¡Socios estratégicos se buscan!

Aldeas Infantiles SOS Argentina brinda servicios a más de 2.100 niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Financiada ciento por ciento por recursos del extranjero, hoy debe autofinanciarse. Nutricia Bagó, Laboratorios Phoenix, Microsoft, HSBC, son algunas de las empresas que apoyan su proyecto.

Los niños en riesgo necesitan amor, necesitan confianza, necesitan solidaridad, necesitan compromiso… necesitan una familia. Bajo este concepto fue que hace más de sesenta años  surgió en la Europa de post guerra Aldeas Infantiles SOS, una ONG cuyo objetivo principal fue construir familias para niños y niñas que por alguna razón no podían vivir con sus padres al mismo tiempo que buscaban fortalecer los lazos familiares para que los chicos en situación de vulnerabilidad no sean abandonados.

Presente en más de 132 países, en Argentina comenzó a funcionar en 1979 y hoy brinda servicios a más de 2.100 niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de sus programas Acogimiento Familiar, Fortalecimiento Familiar y Desarrollo Comunitario.

“Se puede decir que la Aldea Infantil es el corazón de nuestro trabajo -explica Cristian Cóceres, director de Acogimiento Familiar de la Aldea que funciona en la localidad de Luján, provincia de Buenos Aires-. Es una comunidad integrada por 12 familias que se constituye en un puente de integración de los chicos con el entorno y está vinculada con la comunidad en general”.

En el país funcionan cuatro Aldeas Infantiles -Misiones, Córdoba, Mar del Plata y Luján- en las cuales viven más de 360 chicos divididos en familias. Cada una de ellas es liderada por una mamá SOS que cuida a un grupo aproximado de entre ocho  y nueve chicos y chicas de distintas edades que crecen juntos-los hermanos biológicos permanecen siempre juntos más allá de la edad que tengan-dentro de la misma familia. Ellos forman un grupo familiar autónomo: la mamá es la cabeza de familia y toma las decisiones en lo que concierne a sus hijos e hijas, administra el presupuesto familiar, se ocupa de la organización de la casa y decide cuáles son las escuelas que ella considera apropiadas para sus hijos.

Si bien parece sencillo el trabajo que realizan es inmensurable, invaluable. Es un trabajo comunitario, solidario, organizado, de compromiso, de mucha tarea conjunta ya que tienen como premisa que la familia es el mejor entorno para que el niño se desarrolle. Por este motivo, promueven el fortalecimiento o restablecimiento de los vínculos con las familias de origen, siempre que sea posible.

De esta premisa surge el programa Fortalecimiento Familiar, que se lleva adelante con chicos que corren riesgos de perder el cuidado de sus padres. La forma de trabajo es directamente con las familias y comunidades, empoderándolas para que protejan y cuiden a sus hijos, en cooperación con autoridades locales. El programa se implementa en las modalidades de Hogares y Centros Comunitarios, los cuales funcionan en la casa de alguna de las familias del mismo barrio, ya que es una manera de establecer lazos de  confianza con los demás miembros de la comunidad al mismo tiempo que se genera compromiso, involucramiento y participación.

En Luján, Aldeas Infantiles cuenta con dos Centros Comunitarios -uno en el Barrio Villa del Parque y otro en el Barrio Ameghino- y un Hogar Comunitario -Barrio Zapiola-, que reciben a más de 90 niños, de entre 0 a 6 años desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. “Trabajamos, por un lado, en lo que es la atención de los chicos y, por otro, buscamos fortalecer a la familia a partir de diferentes talleres tales como promoción de prácticas saludables, de salud, de prevención de accidentes domésticos…todo aquello que lleve a que no se produzca el abandono infantil”, cuenta Celina de Belaieff, directora de Fortalecimiento Familiar de Aldeas Infantiles de Lujan y agrega que uno de los puntos centrales del trabajo que realizan gira en torno a la prevención de la violencia de género. “Muchas veces son madres adolecentes que sufrieron violencia desde chicas, que no tienen autoestima y que necesitan que permanentemente se las este apoyando, incentivando. Viven una realidad muy dura a la cual no le ven salida, o la única salida es el abandono de ese ser que depende de ellas”.

Pensar el futuro

Aldeas Infantiles SOS considera que la educación es la base fundamental para el crecimiento y superación de cualquier niño. A partir de esto, en Argentina creó los centros educativos Hermann Gmeiner -jardín de infantes y escuela primaria y secundaria en Oberá, Misiones y un jardín de infantes en Mar del Plata- a los que asisten más de 1.200 alumnos. “Procuramos que los niños y niñas que viven en las Aldeas asistan a colegios de los barrios vecinos para promover sus vínculos con otros chicos y con la comunidad en general -explica Mariana Mangiarotti, asesora de Comunicación de Aldeas Infantiles SOS Argentina-. Por eso sólo desarrollamos escuelas propias, que están abiertas a toda la comunidad, cuando el acceso a la educación no está garantizado”.

Desde el momento que un chico ingresa a una familia de la Aldea es guiado hacia la meta de transformarse en una persona adulta autónoma. Por este motivo, los programas para jóvenes constituyen una parte esencial de su modelo de familia. “La mamá SOS cumple un rol fundamental ya que es quien brinda apoyo para hacer crecer su comportamiento autónomo.  Incluso tenemos experiencias de chicos que cumplieron la mayoría de edad y lograron hacerse cargo de sus hermanos menores”, explica Cóceres. Asimismo, desde la organización se los apoya en la búsqueda e instalación de una vivienda adecuada, en conseguir un empleo que les permita un buen sustento y se los asesora en todo lo relacionado a cuestiones legales.

Los Centro de Formación Profesional ofrecen diferentes talleres de capacitación que van desde carpintería y mecánica hasta pequeños emprendimientos agrícolas o industriales. Asimismo, se establecen alianzas con empresas locales para que los jóvenes realicen prácticas laborales. Un punto destacable es que cada Centro se forma teniendo en cuenta cuál es el trasfondo social de cada uno de los chicos que participa, cuál es la realidad económica nacional, cuáles son las necesidades del mercado laboral, entre otras variables. A su vez, se les otorga un diploma oficial o certificado de estudio.

Necesidad del otro

En estos meses en lo que Aldeas Infantiles SOS celebra sus 61 años en el mundo, las cifras son claras. En Argentina un total de 339 niños integran las familias de las Aldeas; 2.250 personas se han beneficiado dentro de los 14 programas existentes; 587 adultos y adolescentes participan en los Centros y Hogares Comunitarios; 62 jóvenes han logrado hacer su hacer su vida fuera del hogar, mientras que 44 se reintegraron a sus familias.

Si bien la organización, que pertenece a la Unesco y son miembros permanentes en el Consejo Económico y Social de la ONU, cuenta con más de 100 colaboradoras necesita generar recursos para seguir adelante. “Los aportes siempre son insuficientes. Antiguamente recibíamos una ayuda desde el extranjero, la que venía desde Austria -pues allá están las oficinas centrales de las aldeas-. Eso permitía mucha facilidad para el manejo de la obra pues estaban todas las necesidades cubiertas. Pero llegó el momento en que aquello se acabó y nos dijeron que debíamos hacer nuestros propios esfuerzos, ya que a nivel mundial Aldeas SOS debía preocuparse de los lugares donde existe el mayor foco de necesidad y pobreza como el continente africano”, explica Mangiarotti.

Por este motivo idearon básicamente dos líneas de acción. La primera a partir de alianzas estratégicas con empresas -Nutricia Bagó, Laboratorios Phoenix, Microsoft y HSBC, son algunas de las compañías que están participando- y bajo el concepto de acción social desarrollan diferentes acciones, incluso cuentan con profesionales que asesoran a las compañías en la creación de planes focalizados en la temática que abordan. La otra forma de recaudar fondos es a partir de donaciones particulares ya sean mensuales o por única vez, $ 46 significan 20 desayunos mientras que $ 60 sirven para darle el desayuno durante un mes a un niño. “A cada chico que crece en los programas de Aldeas Infantiles SOS el cariño de una mamá y el cariño de una familia les llegó por un milagro. Y nuestro trabajo básicamente consiste en que ese milagro se mantenga y se extienda a otros -enfatiza Belaieff-. Por eso es que necesitamos la colaboración de todos”.

Para mayor información ingrese a: http://www.aldeasinfantiles.org.ar/Pages/default.aspx.

fuente: Visión Sustentable

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