Crear Valor

Jonas Ridderstrale, cerebro de la Universidad de Estocolmo, cree en el estilo europeo de gestión frente al estadounidense, impuesto por la globalización. Se siente europeo “excepto cuando Suecia juega el Mundial”. Y lanza otros sugerentes lemas: “No hay futuro en paz sin Europa unida y no lo estará sin lengua común y sin sentido practico: si unimos ambos, concluiremos que todos tenemos que saber inglés”. “¡Derribemos las estatuas de Nelson, Napoleón, Bismarck y otros dudosos héroes que lo fueron por asesinar en masa a otros europeos! ¡Necesitamos héroes de la paz como Picasso, Mozart o Einstein!”.

– El progreso es el ensanchamiento de la capacidad de elegir.
– Y cada vez podemos escoger más. Mi padre era pescador en un pueblo de la costa sueca, su padre también y el padre de su padre igual. ¿Quién ha tenido más libertad para decidir su profesión: mi padre o yo?

– A usted no le va mal.
– Porque he podido elegir. ¿Quién puede determinar con más libertad cuántos hijos quiere: usted o sus abuelos, que no conocían la píldora? ¿Quién tiene más libertad: mi hija o mi abuela, que no tuvo ni derecho a votar? ¡Todos somos más libres!

– ¿Pero más felices?
– La libertad es irrenunciable: tenerla puede parecer malo, pero no tenerla es peor. El ser humano sólo lo es en cuanto asume toda la libertad posible, con la responsabilidad que lleva aparejada, y hoy el progreso tecnológico, económico y político que heredamos nos da el mayor grado de libertad que ha tenido el ser humano.

– Y la angustia de tener que elegir.
– Y la inmensa oportunidad de equivocarse, rectificar y acertar. Esa libertad se deposita en las empresas, que son mucho más de lo que fueron en el capitalismo tradicional. Antes sólo eran asociaciones de intereses privados que competían por acaparar recursos materiales y financieros: propiedades y dinero.

– Me temo que en eso no han cambiado.
– Ganar dinero y acumular bienes es necesario, pero ya no suficiente. Las empresas con futuro crean valor no sólo en recursos financieros o materiales, sino en capital intelectual, social y sicológico.

– Yo las veo obsesionadas por el dinero.
– Y lo han acumulado. Sobra dinero y faltan ideas. Se ofrecen cifras exorbitantes por empresas sin recorrido. Por eso el dinero, los tipos de interés, están tan baratos…

– Al menos por ahora…
– Faltan ideas que absorban capital como lo hicieron el ferrocarril o la electricidad. Sobrevivirán las empresas que cuidan su capital intelectual tanto como su cuenta de resultados.

– ¿Cómo?
– Son positivos los brainstormings, el pensamiento lateral y otros modos de liberar la mente: era necesario desjerarquizar neuronas. Una neurona en posición firme no puede trabajar.

– ¿No es suficiente?
– Esa libertad debe convertirse en contenido de las horas de trabajo. La creatividad tiene que ser un hábito, no una excepción, y además debe estar institucionalizada. No puede ser que la sociedad entera sea libre para innovar en formas de vida y relación mientras la libertad y los derechos se acaban en la puerta de tu empresa.

– ¿De dónde saldrán tantas nuevas ideas?
– De la diversidad: sólo la mujer, las minorías, los diferentes, saben mirar el mundo con otros ojos y recrearlo, y crear mejores productos y servicios para esta nueva realidad.

– Le dirán que amenaza el mercado libre.
– Tiene una lógica evolutiva. El hombre ha sobrevivido porque siempre tiende a reducir la incertidumbre, y durante milenios han mandado los varones. Aunque la retórica igualitaria se imponga en apariencia, en la realidad quienes eligen directivos siguen creyendo sólo en otros machos: les parece menos arriesgado.

– Así es difícil crear capital social.
– En una empresa que no es portadora de valores, que no es capaz de crear sentido, sus empleados también crearán productos y servicios sin sentido. Cada profesional de una firma debe estar orgulloso, más allá del sueldo, de que su trabajo crea valor para la sociedad.

– ¿Orgullo de empresa?
– Pero bien repartido. Las empresas tienen muchos sistemas para que los jefes experimenten el éxito, pero pocos para que los de abajo también saboreen el triunfo. Que todos experimenten el éxito y suban su autoconfianza es crear capital sicológico que se reflejara también en los números.

Fuente: La Vanguardia

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