrios pobres, estrategias de educación ciudadana, apostar por la cultura, la  comunicación y la concertación entre el gobierno y los privados. Pequeñas obras físicas dieron seguridad: mantener zonas verdes, pintura de fachadas, excelente alumbrado público, cambiar muros por jardines, flores, mobiliario urbano, obras de arte. El espacio público pasó a ser el de la convivencia. Una comunidad participativa afianzó su tejido social, fue permanente y universal la educación inicial y primaria, los programas de formación en habilidades para la vida como inteligencia emocional, prevención de consumos indebidos,  de violencia. Los habitantes conocieron su geografía física, social y humana.  No se puede amar lo que se desconoce, conocer es el primer paso para valorar, para apropiarse. Se diseñaron programas de respeto a la ley. Una política pública de transparencia contra la corrupción: no dejar que la mafia se asocie con el poder. A la oferta  que hacen a los pobres los criminales, se opuso una oferta completa y accesible.  Se diseñaron mejores métodos policiales y  ajustes en la justicia. Medellín no es una isla encantada pero es un ejemplo para  las políticas públicas de convivencia y de seguridad.

Organizaciones comunitarias. El estado debe reconocerlas para potenciarlas y enfrentar la crisis de indiferencia que excluye a los excluidos del sistema. Hay una energía individual oculta que se conecta con lo colectivo, se trata de voluntarios que donan horas de trabajo.  Gente que tuvo escuela, gas, colectivo y todo lo que le brindó la sociedad, reacciona para ver que hay muchos que no los recibieron y que son violentos porque nadie los atiende. El peor impuesto es la corrupción porque impide que los proyectos sociales se desarrollen.  Hay que sistematizar las buenas prácticas para convertirlas en políticas del estado. Existen obstáculos, como la envidia de los que no pueden, las prácticas policiales corruptas, los punteros que ven rebajado su poder y gobiernos desarticulados  El Estado debe acompañar a la nueva cultura.

Combatir violencia con violencia. Nadie es violento porque sí, hay una condición de desigualdad que los puso en ese lugar. El desafío es dar oportunidades para incluir a los más vulnerables. Cuando alguien en condición de vulnerabilidad recibe algo y siente que alguien piensa en él se siente reconfortado. Aprender un oficio permite centrarse, salir de la exclusión y además ganar su dinero. La cultura solidaria no se basa en la competencia. Se puede construir esperanza desde un lugar difícil. Sin emoción y sin pasión no hay compromiso posible. Los tiempos por venir serán difíciles. Para evitar que se repitan los fracasos, la sociedad  y sus elites deben eludir el gesto conocido, según el cual los errores fueron cometidos por los que se están yendo, mientras se preparan para hacer lo mismo. Hay algo peor que bailar en la cubierta del Titanic, es dormir la siesta y luego ser el primero en correr a buscar un bote en el cual salvarse.

“La Sachera” recicla sachet de leche para hacer bolsas de dormir, aislantes para pisos y techos, bolsas de comida, carpas de  lluvia, para gente en situación de calle a los que se les mojaba la ropa. “Cartón lleno” produce muebles, artículos de iluminación y juguetes, copian e inventan técnicas, generan cadena de valor entre  lo que se junta se hace y se vende,  con materia prima que obtienen gratis. El cartón era kilos y ahora es trabajo, da dinero y un oficio. Hacer manualmente concentra, no hacer  limita, crea seres violentos. Un oficio es una actividad cultural útil de la cual viven y se desarrollan. Así como usan las manos, aprenden a comerciar en los  mercados. “Arbusta” es la institución hibrida entre empresa y ONG,  que enseña trabajo digital a gente vulnerable, son servicios que venden a las empresas. Los empoderan capacitándolos con práctica laboral. 

¿Quién le pone el cascabel al gato? El descontento popular condujo a  reconocer la inseguridad y la necesidad de cazar al gato para asegurar la tranquilidad. Los discursos reconocieron tarde la gravedad de la situación, eran sospechosas promesas y estadísticas que no ofrecían soluciones. Se consensuó  un plan: colgar un cascabel al cuello del gato: patrulleros, motos, gendarmes, policías, controles, cámaras de seguridad, botones antipánico. Toda una batería preventiva para neutralizar la amenaza. Pero un viejo ratón preguntó: ¿quién le pone el cascabel al gato?

Así como no admitiríamos que un edificio se construya a ojo, dejamos que la casa país funcione al azar. Planear no es un  don que se lleve en la sangre, hay que tomar conciencia de su valor. Para Séneca no existen vientos favorables si no se sabe a qué puerto se quiere llegar. Un buen plan no  registra prioridades en la agenda, adapta la agenda a las prioridades. Construyamos entonces un buen proyecto país, ya que si fallamos al planear planearemos fracasar. Inteligencia país no es sumar las inteligencias individuales sino organizar la vida pública para desarrollar el  capital institucional. La inteligencia país es la forma en la cual el Estado gestiona la capacidad individual e institucional para promover el bienestar general.

Dr. Horacio Krell CEO Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos que optimizan la inteligencia. Mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

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