El diseño siempre fue lo nuestro. Marcos fotógrafo y diseñador autodidacta; yo, Amorina, diseñadora en comunicación visual, no nos importaba lo que nos decían muchos: “si van a invertir, háganlo en Capital, es una locura abrir un local en La Plata”.
La Plata es una ciudad difícil a la hora de dejar entrar un nuevo concepto, pero tenía algo que no había en ningún lugar del país: la familia, los amigos y los asados de los domingos. Eso fue lo que más nos impulsó a animarnos, a “auto-desafiarnos”.
En ese entonces estaba Juan Agustín, nuestro contador, que nos dio lo que más necesitábamos, fuerza y apoyo. Al ver que no cambiamos de idea con respecto al proyecto dijo: “y bueh! SI LES FUNCIONA EN LA PLATA LES FUNCIONA EN CUALQUIER CIUDAD, pero tienen que prometerme que van a franquiciar.”
El primer local
El local fue alquilado por internet. Nosotros todavía vivíamos en España. Al regresar, teníamos que ponernos a trabajar enseguida porque no había un centavo de más, es decir, había dinero de menos.
Contratamos una línea de teléfono con número local (con característica y número de La Plata) que sonaba en España, pero no le decíamos a nadie; así gracias a internet fuimos rastreando la movida de diseño que comenzaba a nacer en el país luego de la crisis del 2001 que nos había echado.
Compramos todo por mail y los proveedores nos llamaban para coordinar entregas a la 1 de la mañana hora española. Ellos aun no sabían que llamaban allá y no les decíamos por miedo a perder credibilidad. Trabajábamos hasta la madrugada, porque de día, aun teníamos
Llegamos en abril y en mayo firmamos el contrato de alquiler. Una vez adentro había que confeccionar los muebles que hasta el día de hoy son los que armaron Marcos y Ángel (su papá) con sus propias manos.
Con una inversión inicial de $40.000, todo de nuestros ahorros, en junio nació nuestra primera SORPRESERIA con el nombre MINIMO. A las semanas, aparece alguien y dice que ese nombre ya está registrado (es algo que no pudimos investigar antes de llegar). Esto podría haber sido otra piedra en el camino. Pero, apelamos nuevamente a la creatividad. Marcos miró la puerta y dijo “LO DAMOS VUELTA Y NO DAMOS MAS VUELTAS”. En la puerta de blindex la marca se leía al revés del lado de adentro. Desde ese día, somos Ominim.
Hasta el día de hoy uno de los nuestros pilares es no tener problemas, no buscar problemas, resolverlos con educación, buen trato y sobre todo respeto hacia quienes nos acompañan a diario.
El sueño de la franquicia
No teníamos experiencia en números, somos creativos, diseñadores, pero de administración y comercialización no sabíamos nada. Así fue como la crisis del campo casi arrasa con nuestras ilusiones y sueños. Hacía muy poquito que habíamos abierto y un problemón en puerta, pero para nuestra sorpresa, los proveedores salieron a salvarnos; “chicos, ¡los ayudamos! Les damos consignación, no cierren!” fue la respuesta que encontramos. Teníamos en claro que el dinero no lo teníamos encima, pero sí nos habíamos ganado un lugar con los diseñadores por nuestra transparencia.
La idea utópica de algún día franquiciar Ominim nos hizo cuidar los detalles. Cuando todos eran blancos, los hicimos negro. El nuevo concepto de “Sorpresería” también nos hacía diferentes.
Una inauguración invitando a la competencia evitaba el desgaste de venir a “chusmear”, y por qué no invitar a nuestros diseñadores para que se conozcan; si algún día llegaba la franquicia tendríamos mucho camino recorrido.
Siempre intentamos divertirnos, jugábamos. Sobre todo con la gráfica del local ya sea con las bolsas o con la papelería corporativa. Por ejemplo, en nuestras tarjetas de presentación figura: AMORINA RIPARI, SOCIA CREATIVA Y PIOLA, MARCOS GARCIA MOLINA, SOCIOS DE LOS QUE HAY POCOS. Tal vez les saque una sonrisa, suficiente para empezar a hablar de otra forma.
Y ese día llegó, de una conversación con unos clientes de Saladillo, que venían siempre y compraban, surgió el tema “franquicia”. Nos sentamos, conversamos y les dijimos, “NO TENEMOS EXPERIENCIA PERO SI MUCHAS GANAS, y la respuesta fue: “NOS ANIMAMOS”
El primer fee no cubría los nuestros gastos. Aprender era nuestra inversión.
A los pocos meses, conocimos a un loco lindo que nos llamó cuatro veces en una mañana para saber los números de la franquicia. Quería abrir, hablamos y en menos de un mes abríamos la 2da en Olavarría. Bolívar, de la mano de Saladillo abría al siguiente mes. Tres franquicias vendidas sin hacer la mínima publicidad. No podíamos creer como cerrábamos el 2010, un sueño hecho realidad, el premio al esfuerzo y la convicción, el resultado de ser seguir eligiéndonos entre nosotros y seguir trabajando juntos (Amo y Marcos son pareja).
En 2011 conocimos gracias a OMINIM, Viedma, Tandil, Mendoza , Comodoro Rivadavia, Alta Gracia (Córdoba); San Juan , Azul, Bahía Blanca , Posadas (Misiones),Carilo, Chivilcoy, Olavarría, San Carlos de Bolívar, Saladillo…. nosotros mismos viajamos a armar los locales.
El tiempo fue transcurriendo y seguimos abriendo locales, llegamos a ciudades mas grandes Mar del Plata, Yerba Buena, Tucumán y en el 2013 abrió uno muy especial Zárate dado que yo soy oriunda de esa ciudad era una cuenta pendiente.
Seguimos aprendiendo, aprendimos en la selección del franquiciado porque en Ominim no buscamos un franquiciado sino un Socio que trabaje nuestra marca, alguien que sea parte de la familia y ese es el concepto que queremos desarrollar.
Nuestra idea es llevar el diseño de nuestro país por los diferentes rincones de la Argentina. También tenemos ofertas para exportar la franquicia. Quien nos dice que en algún tiempo podamos ver diseño argentino en otros países.
Que más se puede pedir, trabajamos juntos, seguimos eligiéndonos y seguimos enamorados de Ominim que fue nuestro pasaje de vuelta. Ominim hizo que nuestra hija, creciera cerca de sus abuelos y que naciera Jordi, el más chiquito.
Ominim es el lugar donde seguimos descubriendo gente increíble, donde hacemos amigos, y donde nos enorgullecemos cuando personas prácticamente desconocidas confían en nosotros y terminan disfrutando de trabajar en Ominim.
Sería injusto no darle las gracias a nuestros empleados también, que nos bancaron en las malas primero y se aguantan el vértigo de las buenas.
Esta historia, tan emocionante para nosotros porque realmente es una parte importante de nuestras vidas, tal vez llegue a personas que nunca han reiniciado sus vidas. A esas personas les decimos que el esfuerzo que se hace cuando alguien cree realmente en algo, siempre es recompensado. Y aunque aparecen piedras en el camino, solo hay que saber saltarlas.
Amorina Ripari de Ominim Sorpresería