Un hotel alejado del centro de Barcelona fue el sitio elegido por Jonas Ridderstråle para descansar luego de dar una conferencia. Sus best sellers, Karaoke Capitalism y Funky Business, siguen dando que hablar.
Tenía jeans gastados, botas marrones, camisa blanca, un rosario de plata al cuello y los dedos de las manos cargaban dos anillos de plata pesada y una calavera verde en el meñique.
En su muñeca derecha se destacaba una pulsera de cuero con una chapa de metal grabada con letras mayúsculas: HUMAN. Es que la base de la filosofía de Ridderstråle es su creencia en los seres humanos, en el hecho de que cada uno es diferente y por lo tanto esencial para el funcionamiento del mundo.
Entre tazas de café, la conversación con Infobae Profesional comenzó de manera informal. Sorprendió con su interés por conocer la Argentina y dar una conferencia con el objetivo de dar
ánimos a los emprendedores y a los que no lo son en los negocios.
– En Funky Business plantea que el mundo es un escenario y que cada elemento tiene su papel. En el mundo actual, ¿qué rol juegan los países del Primer Mundo? ¿Y los del Tercero?
– La metáfora se aplica a que los roles tradicionales ya no existen. Por mucho tiempo, las personas vivían sus vidas por chance, es decir por casualidad: nacías hombre o mujer, perdías tu cabello antes de los 25 años, porque sí te sucedían ciertas cosas que determinaban cómo sería tu vida. Pero con el acceso a los mercados globales y sobre todo a las nuevas tecnologías, en la actualidad vivimos nuestras vidas por decisiones. Y eso se relaciona con un país ya que históricamente a una región le iba bien por el acceso a materias primas; poseer minas, petróleo o bosques determinaba cuan productivo iba a ser en términos económicos. Y si nos vamos mucho tiempo hacia atrás, muchas de las economías latinoamericanas estaban haciendo las cosas bien.
Pero progresamos para finalizar en la era industrial, donde era una cuestión de cómo organizar estas materias para que sean productivas, y si no lograbas hacerlo eficientemente te quedabas atrás. Entonces, las economías de América Latina se quedaron estancadas en la mentalidad de las materias primas. Ahora hay una nueva oportunidad para los países ya que pueden pasar al nivel de la economía del conocimiento. Y desde ese punto de vista son buenas noticias porque el “mundo es chato” (para la gente fuera de los EEUU el mundo ha sido chato hace mucho tiempo): un cerebro en Buenos Aires es potencialmente igual de bueno que en Boston o la India, porque nivela el terreno en el poder del cerebro y podes hacer algo al respecto.
No se puede encontrar petróleo donde no lo hay, pero sí se puede entrenar un cerebro y educarlo. En general, no es una cuestión de capital intelectual, diría que el reto es también desde lo psicológico. Creer en tu habilidad, tener confianza en vos mismo, ser optimista. En Argentina tenés que ser muy optimista porque estás forzado a retroceder a causa de los altibajos de la economía. Sin embargo, es un desafío prometedor porque se abren muchas oportunidades para los países que antes estaban atascados sin esperanzas. Con un buen líder, el optimismo puede volver. Soy un optimista de corazón.
– En sus libros habla de “estrella rutilante” cuando se refiere a las personas que son exitosas como Bill Gates o George Soros. ¿Quiénes son los elegidos? ¿Los que tienen talento pero no pueden llegar por falta de contactos, se quedan afuera?
– Número uno: nunca debes desestimar a la suerte. Siempre debes posicionarte para tenerla, si no salís de tu casa nunca vas a ser nadie. Y no importa qué es lo que hagas, sólo hay que experimentar. Hay dos cosas que hay que manejar para ser exitoso: tu intelecto y tu competencia. Cinco años atrás en Buenos Aires, si un chico quería hacer un MIT en Boston pero sus padres no tenían dinero no lo hacía.
Hoy, con acceso a Internet, puede anotarse en una beca o hasta tomar esos mismos cursos por la red. Podes hacer crecer tu “Know how” con mucho menos dinero que en otra época; pero al mismo tiempo debes fortalecer tu “know who”, es decir ampliar tu red de contactos, que es tu capital social.
Una vez logrados estos dos puntos hay que trabajar en tu “yo puedo”, es decir todos los aspectos psicológicos de autoestima: confianza, optimismo y flexibilidad.
Además, antes se valoraba un solo tipo de talento, hoy existe la variedad.
Todos tenemos talento, obviamente que no la mayoría para ser Bill Gates, pero cada uno tiene lo suyo y se tiene que encargar de cultivarlo.
Finalizó con un ejemplo: si Diego Armando Maradona volviese a nacer con su don de jugar el mejor fútbol, pero sus padres lo mandan a la escuela y luego a un MIT en Boston en vez de a Boca Juniors. ¿Qué hubiese pasado? Dudo que Diego sea el mejor profesor de matemática, lo que sí se es que la mano de Dios nunca hubiese existido. Es por eso, que hay que encontrar el talento personal y cultivarlo.
– ¿Cómo proyecta a los jóvenes emprendedores dentro de 20 años?
– Diferentes. Ya no existe la vida regulada, no hay un manual para seguir.
Lo vemos en el consumo yo ahora uso jeans, en otra época hubiesen sido Levi`s seguro. Pero hoy existen diferentes variedades, desde fabricados por diseñadores de lujo hasta las marcas más baratas. Seguís teniendo las grandes “brands” dominantes, pero las “microbrands” están creciendo por que las personas utilizan el consumo para crear una identidad. El mercado provee un sentido de “ser” para muchas personas. Los jóvenes cada vez van a ser más diferentes y el acceso a todo los va a ayudar a seguir creando.
– ¿Considera que las marcas están teniendo en cuenta los cambios?
– La mayor parte de las grandes marcas son aún como faros en el océano de la incertidumbre que la globalización y la desregulación han generado.
En un esfuerzo para no cometer errores en nuestra vida de consumidores solemos imitar la “normativa” impulsada por las marcas dominantes. Pero, al mismo tiempo debemos recordar que en los últimos años los productos que han crecido con mayor rapidez son aquellos que se suelen conocer como “otros”.
– ¿Esto tiene que ver con la búsqueda de la individualidad?
– Algunos de nosotros compramos para expresar nuestra individualidad. Antes los jeans eran “Levi´s”, la música era Sony y la gaseosa era Coca. Ahora ya no podemos afirmar eses así.
– ¿Por qué, tal como detalla en Karaoke Capitalism, considera que las marcas brindan la doble oportunidad de facilitar las diferencias pero a su vez permiten sentirse parte de algo?
– Las grandes marcas combinan ambas expectativas, aunque suelen poner el foco en uno u otro aspecto, o bien, el individualismo o bien el colectivismo.
– ¿Tratan de apelar a las “tribus”?
– Exactamente. La gente dentro de una “tribu” comparte una serie de rasgos, pero son diferentes, o al menos se sienten diferentes en relación al resto del mundo. No hay nada nuevo en este sentido. Consideremos los deportes. Los fanáticos de River tienen un nivel de pertenencia pero son diferentes entre sí y lo mismo sucede con los fans de marcas como Prada, con los simpatizantes de BMW o cualquier otra marca que implique pertenencia.
O consideremos la religión. Los católicos de todo el mundo “pertenecen” pero también son diferentes. Las grandes marcas son religiones.
– Pasaron tres años desde que lanzaron Karaoke Capitalism, ¿cuáles son las principales tendencias o hallazgos en los que están trabajando desde entonces?
– El management, tal como lo conocíamos en el siglo XX, fue definido como el arte de asegurar el orden organizacional. Para alcanzar este objetivo, se suponía que los ejecutivos tenían que desterrar las desviaciones, fundamentalmente las desviaciones negativas.
Pero, si en el proceso se liquidaban algunas desviaciones positivas eso significaba un sacrificio que la mayor parte de las compañías estaban dispuestas a hacer en aras del management profesionalizado. Si bien este proceso aseguraba que la compañía nunca sería ineficiente, el lado negativo era que las organizaciones, de cara al cambio, resultaban irrelevantes por definición. Sin desviaciones no hay mutaciones, no hay innovaciones y no hay futuro. Algunas veces, parece, que
la cura puede ser aún peor que la muerte. En estos días necesitamos desviaciones positivas.
Las investigaciones incluso indican que menos del 2,5% de las compañías más grandes y globales de este mundo están en condiciones de superar los índices del mercado. Nótese que no estoy hablando de ser increíbles o sorprendentemente buenos, sino simplemente de tener capacidad de superar la mediocridad, el promedio.
Desafortunadamente, el camino entre “lo bueno” y la sepultura es más ancho y está más transitado que aquel que conecta lo bueno con lo grandioso.
¿Conclusión? Como líder de una compañía uno puede tomar prestada la estrategia de James Dean, vive rápido, muere joven, o bien enfocarse en el “Just De”, desestructura, desrutiniza, desorganiza y destruye para construir. En vez de concentrarse en la formación de trabajadores que pueden intercambiarse en el medio de una gran maquinaria burocrática necesitamos medidas que permitan que ellos utilicen sus potenciales creativos individuales
al máximo.
– En un mundo “karaoke”, donde todo se ha inventado, ¿cuál es la fórmula para no caer en el refugio de la imitación institucionalizada?
– Si miramos el siglo XX, nos damos cuenta de que creíamos en el hecho de que todos los seres humanos eran iguales. Y yo trabajo con lo contrario: todos somos diferentes. Y la pregunta que deberíamos hacernos es cómo debemos educar a nuestros hijos si no queremos que caigan en este modelo común de personas. Lo que hacíamos era modelar gente de una misma forma para que sean útiles en la época industrial y para ser productivos necesitábamos que sean intercambiables: si uno se enfermaba era fácil cambiarlo por otro igual en la misma posición, y así la “gran maquinaria” funcionaba. En cambio, en la actualidad económica, los dirigentes se dieron cuenta que los secretos de la eficiencia tienen más que ver con tres conceptos claves: la innovación, la creatividad y la diferenciación. Es decir, utilizando estas herramientas es como se llega a no imitar, por que cada uno tiene su propio estilo.
– ¿Conoce en qué medida impactan las nuevas tendencias en Argentina y en América del Sur?
– Creo que puede ser la historia de lo que puede pasar a sus economías cuando pierden un tren, de la competencia basada en materias primas a la industrialización y lo que vino después. Lo más positivo de esta mirada es que ahora mismo hay nuevos trenes que están partiendo de la estación.
Algunos son particularmente interesantes como por ejemplo los que se orientan a la biotecnología.
Jonas Ridderstrale forma parte de la nueva generación de gurúes europeos de los negocios y el management. Junto a su colega Kjell A. Nordstrom, con quien editó los exitosos libros Funky Business y Karaoke Capitalism, fue ubicado en el puesto 9 entre los “Thinkers 50” del 2005, el ranking global
bianual de los pensadores del management.
Ridderstrale tiene un MBA y un PHD en “International Business” y fue reconocido como el joven académico más sobresaliente del año de Suecia. Jonas es uno de los consultores más buscados por las grandes corporaciones multinacionales y suele ser un orador de lujo en los principales encuentros del businessworld.
Fuente: Infobae Profesional, por Catalina Weiss y Alicia Vidal