Esta idea surgió hace unos meses, cuando me di cuenta que estar presentable en todos los aspectos, hace que uno se desempeñe mejor en sus tareas y tenga una mejor comunicación con quienes lo rodean.
Tener las manos arregladas no es sólo una cuestión de belleza, sino que son un elemento de comunicación. A través de ellas transmitimos intenciones, como con las palabras.
Toda la inversión se basa en recursos propios y para comenzar fue de unos $100.000.
En cuanto a la aceptación de nuestra propuesta, puedo decir que fue muy satisfactoria desde un comienzo pero por supuesto, siempre existen trabas. La barrera de entrada más importante -al ser un servicio innovador orientado a brindar belleza dentro del ámbito laboral- es romper paradigmas. Las empresas cada vez más brindan a sus empleados la posibilidad de recibir servicios y/o hacer actividades orientadas al bienestar personal, actividades físicas, masajes, yoga entre otras opciones. MANICURE IN COMPANY viene a sumar un servicio que normalmente requiere usar parte del tiempo libre pudiendo tomar un turno y resolver el mismo en 20 minutos y en la oficina. Buscamos hacer nuestro aporte a verse y sentirse bien.
Otra barrera de entrada importante fue el hecho de consolidar el equipo de manicuras. No sólo se requiere que sean profesionales de primera línea sino que es sumamente importante la confianza que se puede depositar en ellas, son la imagen de nuestra marca ante las empresas/clientes y esto requiere de mucha responsabilidad y conciencia a la hora de seleccionarlas.
Por ahora vamos muy bien, sabemos que tenemos que dar pasos breves pero firmes.
Y ya tenemos varios proyectos para el futuro, con el fin de crecer, expandirnos y diversificarnos.
Natalia Favre, fundadora de Manicure in Company