Levantar el trofeo de campeón en una final de la Copa del Mundo de fútbol o haber organizado el torneo, puede llegar a suponer para un país ganancias cercanas a los 50.000 millones de euros, según se desprende de una estudio realizado por KRC para MasterCard. El informe, en el que colaboraron expertos europeos en deporte, economía y sociología, analiza y valora el modo en el que la victoria en una Copa del Mundo no sólo reporta ingresos a la selección ganadora, sino que impulsa a sectores como la hotelería, el comercio o la prensa en el país triunfador, además de elevar el consumo y la productividad de sus trabajadores. Por otra parte, se considera que la Copa del Mundo celebrada en Francia en 1998 y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 fueron los mayores éxitos en la historia de la organización de los grandes eventos deportivos. También se valora en términos económicos la victoria de Brasil en el último Mundial y se destaca que de ella se benefició toda la industria que rodea al fútbol y ayudó a que su federación esté autofinanciada y lograse contratos para realizar multitud de giras, así como nuevos sponsors.
Además, colaboró a que los clubes de fútbol brasileños incrementasen sus ingresos gracias a los fichajes de jugadores por parte de los equipos europeos.
Cuando un país entero apoya a su selección también se logran importantes beneficios sociales, como se demostró tras la victoria de Francia en 1998, según el estudio. Así, la victoria gala y el clima social que produjo se tradujo en un aumento de la confianza de los consumidores, un incremento en la productividad y, finalmente, un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en los años sucesivos del 3,6%, el 3,2% y el 4,1%.
"Una victoria en 90 minutos" influye en distintas facetas de la economía tanto de un modo directo, en sectores y empresas relacionadas con el mundo del fútbol -especialmente si se ha patrocinado o aportado la indumentaria del equipo campeón-, como de un modo indirecto, en ámbitos como el ocio y los servicios.
El efecto "más importante" que produce proclamarse campeón es el "clima social" que se crea, ya que puede influir con especial protagonismo en el aumento del consumo y en la productividad de sus trabajadores.
Además, se proyecta en todo el globo una imagen de "país ganador", circunstancia que también se logra con una buena organización del torneo, motivo por el que los países asumen las inversiones, esfuerzos y riesgos inherentes a la organización de estos eventos, se señala.
La planificación urbanística y de infraestructuras de Barcelona, unida al momento elegido para hacer fuertes inversiones y promocionar el nombre de la ciudad por todo el mundo, son "un ejemplo perfecto" para mostrar a cualquier aspirante cómo acertar en la organización de unos Juegos Olímpicos.
En el caso de Francia, la imagen proyectada se tradujo en un aumento de inversiones extranjeras y de turistas.
Los expertos que redactaron el estudio consideran que en el caso del campeonato que comienzó el 9 de junio, Alemania no puso énfasis en el turismo, sino en posicionar el país como el mejor lugar donde hacer negocios. Sin embargo, fallos en la organización o que se produzcan disturbios callejeros pueden enviar al resto del mundo "el mensaje opuesto al esperado", mientras que el fracaso deportivo del país anfitrión "puede bastar", en términos económicos, para "arruinar la Copa", ya que el entusiasmo y la alegría de la afición son "la gasolina" de estos eventos y ponen en marcha los resortes económicos.
Pobres que gastan como ricos
MasterCard International también encomendó otra investigación a Octagon. Esta constató que países con menores índices de desarrollo socio-económico, pero con tradición en participación en Mundiales, como Brasil y México, consumen en proporciones iguales o superiores a las naciones más ricas durante el período de la competencia. Otro país que se destaca por el mayor consumo es Italia. No es casual que los tres se caractericen por haber jugado más partidos en Copas del Mundo. Brasil y México se destacan, además, por poseer el mayor índice de excitación en torno al Mundial. En total, 79% de los mexicanos, aún cuando nunca ganaron una Copa, dijeron tener un sentimiento que la investigación calificó de “fiebre de la Copa del Mundo”. Brasil quedó en segundo lugar, con 77%. Francia, campeona en 1998, quedó atrás, con apenas 49%.
El trabajo también constató los índices potenciales de consumo entre los 10 países participantes en los más diversos segmentos.
Viajes y turismo: Hinchas de Italia (12%), Brasil (11%), México (11%) y Estados Unidos (11%) presentaron las mayores probabilidades de gastar por lo menos US$ 100 en viajes y hotelería durante la Copa del Mundo 2006. Reino Unido (2%) y Francia (4%) se ubicaron en las últimas colocaciones. Su proximidad con Alemania puede ser el motivo de esos valores más bajos
Indumentaria: Brasileños (50%) y mexicanos (40%) mostraron mayores probabilidades de gastar por lo menos US$ 50 en prendas asociadas a sus selecciones durante el Mundial. Italia (27%) y Estados Unidos (25%) también planean desembolsar el mismo valor en ese segmento. Reino Unido, Francia y España ocupan las últimas posiciones, con menos de 15% de los fanáticos demostrando interés en ese mercado.
Bares/restaurantes: La mayoría de los hinchas (con gran interés por el fútbol) del Reino Unido, Brasil, España y México, planea ver los partidos de sus selecciones en bares o restaurantes, ofreciendo significativas oportunidades de negocios para esa franja del mercado.
Productos de electrónica: Los simpatizantes brasileños (33%) y mexicanos (20%) denotan la mayor probabilidad de gastar al menos US$ 100 en locales de electrodomésticos. Curiosamente, los dos países menos ricos de la lista presentan índices muy superiores a los italianos (16%), norteamericanos (11%) y alemanes (10%).
Supermercados: Brasil (65%), Italia (56%) y México (54%) observan las mayores probabilidades de gastar un mínimo de US$ 50 en supermercados o tiendas de conveniencia para recibir invitados en sus casas durante los partidos del Mundial. Un gran porcentaje de españoles (44%) y alemanes (39%) también planea ver los partidos en fiestas.
Internet: Por lo menos el 94% de los hinchas de ocho de los 10 países analizados en la encuesta declararon que la TV es su medio preferido para ver el Mundial. El horario de los partidos hace que Estados Unidos (81%) y Australia (87%) tengan los porcentajes más bajos. El 12% de los norteamericanos y el 5% de los australianos planean seguir los partidos de sus selecciones por Internet. El país sede de Copa de 1994 tiene una enorme probabilidad de gastar al menos US$100 en actividades on-line durante el Mundial.
Fuentes: El Cronista/ Meio & Mensagem